Ir por lana…o resucitar la deuda universitaria con Orihuela
Desde su condición de emérito, el profesor Medrano encabeza la propuesta, institucionalmente respaldada por el Ayuntamiento ilicitano, para que se incluya la letra “E” en el logo de la UMH
El viejo refranero español ha conformado a lo largo del tiempo una larguísima antología desde que, allá por el siglo XV, el marqués de Santillana publicara las primeras compilaciones paremiológicas españolas conocidas. “Ir por lana y volver trasquilado”, “El tiro por la culata”... son un par de los que vienen como anillo al dedo al caso que nos ocupa. Habría más, aunque los dejaremos en la bandeja, por si ocasión hubiera.
El otrora catedrático de Patología en la Universidad de Alicante Justo Medrano Heredia, fue uno de los peones académicos en los que se apoyó Eduardo Zaplana para la creación de la UMH, en la que (Justo, no Eduardo) llegó a ser Decano de la Facultad de Medicina, sin moverse del sitio -porque el inmueble no podía ser trasladado-, al igual que ocurría con el campus de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela, dependiente de la Universidad Politécnica de Valencia. Volvemos a recordar: con estos mimbres se crea una Universidad en la que el nombre de Elche no aparecía más que en el papel y que reservaba en principio para Orihuela las licenciaturas de Bellas Artes y Periodismo. Los caprichos políticos del momento repartieron finalmente estas titulaciones de fuerte demanda entre Altea y la ciudad de la Dama, en detrimento de la que había sido sede de la primera Universidad de la provincia. Algo que no pasó desapercibido a la inteligencia y creatividad de Andrés Pedreño quien consiguió para el campus del que era rector –rápido entendimiento con el obispo Álvarez por medio- que el Vaticano le traspasara los derechos históricos derivados del privilegio por el que se creó la Universidad de Orihuela, concedido por el Papa Julio III en el año 1552. Así, la Universidad de Alicante perdía la Facultad de Medicina de San Juan pero, en ágil y creativa respuesta, conseguía alzarse con el pedigrí del que carecía.
Ahora, desde su condición de emérito, el profesor Medrano encabeza la propuesta, institucionalmente respaldada por el Ayuntamiento ilicitano, para que se incluya la letra “E” en el logo de la UMH, la difusión de este acrónimo y la instalación en todos los edificios principales de los campus la expresión “de Elche”. No hacía falta ser un avezado pitoniso para anticipar, como hicimos en estas páginas, la marimorena que podría suscitar esta iniciativa dentro y fuera del claustro universitario, fuera y dentro de los órganos de gobierno, y muy especialmente en las otras ciudades afectadas por la extemporánea propuesta.
Pero, por si faltaba algo, basta leer las declaraciones del profesor Medrano (sigo la versión de Emilio Martínez en El Español) en las que afirma que “este incumplimiento de la ley” (se refiere a que el nombre de Elche no aparezca en los logos de la UMH) está pasando factura a la ciudad en términos de “visibilidad al exterior” hasta el punto que “de Albacete hacia fuera, nadie sabe que la Miguel Hernández está en Elche". Pero no se lo pierdan: la confusión se da porque al aparecer el nombre del poeta, “mucha gente la asocia a Orihuela", donde está uno de los campus. Pues menos mal. A su juicio, esa misma situación se da en San Juan, "en cuyos carteles no hay ninguna referencia a Elche, por lo que hay gente que cree que sigue perteneciendo a la Universidad de Alicante". En cuanto al campus de Altea, considera el doctor que el motivo de no incluir la palabra Elche es “para no importunarles”.
¿Habría consenso para modificar el apartado correspondiente del texto legal con el fin de ampliar la representación a los otros campus?
No alcanzo a comprender esa acusación de “incumplimiento de la ley” que, al cabo de tanto tiempo de docencia, formula ahora con cierta ligereza el conocido profesor porque basta echar un vistazo a los vigentes Estatutos de la UMH para leer ya en su artículo 1: “La Universidad Miguel Hernández de Elche, en adelante UMH,…”. Justamente, pues, lo contrario: de hacerle caso a Medrano, el rector Juanjo Ruiz y su claustro incurrirían en una irregularidad además de meterse en un jardín bastante encharcado del que nunca se sabe en qué condiciones puede salirse.
Sostiene también el catedrático proponente que el hecho de no contar con una sede universitaria en la propia ciudad de Elche (¿?), pese a los intentos que ha habido por parte de la UMH de comprar espacios en el casco histórico, le ha reducido “presencia en la ciudad”. Para rematar con el de pecho: “No nos merecemos esta invisibilidad y menos habiendo hecho el esfuerzo de expropiar unos terrenos para la creación de la Universidad, por los que la Generalitat Valenciana adeuda a Elche unos 43 millones de euros desde hace 25 años”.
