Una cruel insensatez
Ana Barceló me cae bien, pero opino que situarla desde ya en la casilla de inicio de la precampaña electoral es quemarla demasiado pronto
Ximo Puig, como todo político sabio por viejo, ha aprendido varias lecciones insustituibles en el manual del Maquiavelo español contemporáneo. La primera tiene mucho que ver con la geografía variable aplicada a un gobierno autonómico, respecto a los municipales, tan distintos cada cual como su propia como su propia idiosincrasia; empezando, claro está, por las ciudades de mayor rango demográfico. La segunda lección es disuasoria aprovechando cuando a las encuestas las carga el diablo, que es igual a cualquier Tezanos patrañero, pero en muy inteligente embaucador de almas y voluntades, sin necesidad de vestirse de fraile de la Orden Domótica. Y la tercera: en todo combate, la política lo es, quien da primero da dos veces. Sobre todo, si te has leído previamente la buena, no la oficial, encuesta del CIS.
Por esta tercera enseñanza; didáctica, y aun faltando tiempo sobrado para el combate definitivo de las elecciones, Puig ha querido hacer todo un simbolismo cargado de futuro y dirigido por igual a los próximos ideológicos como al adversario de centroderecha, acudiendo a la Universidad de Alicante para dar su particular lección magistral con un principio arrollador, y yo diría que un tanto darvinista: "El federalismo es la evolución natural de la democracia". Hombre, Molt, existen democracias centralistas (Francia), y federalismos autoritarios (Rusia), porque lo uno no conlleva a la otra y viceversa. Y después habló de un "centralismo ineficiente" tirando piedras al tejado de Pedro Sánchez (cuidado nos las devuelvan), que debe ser cambiado por una "centralidad periférica", ¡acabáramos!: Usted primero "por la senda constitucional", y luego arrastrará a toda una dispersión autonómica entre españolistas versus independentistas, socialistas a la violeta etc., y de las que pretende quedar equidistante entre los gobiernos que controla el PP y los "troncos" separatistas catalanes y vascos, cuando éstos lo primero que repudian es la Constitución que ellos mismos se dieron en referéndum común a todos los españoles. Jodida manía de querer cambiar siempre la Constitución del 78 como si fuera el código de Hammurabi o la pax romana.
Y claro, como Ximo quiere ser el más listo de la clase, además de manejar la campana de salida, se viene a Alicante con Ana Barceló de copiloto fiable y fiel, en clara referencia a su candidatura como futura alcaldesa de Alicante, dejando pasmados a los socialistas capitalinos de la calle Pintor Gisbert pues, que ellos sepan, excepto Ángel Franco, todavía no han votado al futuro candidato/a (según rigen los estatutos) que, en caso de ganar, ocuparía el sillón Consistorial con un podemita a la izquierda y alguien de Compromís a la derecha. Algo que no deja de ser un suponer.
Personalmente Ana Barceló me cae bien, a pesar de todas sus tribulaciones de una sajeña en la Valencia del Cap i Casal, pero opino que, situarla desde ya en la casilla de inicio de la precampaña electoral, es quemarla demasiado pronto, por mucho que algún o algunos medios de comunicación le quieran echar una mano devaluando apriorísticamente a Luis Barcala con reata de débitos pendientes "en la cuenta del otario por favor me las cargás" (dice el tango). Nada menos que pronunciándose mayestáticamente en un ciclo universitario sobre "Política para tiempos difíciles". ¡Y tan difíciles!
Ana Barceló es una buena persona, me parece una cruel insensatez mandarla como primer asaltante a las trincheras del PP
Aunque talmente resulta fácil colegir que la universidad, hoy tan calmada como calmosa, les guste o no, siguen siendo un gueto privilegiado, y aparte intelectual del resto de la sociedad, no lo es menos factible, que nos preguntemos: ¿por qué en la de Alicante y no en la de Elche? ¿Por qué ahora y no en Valencia o Castellón, incluso en su feudo de Elche? Que esa es otra pelea entre elcheros e ilicitanos, ¿mantener al actual o reponer al que le ha ganado las elecciones a los ximistas? Ya dedicaremos capítulo aparte porque letra va a sobrar, tanta como artículos vendrán torcidos con aguijón, pues además están por batallarse sus asociaciones PSOE-PSPV (ocasionalmente no son las mismas prioridades de siglas) en Torrevieja, Elda-Petrer (cada cual la suya), amén de Orihuela, tierra de poetas y coronillas, pero capital de una Vega Baja no muy proclive a la inmersión lingüística que pretenden los socios del gobierno autonómico actual.
La liebre de los canódromos es mecánica, no robótica, por demasiadamente que lo sea Ana Barceló de usted. Es una buena persona, me parece una cruel insensatez mandarla como primer asaltante a las trincheras del PP. Los únicos que se lo agradecerán serán Barcala y Mazón. Si ocurre, propiamente se lo recordaré dentro de un par de años.