Raspón, mucha alicantinidad

Aquel entrañable Nou Arcos de la calle Alemania en Alicante capital se fue a hacer fortuna y arroces, marisco santapolero y pescaito frito en la playa de Los Arenales del Sol. Un grupo de jóvenes voluntariosos y arriesgados cogió el local para ofrecernos una cervecería-restaurante muy del gusto alicantino bien testado y sin riesgos, incluido el ya acostumbrado tataki que anda en casi todos los muestrarios, salvo en bodega donde aparecen vinos realmente sugerentes como Sarmiento D, O. Alicante (monastrell y syrah), Nobis de Ribera del Duero, o su paisano Legaris, pero todavía echamos de menos algún alicantino más. Si algún ‘pero’ debemos poner es que no siempre tienen los vinos por copas anunciados en la carta, si bien conocer te sirven un equivalente en procedencia, calidad y precio.

Por supuesto tienen el plato del día: los lunes lentejas con costilla, marmitako de atún rojo los martes, los miércoles un cocido de tres vuelcos, el jueves arroz del día (yo probé un a banda que no estaba mal y el viernes algo tan de la cocina catalana-aragonesa como son los canelones que llevaron a la Italia renacentista.

No está mal empezar con un jamón de bellota salmantino, o cualquier marisco expuesto (son de fiar) para proseguir con unas mollejas y ajos tiernos, aunque demasiado embebidas en su aceite. Los callos con bacalao, también de origen mediterráneo, aunque ahora quieran atribuírselo los cántabros, están excelentes en su guiso pausado. Al igual que las manitas de cerdo con chorizo y patatas que recuerdan a las del Nou Manolín, quizás porque el cocinero Sergio Valero trabajó allí, todo en escuela de aprendizajes que ha marcado la cocina prêt à porter alicantina desde los años 70.

En segundos, aunque esté bien puede ser un primero, me parecen recomendables el rabo de vaca, parecido, que no igual al de toro de lidia, y por supuesto mucho mejor que el de ternera menos gelatinoso y sabroso; lo acompañan con puré de patata al estilo parmentier. Y por seguir con idéntico animal, su lomo bajo, del que se presume de esa moda tan datada hoy en día como es la maduración, aquí 40 días, y que sinceramente me parece indocta y esnobista (he estado en restaurantes que alardean de medio año de madurez cárnica cuyo sabor tiende más a lo que comían las legiones romanas o soportaban los asedios medievales, porque con un mes les basta y sobra para mejorar sus características organolépticas. En pescados domina el atún rojo sea en tataki o en tartar, así como el carpaccio de gamba roja con aguacate y mango.

Entre los postres yo me decantaría por un pastel ruso, muy de la zona de Huesca, pero tampoco está nada mal la tarta árabe (nuestros maestros son los hojaldres) o la galleta de chocolate y coco.

El servicio dirigido por Gemma Jiménez, muy diligente (aunque igual te sirven por la derecha que por la izquierda), y siempre atento de forma amigable hacia el comensal a quien parecen conocer de toda la vida.

Resumiendo: un buen restaurante-cervecería (Raspón viene de raspa del pescado) que necesita consolidarse en primera división, equilibrar precios a la baja, ya los subirá cuando esté asentado, pero al que le auguramos un magnífico futuro.

Restaurante -cervecería Raspón

C/Alemania, 9, 03003 Alicante

Teléf.: 966 04 63 38

Precio medio: 35 a 50 €

Cierra domingos, y lunes y martes noche