¿Argelia o Marruecos?
Nuestras relaciones con la monarquía alauita han sido mucho más complicadas que con cualquier otro vecino fronterizo: léase Francia y Portugal o en el ámbito marítimo otros países del Magreb
Cuentan las crónicas de entonces que poco antes de morir Francisco Franco, totalmente entubado y medicalizado, dio la orden de responder con fuego a la invasión de 300.000 marroquíes conminados por el ladino sultán Hassan II a emprender la "Marcha Verde" al objeto de ocupar el Sáhara Occidental, desértico pedregal que nadie hubiera querido, salvo las cuatro tribus saharauis de toda la vida, de no ser por los abundosos fosfatos y los enormes bancos de pesca. Y cuentan que, de común acuerdo, el entonces príncipe Juan Carlos, el lloroso presidente Arias Navarro y algunos generales decidieron desobedecer al dictador, quien ya no podía levantarse de la UCI que le montaron en El Pardo, sentenciado por un diagnóstico terminal inmediato, mientras Estados Unidos nos advertía que el amigo más amigo de Forrest Gump, no éramos nosotros, sino Marruecos por una simple cuestión de geoestrategia.
Desde entonces acá, nuestras relaciones con la monarquía alauita han sido mucho más complicadas que con cualquier otro vecino fronterizo: léase Francia y Portugal o en el ámbito marítimo los otros países del Magreb. Cuando en Marruecos se monta un pollo social, o descontento en manifestación vocinglera contra las más altas instancias político-religiosas del Estado, invariablemente desvían el amenazante descarrilamiento hacia las plazas de Ceuta y Melilla, utilizando de nuevo al gentío inocente y desarmado para que asalte las vallas levantadas por el Gobierno español ante la cínica inoperancia o encubierta maldad criminal del Gobierno de Rabat. Siendo la última acción preocupante en diplomacia, la retirada de la embajadora marroquí, normalmente paso previo a la ruptura de relaciones entre los países.
Mientras, y aquí viene el meollo de la cuestión, nuestras relaciones con Argel son muy buenas, y yo diría que excelentes en el caso de la provincia de Alicante. En el caso de España porque desde los yacimientos argelinos nos viene la mayor parte del gas que no sólo consumimos, sino que también exportamos a la Europa inmediata, y cuya continuidad en el envío resulta más que vital y acuciante ahora que Rusia puede cortar el grifo tanto a Alemania como a otros países gélidos del norte de la Unión Europea. Y si pormenorizamos en la provincia Alicante, empezando por el puerto de la capital (hermanada con el mismísima ciudad de Orán) ,y su línea, tanto de pasajeros como de mercancías, permanente con Orán desde el siglo XV, y posiblemente una de las más concurridas entre los dos países; continuando con que fuimos la patria de acogida de los europeos-argelinos (pied noir) que la Francia colonial no quiso asumir en su obligatoriedad patriótica, e hicieron prosperar entre otras, nuestra industria turística; y rematamos con la no menos preocupante y muy reciente llamada consultiva al embajador argelino Said Musi (veremos qué pasa con el significativo y harto activo consulado en Alicante), concluiremos en que hemos desvestido a un santo suministrador energético para vestir a un sátrapa ambidiestro, Mohammed VI, que, y al parecer nos tiene tan acojonados como para que nuestro errático presidente Pedro Sánchez, quien sabe si de grado inconfesable o presionado por extraños intereses no confesos (salvo, supongo, en la alcoba de Moncloa), le ha dado un vuelco total a la política exterior española creándonos dos enemigos por el precio de uno. Y dicen las perdices, y dicen... que el sátrapa es Putin. ¡Mare de Deu, i de los desamparats (nosotros).
Pedro Sánchez le ha dado un vuelco total a la política exterior española creándonos dos enemigos por el precio de uno
Quisiera imaginar, en mi manifiesta ingenuidad, que el notorio aumento en gasto militar de personal y armamento para nuestros Ejércitos servirá de contención a un sultán que se ha creído Saladino contemporáneo, y cuya prepotencia acoquinando a los cristianos del norte, no tiene límites, o quizás sí cuando su Majestad Hassancito en el nombre de Alá Todopoderoso y por quitarse a la oposición integrista de encima, reclame el Reino de Granada, como ya han predicado al Qaeda y Estado Islámico. Total, por un Donetsk o Lugansk más...
De perdidos, al río Guadalete y salvemos al feminismo pacifista, ultraísta y rampante porque los moros no le van a hacer daño alguno a las indefensas mujeres como ya se demostró con las republicanas cuando los africanistas entraron a sangre, violación y fuego en las "ciudades rebeldes" en aquella nuestra desdichada y última (espero) Guerra Civil.
A ver, querido presidente, si de las muy recientes amenazas verbales y movimientos tácticos de tropas, amén de ruptura de relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos, las bofetadas nos las acabamos llevando nosotros. Con usted todo es posible.