Y vuelta la burra al trigo
Sánchez ha suspendido la reunión en la ONU y ha ido a sacarse la foto para decir “vamos a rehacerlo todo”, mientras los de la DANA de Orihuela aun esperan las ayudas dos años después
Las noticias, las televisiones y los periódicos me tienen hasta los moños. Llevamos casi dos años con la historia del virus. Ahora – es lógico, la realidad manda- unos cuantos días con el asunto del volcán canario. Da pena ver a la gente cómo ha perdido en un momento y sin posibilidad de reacción alguna, todo lo que han trabajado durante una vida entera. La tierra es un planeta vivo. Así se ha hecho, a base de terremotos, maremotos, volcanes, inundaciones y otras catástrofes.
Oigo, en estos telediarios eternos, decir que la isla de La Palma es joven, que solo tiene dos millones de años y que todas las Canarias son volcánicas. ¡Leches! Con tantos geólogos entendidos, tantos vulcanólogos y tantos entendidos en ciencias de la tierra, alguien tenía que haberles dicho a esas familias en su momento que no se podía hacer casas en las faldas de un volcán porque en algún momento despierta y te lía la que está liando. ¿Dónde andaban los urbanistas, lo mismo que los que permiten construir en torrentes y rieras en los que se monta el desastre cada vez que se desatan las gotas frías?
Pedro Sánchez ha salido raudo hasta La Palma. Ha suspendido la reunión en la ONU y ha ido a sacarse la foto – no lo critico porque cualquiera habría hecho lo mismo y ahora solo faltan los monarcas consolando al personal y saludando a los fieles-. Dentro de la tragedia me hace gracia oírle decir algo así como: vamos a rehacerlo todo, vamos a arreglarlo todo. En plan consuelo de inocentes. Si el volcán –cuando escribo esto- ha arrasado doscientas casas, señor presidente, usted no puede reconstruirlas de nuevo porque entonces vendrían todos los que han sufrido una inundación, por ejemplo, y pedirían lo mismo y ya sabemos que las compañías de seguros, que siempre van sobre seguro como su propio nombre indica, excluyen de entre los riesgos que cubren, las erupciones volcánicas. Todos los seguros ofrecen mucho hasta que los contratas y los pagas, después, cuando hay que exigir, viene el llanto y el rechinar de dientes acogiéndose a la letra pequeña. Limítese, fuera de frases electorales bien sonantes, a declarar zona catastrófica, a congelar los pagos de las hipotecas o ver qué se hace con las de las casas destruidas y a dar órdenes al fisco y a los bancos – tenemos experiencia de cómo cogen dinero público cuando vienen mal dadas y cómo no sueltan un duro cuando ganan a porrón- para que no se tiren al pescuezo de los damnificados. Ponga al gobierno a trabajar con imaginación para remediar la tragedia de estas gentes, que los de la DANA de Orihuela aun andan esperando las ayudas prometidas por los de las fotos, dos años después.
Mi solidaridad con la Isla Bonita y sus habitantes. Mucho más con los dañados por la tragedia natural y con mi amiga zaragozana, Rosa, que, con un par, no ha anulado el viaje planeado. Ella y otras tres abuelas heroicas mantienen la excursión de nueve días que tenían contratada a la isla antes de que el volcán dijese aquí estoy yo.
Tragedias naturales aparte, los planes de pensiones son lo más parecido al timo de la estampita. Voy a contarles el cuento de la lástima: hace doce o quince años, cuando yo aún era un ser productivo, un alto funcionario que dicen los horteras, y no un parásito que vive de la caridad de la ministra de hacienda, decidí meter dos mil euros cada año en un plan de pensiones. “Asegúrate tu bienestar futuro”, decían los publicistas, más mentirosos que los cuentos de Calleja.
Todos los seguros ofrecen mucho hasta que los contratas y los pagas, después, cuando hay que exigir, viene el llanto y el rechinar de dientes acogiéndose a la letra pequeña
Ahora –independientemente de otros motivos que no hacen al caso y que me han limpiado el plan- si quiero rescatarlo he de computar como ingreso lo que ya había ahorrado de mi sueldo y por lo que pagué el IRPF en su momento. Líos del derecho fiscal y financiero, que es una mierda pinchada en un palo, con todas las letras. Vale que me penalice usted si lo saco antes, pero una vez anciano y jubilado… no me toque los mismísimos, que ya es pasarse. A todo esto, mis ahorros no han ganado nada en todo este tiempo y las promesas de rentabilidad han sido tan falsas como las de fidelidad que me hizo una novia guapísima, que me puso los andamios nada más poner yo el primer pie en la mili.
