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Palacios en Orihuela haylos

La directora general de Patrimonio, Isabel Castelló, tiene en el centro histórico de Orihuela tajo por donde continuar su cruzada para recuperar patrimonio histórico

Palacio del Conde de la Granja de Orihuela

Publicado por
Juan de Oleza / Redacción Orihuela

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Desde Valencia me llega el anuncio de que la Generalitat quiere recuperar patrimonio con valor arquitectónico, cultural e histórico al objeto de abrirlo al público y establecer dotaciones de interés general. Y leo también que concretamente la dirección general de Sector Público y Patrimonio, dirigida por Isabel Castelló, tiene el propósito de utilizar estos inmuebles como espacios de representación institucional en las ciudades. Sin duda una gran noticia, si no fuera porque –¡ay!- no se dispone de presupuesto específico para la adquisición de palacetes. Y ya se sabe que don sin din no tiene mucho recorrido. Dicen desde la Conselleria de Hacienda que el propósito es que las grandes joyas del patrimonio arquitectónico pasen a integrarse en la relación de bienes patrimoniales valencianos, como ya ha ocurrido –por ejemplo- con las rehabilitaciones en el Palacio de Tremolar en la calle Trinquete de Caballeros, el Palau de l’Almirall (número 14 de la calle del mismo nombre), el Palacio de Calatayud (calle Micalet, 5), todos ellos en Valencia, o la reforma de edificio de los antiguos juzgados de la Plaza Juez Borrull en Castellón de la Plana.

Como supongo conocerá la directora general de Patrimonio, en el centro histórico de Orihuela tiene –si quiere- tajo por donde continuar su cruzada. El Palacio Marqués de Rafal, por ejemplo, edificio originario del siglo XVIII que sufrió una reforma total de fachadas entre 1915 y 1920. Situado frente a la actual Biblioteca Pública del Estado tiene planta rectangular con fachadas a Plaza Ramón Sijé, Doctor Sarget y la Plaza Santa Lucía. La fachada principal se caracteriza por la jerarquización de huecos con dos puertas principales y balcones de forja con huecos rematados en frontones, y escudos heráldicos en la esquina del edificio y en las portadas. Contiene –o contenía- en su interior interesantes obras pictóricas de diversos siglos desde el gótico hasta la actualidad, pasando por escuelas como la de Flandes del siglo XV o la española del XVIII, así como obras escultóricas de diversos autores, entre los que destaca José María Sánchez Lozano, así como una interesante colección de tapices. Además, posee –o poseía- una interesante biblioteca con un importante archivo de protocolos notariales del Siglo XVII.

Muy cerca de allí, en la Plaza de Santa Lucía, tenemos el Palacio del Barón de la Linde, edificio del Siglo XVII, con un bello cimborrio barroco que ilumina la escalera por la que se accede a la planta noble, profusamente decorado. Fue cuartel general del carlismo de viejo cuño en Orihuela y se encuentra en estado de abandono, al igual que ocurre con el otro Palacio de la Linde (calle San Juan, frente al Monasterio de San Juan). Gracias al investigador Antonio Mazón Albarracín sabemos que en octubre de 1900 Antonio María de Piniés presentó instancia en el Ayuntamiento solicitando permiso para derribar la casa número 44 de la calle San Juan, que había pertenecido a Francisco Moreno Bernabéu. A los ochocientos metros del solar le agregaron tres fincas más: dos casas en la calle de Barberos y un huerto atravesado por una acequia, con su propia zenia. Ello dio lugar al actual edificio neogótico.

En el balcón del Palacio del Conde de la Granja fue proclamado rey de España en 1706 el Archiduque Carlos, quien nunca llegó a tomar posesión por la derrota de sus partidarios en la Batalla de Almansa

Otro inmueble histórico merecedor de la preocupación de la Generalitat es, sin duda, el de la antigua Iglesia de San Agustín. Se construyó durante la década de 1750 como una reedificación de la que existía en el mismo lugar. De estilo neoclásico y ornamentación barroca, planta en cruz latina, con crucero que no sobresale al exterior, tiene una nave central de mayor altura con bóveda de medio cañón aligerada con lunetos y naves laterales obtenidas intercomunicando las distintas crujías a través de los contrafuertes. Su fachada se encuentra inacabada y las torres desmochadas a causa del terremoto de 1829. Destaca en esta antigua iglesia su amplitud (era el templo de mayor capacidad de los existentes en Orihuela), su monumentalidad y la conservación entre sus bienes muebles de la caja del órgano barroco. Hispania Nostra la incluyó en la Lista Roja del Patrimonio Español por los siguientes motivos: “Deterioro galopante. Desprendimientos. Desplomes en los muros portantes y en la torre. Múltiples fisuras. Cubierta deteriorada y pavimento levantado. Ornamentación barroca dañada”. Se encuentra, desde hace años, abandonada y en lamentable estado de conservación.

Y ya que el Palacio de Rubalcava y el palacete de la antigua Casa de Monserrate parece que encontrarán pronta solución a través de los fondos EDUSI, no podemos cerrar este recorrido por los inmuebles históricos oriolanos sin referirnos a esa joya que es el Palacio del Conde de la Granja, antigua casa solariega de los Rocamora, edifico reconstruido en el siglo XVIII porque quedó muy deteriorado tras la Guerra de Sucesión. Fue originariamente residencia del marqués de Rafal y primera mansión de la Gobernación oriolana. Situado en la Plaza Vía Manuel, conserva la fachada de arquitectura civil barroca más importante de la ciudad. Nada que ver con el deterioro de los edificios anteriormente citados –gracias exclusivamente a la sensibilidad y el esfuerzo de sus actuales propietarios (la familia Agrela Pascual del Riquelme)-, conserva en su planta noble mobiliario del XVII al XIX. También puede contemplarse una selecta representación pictórica de autores de la talla de Federico Madrazo, Francisco Bayeu, Vicente López Portaña, Lucas Giordano o Bassano y esculturas de Sánchez Lozano, además de importantes colecciones de cerámica y relojes, y una importante colección de tapices, algunos de ellos con diseño atribuido a Zuloaga.

Destaca también de este Palacio, merecedor del máximo apoyo oficial posible, su escalera con barandal de forja y zócalo de azulejería valenciana del siglo XVIII y el conjunto de la rejería. Posee una de las pocas sillas de mano conocidas en la Comunidad Valenciana, obra tallada en madera, dorada y policromada, del siglo XVIII. Asimismo, una gran colección de sables, espadas, relojes, etc. Recordemos finalmente que fue escenario de un hecho histórico ya que, desde el balcón principal de este palacio -llamado también de Vía Manuel-, durante la Guerra de Sucesión fue proclamado rey de España, en 1706, el candidato de la casa de Austria, el Archiduque Carlos, quien nunca llegó a tomar posesión del trono como monarca español debido a la derrota de sus partidarios en la Batalla de Almansa.