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Casado y Egea, dimisión

Los carteles de los manifestantes no dejan lugar a dudas, piden la dimisión de ambos y algunos proclaman a Ayuso presidenta de España, hasta con corazones

Miles de personas se han concentrado este domingo en Madrid para respaldar a Ayuso

Miles de personas se han concentrado este domingo en Madrid para respaldar a Ayuso

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Les escribo desde un AVE, signo de progreso en tiempos, que hoy exhibe una triste estampa, pues a lo largo del viaje se ha ido parando en cualquier lugar en medio de la nada, con el consiguiente retraso acumulado, y se ha quedado sin agua para el café cuando aún faltaban dos horas para llegar al destino. Asisto, junto al resto de viajeros, a estos signos de decrepitud de este medio de transporte que en tiempos fue puntero, y que hoy en cambio resulta un poco cutre. Si unimos todo esto con el subidón de los precios de los billetes, y con la obligación de pagar aparte servicios que antes estaban incluidos, como la selección de asiento o el cambio de billete, llegamos a una conclusión: hoy no es solo decadente, sino también más caro.

Camino de la estación de Atocha, en Madrid, intento bajar por Génova, pero no se puede pasar. Hay una manifestación convocada en apoyo a Ayuso. Como dicen que una imagen vale más que mil palabras, voy a pedir a mi editor que incluya en esta columna la que me ha enviado mi prima Daniela, que da una idea clara de la marea humana que se ha juntado esta mañana de domingo ante la sede del PP.

Realmente impactante. Como siempre, dependiendo de los medios han sido tres mil manifestantes o diez mil; no sé contar, solo diré que había mucha gente y que, por el contrario, no se ve ninguna manifestación de apoyo a Casado, y sí en cambio varios líderes de su partido pidiendo también su dimisión. Hasta Esperanza Aguirre ha pedido la del campeón en lanzamiento de huesos de aceituna -antecedente curricular que, manda huevos, como diría Trillo, da una idea del personaje- y dice estar pensándose pedir la del propio Casado. Es hora de que el actual presidente se lo plantee en serio. Los más chistosos dicen que en España no hay un casado que mande y es obvio que él carece de las habilidades personales para arrastrar a la gente, cómo sí las tiene la que ha venido a ser su oponente, Isabel Díaz Ayuso.

Ayuso es mucha Ayuso y las maniobras orquestadas desde su propio partido en su contra, con el evidente propósito de desacreditarla, como en su día hicieron desde dentro con su antecesora Cristina Cifuentes, apuntan al mismísimo Casado. Con el derrocamiento de Cifuentes exhibieron una crueldad inusitada, pero Ayuso no es ella y la operación les ha estallado a los fontaneros del partido en las narices. No sería comprensible, por otra parte, que García Egea hubiera organizado el espionaje de la presidenta de la Comunidad de Madrid y de las actividades de su hermano a espaldas de su jefe. Ya saben, por otra parte, que hay enemigos, enemigos a muerte y compañeros de partido, como decía Winston Churchill. O, como habría dicho Pío Cabanillas, “al suelo, que vienen los nuestros”.

Si Casado no dimite, y como no caben ya los dos en el mismo sitio, es posible que la escisión dé lugar a un partido de mujeres, con Ayuso y Cayetana al frente


Los carteles de los manifestantes no dejan lugar a dudas, pues piden la dimisión tanto de Casado como de Egea y algunos proclaman a Ayuso presidenta de España, hasta con corazones. Ya saben que dicen que algo tiene el agua, cuando la bendicen. Y es evidente que algo tiene Ayuso de lo que Casado carece. Pese a todos los cursillos de imagen pública que le hayan querido dar al actual presidente, jamás va a tener la gracia y espontaneidad de Ayuso, que tanto atrae a sus votantes.


Esta maniobra sucia dentro del PP solo puede terminar de dos formas, o bien con una escisión del partido en dos, o con la dimisión de Casado y convocatoria de elecciones, para elegir nuevo líder. Si Casado no dimite, y como no caben ya los dos en el mismo sitio, es posible que la escisión dé lugar a un partido de mujeres, con Ayuso y Cayetana al frente, aunque no sé si tal combinación sería posible, dado que la marquesa es otra elementa de mucho cuidado e intuyo que sería difícil la convivencia entre ellas. El otro partido resultante de la escisión sería un PP liderado -y esto es un decir- por Casado, agarrado al sillón y en caída libre, al que se le acumularían los cargos por los viejos pecados cometidos y a quien no lo salvaría ya nadie de la quema. Un partido más hundido, como tantos otros que se fueron por el desagüe, como Alianza Popular, UPYD y ya mismo Ciudadanos. La otra posibilidad, como decía, pero ha de ocurrir pronto y no sé si cuando se publiquen estas líneas habrán pasado ya de moda, es que Pablo Casado presente su dimisión. No basta, para saldar esta situación, con la dimisión de ese tipo oscuro, Ángel Carromero, director general de coordinación de la alcaldía, esto es, el segundo de Almeida en el ayuntamiento de Madrid. Carromero fue condenado en Cuba a cuatro años de cárcel por el accidente del líder opositor Oswaldo Payá, en el que fallecieron éste y el disidente Harold Cepedo, turbio asunto en el que según me cuentan recibió uno de los terceros grados más rápidos de la historia penitenciaria española impulsado por alguien que ya se ha pronunciado en este asunto. Y es que en el PP sigue habiendo extrañas historias de aroma inconfundible.

Lo cierto es que toda esta situación da alas a otros dos partidos, de una parte, a Vox, que se presenta para muchos votantes de derechas como un refugio más seguro frente a ese PP en llamas, y por otra parte al PSOE, al que van y vienen votantes ni tan de derechas como para votar a Vox ni tan de izquierdas como para darle el voto a Unidas Podemos, y que, tras la orfandad causada por el hundimiento de Ciudadanos, pueden acabar dándole su voto a Sánchez.

Mónica Nombela Olmo

Abogada y escritora

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