Perded toda esperanza. Escritores contra la guerra
Propongo la creación de una plataforma ESCRITORES CONTRA LA GUERRA, para echar una mano a los refugiados ucranianos e intentar hacer frente la dictadura que está instalando Putin
Cuando yo era pequeño, iba a misa de la mano de mi madre. El cura de mi pueblo, un fascista berlanguiano con novia formal, comenzaba la oración de los fieles pidiendo siempre “por el obispo y sus intenciones”. Aquello me olía mal porque nunca supe que intenciones tenía aquel tipo bajito con un sombrero rojo, que me dio media hostia en la cara a la vez que decía que, con aquella galleta, yo era ya “Soldado de la Iglesia”. Ese fue mi bautismo de fuego que luego continuó en la mili, artillería antiaérea ligera número 26. Allí me hice un hombre a la vez que me quedé sordo por los cañonazos. Si me pillan ahora, le meto una demanda al Estado por responsabilidad patrimonial y le saco una pasta, pero entonces no había derechos y, si reclamabas por la sordera causada por las explosiones, te llevabas unas hostias bien dadas y una semana de calabozo, que tampoco existía el habeas corpus ni otras mariconadas. Éramos hombres. Sordos, pero hombres.
¿Qué más nos puede pasar? De pronto sale un virus, nos encierra, nos deprime y ahora sale el hijo de Putin, el mismísimo Putin también e imita al Hitler de mitad del siglo XX, invadiendo Ucrania
A mí, cuando mi Luz Sigüenza o alguna compañera del Coro ICALI, me tacha de sordo, le respondo siempre con dignidad y voz cavernosa: Perdón, sordo no, caballero mutilado, cosas de la guerra, que lo alegué todo para librarme y no hubo forma de evitar perder dieciséis meses defendiendo a la patria. Incluso dije: soy gay -y me contestaron- el general también lo es y ahí lo tienes presidiendo el desfile. Sal zumbando o te inflo a hostias. He ahí el último argumento militarista que usa el hijo de Putin: te inflo a hostias y a misiles.
Vuelvo al cura. Siempre había algún niño que subía al altar, en aquella oración pública y pedía la misma chorrada: Para que se acaben las guerras en el mundo, roguemos al señor. Vamos a ver chaval la historia del mundo se estudia a través de las guerras que han tenido lugar y que jamás han acabado porque el hombre es un lobo para el hombre como decía Hobbes.
¿Qué más nos puede pasar? De pronto sale un virus chino y nos hunde en la miseria. Nos encierra, nos deprime, nos jode en el más pleno y peor sentido de la palabra. Cuando parece que la ciencia ha
terminado con él y nos disponemos a disfrutar los carnavales, las carnes tolendas e incluso el uso del matrimonio – no se olviden el lema: hay que follar más que menos no se puede- sale el hijo de Putin, el mismísimo Putin también e imita al Hitler de mitad del siglo XX, invadiendo Ucrania. Todo indica que hemos de perder toda esperanza como el condenado a las puertas del infierno de Dante.
No me voy a meter en cuestiones geoestratégicas porque ya se han dicho todas en las doscientas trece tertulias que he escuchado: el imperialismo ruso, la defensa ante el acoso de la OTAN, las sanciones económicas que se vuelven contra los sancionadores, el entroncamiento de esta acción Putinesca con la Rusia imperial de los zares, la defensa de las fronteras ante la presión occidental, la preparación de un nuevo gran bloque hegemónico con la otra pata en China y la madre que me parió.
Aún no he visto pronunciarse a Pablo Iglesias, ni a Irene Montero ni a Ione Belarra y sus plataformas
Sin entrar en geoestrategias, que ya hay coroneles para explicarlas, hay una verdad clara y distinta que se impone: hay pánico a Putin, un pánico generalizado porque sabemos que tiene a mano el botón nuclear y es capaz de usarlo sin avisar. Es lo que tienen los psicópatas desalmados, que llega un momento en el que pierden el contacto con la realidad y no se andan con chiquitas. Nos empujan
violentamente a perder toda esperanza.
El resultado lo vemos cada minuto en la televisión, que ahora las guerras se retransmiten en directo y sin pagar, no como los partidos del Madrid. Vemos chiquillos, madres, abuelas...arrastrando maletas por calles y carreteras congeladas, huyendo hacia ninguna parte.
¿Qué vas a negociar si eres tú el iniciador de ese terrorismo de estado?
Los americanos y los europeos miran, mandan no sé qué ayuda y se están quietos porque dicen que Ucrania no es de la OTAN y solo hay compromiso de defensa entre los miembros: si atacan a un miembro nos atacan a todos. El jeta del hijo de Putin – y Putin mismo- dice que ya ha mandado a un equipo negociador a Bielorrusia donde gobierna esa acémila, que además de burro es su machaca. ¿Qué vas a negociar si eres tú el iniciador de ese terrorismo de estado? Violencia o aviso cierto de ella para alterar un régimen político democrático – un resumen de las mil y una definiciones que hay de terrorismo-.
Acelerando la maquinaria del terror, ya saben que en las guerras por muchos cañones y muchos misiles hay que terminar pisando el terreno, el hijo de Putin está utilizando para paralizar de miedo a la población - lo mismo que Franco hacía con los batallones de moros- un grupo selecto que son los que limpiaran el territorio después de dejarlo planchado con bombas y misiles: Los chechenos de Kadyrov. Estos tipos – mejor pegarte un tiro antes de que te cojan si los tienes encima- son islamistas, musulmanes sunnitas, originarios de Chechenia y entrenados en la guerra de Siria. Entiendo que son unas hermanas de la caridad con barra libre para hacer tropelías y sangre. Espero que la Parca no me lleve antes de ver al hijo de Putin y a Putin mismo, respondiendo ante un Tribunal Internacional por crímenes de guerra.
Como aún no he visto pronunciarse a Pablo Iglesias, ni a Irene Montero ni a Ione Belarra y sus plataformas - ojo que los he votado tres veces-. Como aún no he visto al Gagá Biden propugnar una sola acción contundente contra la masacre ucraniana, propongo en este mismo momento la creación de una plataforma ESCRITORES CONTRA LA GUERRA, que se unirá en fuerzas, ideas y personas a la que están creando Manuel Desantes y Don Biblio, los dueños y jefes de la Biblioteca de los libros felices, para echar una mano en lo que se pueda, fundamentalmente en la atención integral a los refugiados que nos puedan llegar, niños sobre todo, ya que los padres tienen prohibida a salida de Ucrania para intentar hacer frente a la dictadura que está instalando el hijo de Putin y Putin propiamente dicho.