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Mónica Oltra, de cazadora a presa

La pelota de rugby ha empezado a girar impredecible sobre el tejado de Ximo Puig ante las especulaciones de los mass media preguntándole sobre la mala salud de hierro del tripartito

Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana

Publicado por
Pedro Nuño de la Rosa

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"La decencia y la línea ética no la marcan los tribunales". Con esta frase lapidaria se despachó Mónica Oltra, no sé si para buscar su dietético minuto de fama del pasado 1 de abril para -en su acostumbrada vesania feminófila- darle una hostia a la Justicia antes de que se la den a ella (aunque lo veo improbable), o porque está acoquinada presa de su propio ideario: "los imputados/as deben dejar sus cargos públicos", lo que, en el supuesto caso de endiñarle el marrón de la imputación judicial, la obligarían por "decencia y ética" (no hay estética sin ética y viceversa) a dejar el cargo, sueldo, chofer, visa y preeminencias de vicepresidenta, amén de un partido (Compromís) más deteriorado y descabezado que el de su padre padrone catalán.

Si el pueblo soberano, que tiene a bien votarla, creyera en su disparatada y ocurrente sentencia "oltraista" esto sería el Período del Terror en la Revolución Francesa, o los tribunales de la FAI en nuestra genocida guerra civil: puro desiderátum; gracias al sentido común sólo piensan que es una de sus acostumbradas butades haciéndoles un churro, media manga, mangotero a jueces y fiscales que, y, por cierto, quienes le han tocado a la "Senyá" Oltra son de todo menos conservadores, más bien tirando a lo contrario.

Lo que no parece muy decente ni moralizador es que, por ser vos quien sois, no sometan a esta Diva divina en política a las mismas previas que a cualquier otro ciudadano/a (isonomía), pues motivos sobran como se ha demostrado con sus propios funcionarios/as y, cuando menos, sospechosas negligencias, en el caso de su exmarido como custodio de una niña demostradamente abusada y a quien tuvimos tiempo de entrevistar en ESdiario, declarando que la señora consellera había hecho poco menos que nada, aparte del ocultismo disimulador, para reparar en lo posible los desmanes sexuales de quien tiempo atrás había compartido con ella los secretos del matrimonio, alcoba incluida. No seré yo quien entre a dirimir si tal supuesta negligencia fue motivada por un acto de conmiseración con su ex, o por qué nadie viniera a buscarle complicaciones por debajo de la raja política, pero sí exigirle a toda una vicepresidenta representante de ¿nuestro? Gobierno Valenciano (consejos vendo que para mí no tengo) el haber sido consigo misma y cercanías parentales tan diáfana y purista como suele reclamar a los demás.

Mónica Oltra tocada del ala de la presunción: presuntamente perdigonada por un futuro incierto

Ahora la pelota de rugby ha empezado a girar impredecible sobre el tejado de Ximo Puig ante las especulaciones de los mass media preguntándole sobre la mala salud de hierro del tripartito. Pero no se preocupen que aguantará resoplando: Con un Joan Baldoví, la sonrisa del Régimen Valencià en Madrid, cariacontecida y hasta demudada por si tuviera que hacerse cargo de las riendas nacionalistas Ebro abajo, porque a Enric Xavier Morera i Català (Bloc-Compromís) no lo mueven de su presidencial trona en Les Corts (segundo en protocolario oficial, sueldo y demás) ni con agua hirviendo. Y menos aun sabiendo el Molt Honorable que enfrente no hay casi nadie porque Carlos Mazón, todavía aprendiz a Zaplana, debe tentarse el cargo y guardarse las espaldas del dentífrico Esteban González Pons y de la sibilina M.J. Català Verdet, ambos mejor relacionados con Núñez Feijóo y su nuevo-viejo "aparatichi" de Génova 13. Ciudadanos ni está ni se le espera. Y Vox figurón de diablesa a sodomizar por los acólitos mediáticos de Pedro Sánchez.

Es de esperar pues, que esta tormenta política en el vaso de agua de la Justicia "decente y ética", se nos quede en fútil telenovela erótico-pública para politólogos morbosos, con los juzgados cumpliendo y Mónica Oltra tocada del ala de la presunción: presuntamente perdigonada por un futuro incierto, herencia de un pasado manipulador.

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