Y es aquí, justamente con este último párrafo, donde ha abierto el emérito profesor –miren por dónde- la caja de Pandora. Porque debiera saber Medrano que el 30 de julio de 1998 Generalitat Valenciana, Universidad Miguel Hernández y Ayuntamiento de Orihuela firmaron un protocolo para la construcción de otros dos edificios junto a la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas (Salesas) a los que incluso se les puso nombres propios -“Gallo Crisis” y Romancero de ausencias”-, cuyos estudios técnicos y levantamientos planimétricos fueron redactados en su momento. Y que si Elche hizo un esfuerzo para expropiar sus terrenos, el alcalde Medina estuvo presto –tanto que hubo hasta exceso de intermediarios- a la hora de poner a disposición de Generalitat y Universidad los solares necesarios. Había que hacer un esfuerzo, y de las arcas municipales salieron los caudales necesarios para que la UMH implantara un campus en pleno casco urbano. Es decir, que a Orihuela no le salió gratis su inclusión en los nuevos planes académicos del Gobierno de turno, y ello pese a que le correspondía un lugar a cuenta de los derechos adquiridos.
Ocurrió después –seguimos con la paremiología: “lo que no ve la novia el día de la boda…”- que Rodríguez Marín tenía otros intereses, que los sucesivos gobiernos municipales oriolanos (donde también hubo de izquierdas), tampoco exigieron, al albur de los vaivenes oportunistas de cada momento, el cumplimento de lo acordado. Y mientras tanto, el proyectado campus de Las Salesas sin terminar a estas alturas y los solares dedicados al gratuito disfrute de quien no tiene mejor sitio para aparcar.
Campus de Salesas en Orihuela
Ahora, el acuerdo institucional del Ayuntamiento de Elche, ha servido para echar una mirada atrás y reivindicar los compromisos pendientes. De nuevo, como ya ocurrió con la chapuza de la permuta de los Juzgados, el Gobierno de Ximo Puig se encuentra ante otro compromiso incumplido por parte de sus antecesores. Pero, en este caso, a favor de los intereses oriolanos juega un documento firmado por las partes concernidas. Por eso, el portavoz del Grupo Popular, Rafael Almagro, en la moción que llevará al próximo pleno de la Corporación Municipal, además de manifestar su apoyo al rector y órganos de gobierno de la UMH en el asunto del mantenimiento de la actual denominación, requerirá a la Generalitat Valenciana para que se inicien los trámites oportunos con el fin de que se ejecuten las edificaciones pendientes en el campus urbano de Orihuela y a la UMH para que amplíe las titulaciones actualmente existentes.
Leo, sin embargo, en la moción del Grupo Popular otro elemento que puede presentar más dificultades de consecución porque requeriría un acuerdo de las Cortes Valencianas para modificar la actual Ley 2/2003 que regula los Consejos Sociales de las Universidades Públicas Valencianas. Me refiero a la solicitud para que el Ayuntamiento de Orihuela vuelva a estar incluido en alguno de los órganos de la Universidad. Y digo “vuelva” porque, en el momento de creación de la UMH, el entonces Consejo Económico de la UMH (uno de los órganos de gobierno provisionales contemplados en la Ley de Creación) sí contaba con una representación de los Ayuntamientos en donde se ubicaban los campus. Pero en la vigente Ley reguladora, la composición del Consejo Social (artículo 5) no incluye más que a un representante del Ayuntamiento en cuyo término municipal se encuentre ubicada la sede de la Universidad. ¿Habría consenso para modificar el apartado correspondiente del texto legal con el fin de ampliar la representación a los otros campus?
Pienso, de entrada, que más factible resulta que el molt honorable resuelva esta otra patata caliente de los edificios pendientes con la que –sin comerlo ni beberlo- se ha encontrado, y a la que confío sepa dar solución porque es de justicia. Me consta de buena fuente –al César lo que es del César- que, desde hace algún tiempo, la Generalitat viene intentando paliar la degradada situación del casco histórico oriolano (la adquisición del Palacio Marqués de Rafal es un gesto en este sentido). Pero, anticipándome a lo que pueden decirle los miembros de la oposición, yo pediría al grupo popular en el Ayuntamiento de Orihuela algo de humildad para reconocer que ninguna de las Consellerias de su mismo color hicieron nada, cuando gobernaban, por cumplir un compromiso de hace más de 23 años. Claro, que siempre nos quedaría la promesa de Carlos Mazón en campaña…y seguir implorando al cielo.