Ya pueden agarrarse los machos los que tienen planes de pensiones vigentes. No quiero sembrar la alarma porque ya he dicho que el mío ha sido limpiado de manera sutil y determinante. Me la sopla, por tanto. Esta noche, en el insomnio de los vejestorios, mientras roncaba alternativamente en mi duermevela, he oído en la radio cómo han saltado todas las alarmas.
Una empresa china, Evergrande, ocasiona un terremoto en todos los mercados porque tiene una deuda de más de trescientos mil millones de dólares. Me mareo, me resultan incomprensibles esas cantidades. Es la empresa inmobiliaria más grande de China, lo cual significa que es grande de cojones. Anda todo el mundo temblando y comparando la catástrofe con la de Lehman Brothers en el 2008. Los expertos económicos, esos que solo aciertan como la bruja Lola cuando las cosas ya han pasado, hablan de desaceleración global, de burbuja inmobiliaria en China y pronostican las siete plagas de Egipto cerniéndose sobre nosotros.
Mis conocimientos macroeconómicos se limitan al Samuelson que se estudiaba en segundo de Derecho en las clases de Diego Such. ¿Qué tengo yo que ver con los chinos? ¿He comprado alguna vez una casa en China? ¿Tengo dinero invertido en algún banco chino? ¿Pienso irme a vivir a Pekín o a Shangai? Negativo a todo, pero ya ven lo que es el que llaman “Efecto mariposa”. Se pega un batacazo una gran inmobiliaria china y los jubilados españoles nos tiramos seis años comiendo bocadillos de chopped. A ver si me explico.
Si a las fotos de Sánchez en La Palma –no rajen, que Casado ha salido echando leches para La Palma y la foto, y Abascal o el extinto Iglesias habrían hecho lo mismo si hubiesen podido-, si a esas fotos les añadimos las manifestaciones que promueve “la Red ciudadana Sare” en Euskadi, dicen que por los derechos humanos; la debacle de la inmobiliaria china y que los talibanes ya han enseñado su verdadera ideología diciendo que las mujeres se queden en casa y no vayan a trabajar… ya ven cómo tenemos el mundo: vuelve la burra al trigo y no hay nada nuevo bajo el sol. Y no pongo otra vez eso de… esto es una mierda pinchada en un palo para no repetirme.
Me redime una vez más la literatura. Empieza Alicante Noir, unos días de intenso disfrute en el MACA con la novela negra. Yo estaré allí el viernes día 24 pero no voy a hablar de mí ni de las “Prisiones, putas y pistolas” porque yo ya estoy arreglado. Les recomiendo vivamente dos autores que, sin ninguna duda, van a dar mucho que hablar en el futuro.
Ignacio del Olmo, Comisario de policía y Jefe de la misma en Alicante. Se define a sí mismo como un humilde guardia. Nada más lejos de la realidad. Este hombre es un erudito auténtico sobre el arte de escribir y posee un dominio profundo sobre esas artes tan complicadas y difíciles como son la filosofía, la literatura y el saber antropológico. No se pierdan, bajo ningún concepto, su ópera prima “El laberinto y la diosa triple”. Es un ensayo enciclopédico, sabio y documentado, sobre el origen de la novela policíaca. Ahora que florecen por doquier los autores de novela negra, todos están obligados a leer este ensayo monumental sobre ficción policial y cómo esta ha influido en el desarrollo de la creatividad.
Evelyn Kassner también acude a Alicante Noir con una ópera prima. Esta mujer, de origen alemán como indica su apellido, pero afincada hace tiempo en Alicante, manifiesta una asombrosa capacidad para novelar desde la primera página. “La casa de las flores blancas” es una novela negra de primerísima magnitud en la que se unen la intriga, las descripciones de lugares y personas y la trama impecable. Estoy seguro de que no se va a quedar aquí. Oiremos hablar de esta autora con toda seguridad.