La vendimia
Desde que Antonio Fernández Valenzuela dimitiese de su cargo como Presidente de la Diputación, el PSOE no ha vuelto a gobernar en la institución provincial, y ya va el tema para 26 años
En menos de un mes, el Presidente de la Diputación de Alicante ha asistido al primer corte de un racimo de uva, denominación de origen “Uva embolsada del Vinalopó” y al primer corte de un racimo de uva para la producción de vino, denominación de origen “Vinos de Alicante”.Desde que Antonio Fernández Valenzuela dimitiese de su cargo como Presidente de la Diputación, “Juan, lo peor que le puede suceder a un político es que la gente en la que confías te confine en una vía única”, y tras el paso de ese personaje tristísimo llamado Antonio Mira Perceval y que desde hace muchísimos años vive del presupuesto sin bajarse del coche oficial, algo similar a Ángel Luna y Juan Antonio Gisbert, el PSOE no ha vuelto a gobernar en la Diputación y ya va el tema para 26 años.
Luna, Mira y Gisbert, vidas ejemplares, Reyes Magos en 1994 descendiendo en la confluencia de la Avenida de la Estación con Catedrático Ferré Vidiella en contra de la opinión de los técnicos provinciales que se opusieron habida cuenta el riesgo de un accidente con el consiguiente riesgo para los niños y mayores que allí confluyeron, no se han bajado del coche “gratis total”. Luna marchó tras su derrota electoral, a trabajar con Enrique Ortiz y Hansa Urbana, empresas a las que les dio suculentos contratos municipales, posteriormente fue portavoz en les Corts Valencianes y ahora siestea a sus 69 años como “Sindic de Greuges”, algo que le permite vaguear de “huit a ocho”. El sueldo con dietas y dietillas y demás “gavelas” no baja de los “sien mil” al año.
Mira siestea en la sindicatura de cuentas, un poquito por aquí, otro por allá y mira chico, que me levanto otro tanto y Gisbert, autoridad portuaria que humilló a los vecinos de Benalúa Sur en el tema de los graneles, sigue disfrutando de un coche oficial tras su defenestración en la CAM y cobro de 9 M de euros, “tax free”, luego en el Instituto de Crédito Oficial con su conmilitón Aurelio Martínez, posteriormente en la Caja Rural donde se llevó un pastizal y ahora en el puerto.
Obviamente con estos mimbres difícilmente se puede hacer un cesto. Lo saben los electores. Esos gestos de acercamiento a la agricultura especializada, al buen hacer de los empresarios del Medio Vinalopó se valoran y se agradecen. En definitiva es la obligación del Presidente.
Tuve un maestro que me guió en mi tesis doctoral sobre la uva de mesa Aledo, la que se cultiva en el Vinalopó
Tuve la feliz concurrencia de tener un maestro que me guió en mi tesis doctoral sobre la uva de mesa Aledo, la que se cultiva en el Vinalopó; Aspe, Novelda, Monóvar, Agost, Monforte y en cualquier humilde y pequeño bancal de la zona. Allí descubrí una fruta excelente. Recuerdo con emoción y melancolía, por el tiempo transcurrido, en el apogeo de agosto de 1987 realizando los tratamiento con “quelatos”, cerca del mediodía, sentir la llamada de la sed y coger un racimo de uva Aledo, estrujarlo entre mis dientes y sentir el frescor y eliminar la sensación de sequedad en la garganta. Era una explosión de sabores en la cavidad bucal. Un humilde grano de uva contiene polifenoles, azúcares, taninos y gran cantidad de oligoelementos necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo; es un gran depurador y suministrador de sustancias indispensables para nuestro metabolismo.
Mientras la hectárea de uva de mesa Aledo nos ofrece más de veintitrés mil kilogramos, la uva de vino, ambas “Vitis Vinífera”, nos ofrece muchísimo menos producto pero tras la vendimia y posterior cuidado en la tranquilidad y frescor de la bodega, el vino nos sacará “cosas que siempre callamos” como afirmaba Alberto Cortez, tan querido a Mazón, y es el hilo conductor de innumerables conversaciones y tertulias. Hace unos días compartí Fondillón 50 años en la Sacristía de las bodegas MG Wines, antes Salvador Poveda, con mi amigo Rafael y con dos invitados de lujo: Luis Merino y Juan de Dios Rodríguez y al frescor de la bodega y el fondillón, joya alicantina que disfrutaron tantos monarcas, hablamos de vinos y versos, de radio y amistad. Como afirmaba Alfredo Zitarrosa, gran cantor uruguayo, sucumbimos ante “Vinos y versos interminables”.