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La política del miedo

Nos encontramos de nuevo ante otra vulneración de derechos fundamentales como el de la igualdad de trato, no discriminación, derecho a la intimidad, derecho a la protección de datos

En la Comunidad Valenciana hubo un Black Friday de vacunas gratuitas el pasado fin de semana

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Poco nos ha durado la libertad en la Comunidad Valenciana, Ximo Puig nos regaló como obsequio electoral del 9 de octubre “el fin de las restricciones”, pero al mes y medio ya estamos de nuevo enzarzados con otras modalidades de control sanitario. En esta ocasión es el pasaporte Covid para el acceso a determinados establecimientos.

Nos encontramos de nuevo ante otra vulneración de derechos fundamentales como el de la igualdad de trato, no discriminación, derecho a la intimidad, derecho a la protección de datos, pero una vez más el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana con una complicidad asombrosa con el gobierno valenciano autoriza todas las limitaciones recogidas en la resolución de la Conselleria de Sanidad. La argumentación para justificar la proporcionalidad, idoneidad y necesidad de todas las restricciones son dignas de lectura. Si no tienen otra cosa que hacer, puede ser recomendable para un frio domingo por la tarde sin calefacción.

Hasta cierto punto es comprensible lo de no acudir a hospitales por la baja inmunidad de los enfermos, pero no porque estés vacunado o no. En la resolución de la Consellería de Sanidad de 14 de agosto por la que se impuso el toque de queda en unos 70 municipios de la Comunidad Valenciana en pleno verano se argumentaba que los vacunados no están exentos de contagiar. Por tanto, no se entiende el interés en discriminar a los no vacunados, como tampoco se entiende que no puedan ir a un establecimiento con capacidad por encima de 50 personas y sí puedan acudir a un local pequeño con mayor concentración de carga vírica.

Los casos confirmados con sintomatología leve se sitúan en torno al 30% pero no hay presión hospitalaria, ya que ésta se encuentra en el nivel uno. Los argumentos alegados para justificar el pasaporte, lo que ya sabemos, que el covid es muy contagioso, que en Navidades nos juntamos mucho y que confluye con la gripe. Recuerden que antes de 2020 había saturación de UCIS por gripe (contagiosa también) y también moría gente, pero nadie había decidido todavía imponer un nuevo sistema mundial. Si la idea es que cada vez que haya vacaciones, nos van a limitar la posibilidad de juntarnos, ya pueden ir aprobando una ley duradera porque ya llevamos varias festividades con la misma excepcionalidad.

Parece que, además del interés en que no nos contagiemos, haya intereses ocultos en que no nos abracemos, nos volvamos individualistas, tristes, y nos dejemos llevar por el infinito miedo que las autoridades sanitarias y políticas consiguen trasladar a la opinión pública. Que si una variante, que si otra variante…

Si no fuera por lo serio que es el tema pensaría que las farmacéuticas dan comisión a nuestras autoridades por cada pinchazo que nos dan

Nuestras autoridades políticas pretenden utilizar el pasaporte como medida incentivadora de la vacunación cuando en la Comunidad Valenciana la gran mayoría estamos vacunados. Recuerden que hubo un Black Friday de vacunas gratuitas el pasado fin de semana. Nuestra consellera de sanidad es muy moderna. Si no fuera por lo serio que es el tema pensaría que las farmacéuticas dan comisión a nuestras autoridades por cada pinchazo que nos dan. Nos dijeron que cuando hubiera un porcentaje considerable de personas vacunadas ya tendríamos inmunidad. En la Comunidad Valenciana rozamos el 80% y ahora tampoco es suficiente.

Por cierto, todavía no sabemos cuantas dosis quieren ponernos para considerar una pauta completa porque no me extrañaría que dentro de poco tampoco nos sirva el certificado de hoy. Aquí van de mentira en mentira aprovechando la difusión del miedo que es gratuito y cada uno se sirve en la cantidad que quiere.

La pandemia nos está dejando una multitud de normas fruto de una aparente arbitrariedad. Hace tiempo que nos movemos entre el capricho de las decisiones públicas y la inseguridad jurídica y sanitaria. Sean responsables, pero no se dejen avasallar por el miedo.

Victoria Rodríguez-Blanco

Jurista y politóloga

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