La XII Semana cultural de Santo Domingo se inicia con homenaje a Manuel Menchón
La pintura de Menchón la define José Antonio Simón como “realista, luminosa, llena de color y de vida, típica de los artistas levantinos que recoge la rica luz mediterránea
Una exposición sobre el artista albaterense Manuel Menchón Cantó inauguró la XII Semana Cultural del Colegio Diocesano Santo Domingo de Orihuela. El acto constituyó un homenaje a este antiguo alumno del centro, fallecido hace algo más de 25 años. Asistieron el director del Colegio, José María Fernández Corredor; alcaldesa de Albatera, Ana Serna; alcalde de Pilar de la Horadada, José María Pérez Sánchez; representantes de entidades oriolanas, claustro de profesores y antiguos alumnos que arroparon a Carmen Charo, hermana de Menchón, y otros familiares presentes.
Tras la introducción a cargo del profesor Francisco Jorge Mora García fue José Antonio Simón Ferrández el encargado de pronunciar unas palabras sobre la personalidad de Menchón y su trayectoria artística que títuló “el artista que puso rostro al arzobispo Loazes”. Recordó que el homenajeado nació en Albatera el 1 de enero de 1956 y que fue alumno interno en el Colegio Santo Domingo de Orihuela, “institución que marcaría para siempre sus valores y educación académica, espiritual, cultural y humana”.
Se refirió Simón después a su estancia en Sevilla, ciudad donde Menchón hizo el servicio militar y fue decisiva en su vida, y en la que comenzó a sentir y vivir las Bellas Artes como alumno destacado de una importante academia de pintura. “Buscando el arte y embrujo de la bella ciudad hispalense se introdujo en palacios y conventos como el de Santa Paula, inmortalizado en sus pinturas y donde, por privilegio de la superiora, tuvo acceso a su clausura pudiendo incluso allí guardar sus caballetes, lienzos y pinturas”.
El amigo de Menchón afirmó también que “tenía Manuel don de gentes y una alegría desbordante y contagiosa. Persona muy abierta, de fácil trato, de gran amabilidad y bondad, sin obstáculo alguno para sus relaciones sociales; dispuesto siempre a colaborar en cualquier empresa artística; amante de las tradiciones religiosas; hombre de espiritualidad profunda”. Y añadió que estuvo especialmente enamorado de ciudades como Sevilla y Murcia, a las que viajaba con frecuencia para contemplar su imaginería religiosa, conventos e iglesias; aunque, su alma debió entrar a la gloria por el cielo del Misterio de Elche, ¡El Misteri! cuyo auto y devoción a la Mare de Deu contagiaba a todos sus amigos”.
A continuación, el glosador calificó a Menchón como “Trotamundos incansable, visitador infatigable de tantos pueblos y ciudades buscando la belleza del arte en la pintura, escultura, monumentos y rincones” que, en Albatera y muchas poblaciones de la comarca, “siempre estuvo estrechamente ligado al arte y la Semana Santa, imprimiendo en todas sus colaboraciones su estilo apasionado que aún perdura”. Y resaltó que, a pesar de su corta vida, su dilatada obra pictórica se reparte en numerosas poblaciones de las provincias de Alicante y Murcia, por lo que “Esta exposición es sólo una aproximación a su vasto repertorio; un acercamiento a su obra, pues, después de tantos años resulta difícil reunirlas, ya que se encuentran repartidas en iglesias o en manos de particulares, a veces de difícil acceso”.
La pintura de Menchón, que cultiva gran variedad de géneros, la define José Antonio Simón como “realista, luminosa, llena de color y de vida, típica de los artistas levantinos que recoge la rica luz mediterránea. Se detiene y recrea en los más pequeños detalles. En muchas de sus obras se respira cierto romanticismo en un intento de querer detener el paso del tiempo; así lo podemos ver en algunas de sus obras de caballete: Plaza de las Flores de Murcia, Callejón del agua en Sevilla, etc.”. En cuanto a los paisajes, por su belleza y contenidos, los asocia preferiblemente a las tierras levantinas en su ámbito urbano o rural, trazando retazos de un paisaje que nunca debería morir: Iglesia de Cox entre palmeras, Huerta y sierra de Callosa…, afirmó Simón.
También puso de manifiesto su amigo que el homenajeado era “Hombre de profunda fe y espiritualidad, por lo que el tema religioso es el que más le complace, realizando numerosos trabajos donde sorprende el gran misticismo y la serenidad que transmite”. Destacó, entre otros, los óleos de gran tamaño realizados para las iglesias de Albatera, Pinilla o el Monasterio de San Pascual en Orito.Y recordó también Simón que, como alumno de la Escuela de Artes y Oficios de Orihuela, participó en el proyecto para realizar un monumento al Arzobispo Fernando de Loazes, fundador del Colegio Santo Domingo, siendo su obra seleccionada y fundida en bronce, busto que preside el claustro conventual herreriano del histórico edificio de Santo Domingo, antigua universidad Pontificia y Real.
Precisamente ante dicho busto de Loazes se celebró el acto que inauguraba la XII Semana Cultural de Santo Domingo y sirvió al director del Colegio, José María Fernández Corredor, para ensalzar lo mucho que Orihuela y comarca le deben al arzobispo oriolano. Afirmó que la cultura es creatividad y por ello nada mejor que incluir en la presente semana cultural la exposición pictórica del antiguo alumno del centro, Manuel Menchón, a cuyos familiares agradeció su presencia y colaboración.