Alfonso Sánchez Luna, un artista alicantino que triunfa en Madrid
Son 18 obras entre grabados, lienzo y papel, en todas ellas a base de técnicas mixtas donde predomina el temple al huevo, óleo y resina e innovadoras tecnologías manejando materiales
Madrid es endogámico, por eso les resulta tan difícil exponer en "El Foro" a los artistas plásticos de provincias, salvo que aporten algo verdaderamente novedoso e interesante, como ha sido el caso de Alfonso Sánchez Luna, profesor en la Facultad de Bellas Artes de Altea, quien regresa a la capital del Estado, mostrando una selección de su trabajo durante el último año en la galería Espacio Mados en la calle Conde de Xiquera, 12. 1º, con 18 obras entre grabados, lienzo y papel, en todas ellas a base de técnicas mixtas donde predomina el temple al huevo, óleo y resina, además de innovadoras tecnologías manejando materiales.
La obra que se expone bajo el título de "Still not life", (no olvidemos la formación de Sánchez Luna en los Estados Unidos) donde abstracción (o no figuración asociativa) es sinónimo de percepción de la existencia, tomando como punto de partida el género pictórico "naturaleza muerta", lo que en inglés es Still life, en su acepción de tiempo detenido, un instante captado y analizado por el artista, lo que Alfonso nos dice y expresa como Still not life, es "una vida que no es aún la vida, un estado latente que sentimos cuando se nos priva de libertad. Esa sensación que muchos hemos experimentado durante la pandemia y el consiguiente confinamiento, por lo que metafóricamente podemos afirmar que nos hemos visto sometidos a un Still not life". Lo que me recordó aquel maravilloso párrafo de Marcel Proust en Sodoma y Gomorra: "Volvía a tener tan cerca a ese yo que fui a la sazón y había desaparecido hacía tanto tiempo, que aún me parecía oír las palabras inmediatamente anteriores y que, no obstante, no eran ya sino un sueño, como le sucede a un hombre a quien, despierto a medias, le parece oír muy cerca los ruidos de ese sueño que va de retirada".
"El cuadro titulado Eldorado, un Mito, un anhelo que perseguir, un espejismo, un viaje hacia lo inalcanzable, lo fluido e improbable...
Gran parte de la abstracción americana proviene del surrealismo, tan afecto a Freud y su interpretación de los sueños. Con Alfonso Sánchez Luna el camino de ida y vuelta entre lo que fue ensoñado y tal vez vivido, pero ya no podrá volver a repetirse en dualidad, se asemeja de nuevo y talmente como sucedió con los artistas renacentistas tras la peste negra, quienes de lo puramente iconográfico pasaron después del indiscriminado genocidio pandémico a una "prospectiva" no idealizada en tradición bizantina, sino cargada de sensaciones y sentimientos por venir como especulación descriptiva entre la muerte negra que "iba de retirada" y lo incierto de un mañana reconstruyendo mundos. En palabras del propio autor sobre una de sus obras: "el cuadro titulado Eldorado, un Mito, un anhelo que perseguir, un espejismo, un viaje hacia lo inalcanzable, lo fluido e improbable... La extensión de la pintura hacia el exterior a través del gesto visceral que exhala color sin condiciones". Esa misma visceralidad de la que han salido las obras más valerosas del expresionismo no abstracto (léase Goya, Matisse, Francis Bacon...), pero y también cuando el gesto (impronta, rabia, melancolía) va más allá de la retina cognitiva y de la cultura descriptiva.