El PSPV se le rompe a Ximo Puig
Mientras se recontaban los votos el defenestrado José Luis Ábalos sonreía desde su destierro la venganza que se come fría, después de haber perdido Valencia, pero ahora ganado en Alicante
"Vaya palizón que le dimos ellos a nosotros" o algo muy parecido, me cuentan que dijo Ximo Puig cuando se enteró de que su candidato Toni Francés, alcalde de Alcoy y niño mimado de la Generalitat por su empatía con los Països, había perdido contra Alejandro Soler, ex alcalde de Elche y también adversario político del actual regidor de la tercera ciudad de la Comunitat Valenciana, Carlos González, ximista hasta la devoción incondicional al Molt Honorable, y preso de una animadversión vomitiva contra su antecesor en el consistorio ilicitano.
Mientras se recontaban los votos ante lo increíble, el defenestrado José Luis Ábalos sonreía desde su destierro la venganza que se come fría, después de haber perdido Valencia, pero ahora ganado incontestablemente su candidato en la provincia Alicante, que es la cuarta de España frente a la tercera (aunque mucho político valenciano quiera relegarla a la quinta). Demostrándose que el costurón abierto en el Partido Socialista del País Valencià, sigue sangrando después de que Pedro Sánchez le cortara la cabeza como condición sine qua non para firmar las paces, tácticas al menos, con un entonces ascendente Ximo Puig bailando el vals de las mariposas con Mónica Oltra, a la que ahora también le duelen las zapatillas de media punta, porque entre el desastre tras desastre de su Consellería, y que la glamorosa Yolanda Díaz no acaba de situarse en la pista de damas, anda que no sabe si cortarse las venas políticas o dejárselas largas.
Dicen los ganadores que Alicante ya no se somete a la altanería y endogamia valenciana, ni al virrey de Sánchez ("Guadalajara no es Abisinia"). Se lamentan los perdedores de un adversario tramposo que ha utilizado infamias "sotto voce", y manejado carnets, en el más artero estilo lerrouxista, afiliando gente a última hora, cuyo único sentimiento socialista ha sido el de meter la papeleta de Alejandro Soler.
Prisa se tendrá que dar Alejandro Soler porque las navajas contrarias están en el refajo y las elecciones apenas a dos años vista
El pollo está montado. En muchas de las grandes ciudades de la provincia alicantina han ganado los perdedores en el resultado final, pues a diferencia de Valencia Cap i Casal, aquí pesa más económica y socialmente el pueblo a pueblo, comarca a comarca, que la capitalidad sin mayor industria que la administrativa y de servicios, siempre subsidiarias de Madrid y de Valencia. Ahora viene el gran chocho de las locales y comarcales donde los vencidos querrán atrincherarse y los victoriosos demostrar y hacer valer su poder democrático. Prisa se tendrá que dar Alejandro Soler porque las navajas contrarias están en el refajo y las elecciones apenas a dos años vista; algo que aclarará cualquier duda de Ximo Puig para no adelantar los comicios autonómicos, esperando que amaine la beligerancia en casa, y el despego de un votante que ve a un PP sólido y estable, a las órdenes del hasta ayer "parvenu" Carlos Mazón a quien se les están poniendo como a Fernando VII.
Mala cara trae el perro sureño escapándose de la correa de Ximo Puig, el que tan ufano se sentía consolando a Compromís en plena desarticulación del sálvese quien pueda, y peor el careto de Ana Barceló, a quien el President ya la veía como alcaldesa de Alicante. Pero de eso ya hablaremos otro día porque la Ópera cainita supera a cualquier vodevil de teatrillo ferial.
Me permito, con toda modestia de escribidor, recordarle a Alejandro Soler aquella frase de Napoleón: "El campo de batalla es una escena de caos constante. El ganador será quien controle ese caos, tanto el suyo como el de los enemigos."
¿Podrá?