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El legado de Luis Colombo

Me he leído el libro, y parafraseando a Neruda "confieso que he vivido" toda una existencia sin resquicios para el descanso, sin distingos con sus directores

Luis Colombo, en el centro, acompañado de Toni Pérez y Martín Sanz durante la presentación del libro

Publicado por
Pedro Nuño de la Rosa

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Me manda Martín Sanz, periodista y sin embargo amigo, quien se hizo escritor cuando vio que sus palabras no podían sujetar en el encaje de una pirámide invertida, el noveno libro que ha escrito sobre un personaje digno de recordar para muchas generaciones: Luis Colombo.

A Martín el lugar le lleva al hombre: una enorme biblioteca y estantes de documentación sobre la historia e intrahistoria de la provincia de Alicante, le llevó al intelectual Vicente Ramos; la Albufereta lo condujo hasta el arquitecto García Solera y la tesis urbanista del chalet al rascacielos desde varias colocaciones y prospectivas (vertical, media, plana) de una cajetilla de tabaco: altura igual a zonas verdes; y un buen día, Benidorm, esa Babilonia tan incalificable como inimitable, le hizo rebuscar en su libro de entrevistas, al incombustible todoterreno del cine español Luis Colombo; persona muy capaz de constar en todos los títulos y subtítulos de crédito en películas o cortometrajes: director, guionista, cámara, fotografía, actor principal, secundario o extra, buscador de exteriores, vestuarios, maquillajes y además prodigioso montador... (estoy seguro de dejarme algunos de sus virtuosos oficios tras la plaqueta).

Me he leído el libro, y parafraseando a Neruda "confieso que he vivido" toda una existencia sin resquicios para el descanso, sin distingos con sus directores, a quienes entendía sólo con el gesto de esos ojos que son grandes angulares o una palabra que contiene un párrafo argumental, colaborando con las ocurrencias lobeznas de Paul Naschy o, si lo prefieren, Jacinto Molina Álvarez, del absorbente epicúreo Bigas Luna, incluso del distópico Vicente Aranda.

Pero más que extenderme en el contenido, léanlo, y si no le sacan sobrado provecho seré muy capaz de resarcirlos con una comida, el objetivo de este artículo es otro, muy otro y que recomienza con las siguientes preguntas:

¿Qué va a ser delegado de Luis Colombo? ¿Qué fue de los de Vicente Ramos y su enciclopédica librería alicantina? ¿Y de los planos, anotaciones y tesis urbanísticas de García Solera?

Poco menos que el olvido silente

Martín Sanz ha dado fe y enjundia expositiva de la grandeza de un ensayista-escritor, de un constructor de la contemporaneidad, de un hombre-orquesta del rodaje. Pero, ¡ay de nuestros políticos/as, a la hora de conservar esos inestimables legados! Sólo saben surgir en medio de la foto, aunque las cámaras de los periodistas gráficos y cameramans no hayan salido de sus fundas; dar palmaditas laudatorias al autor del libro y al intérprete, soltar breve y tópica alocución, generalmente escrita por su jefe de prensa, y luego, cual escribiera Cervantes: "Miró al soslayo, fuese y no hubo nada".

La colección de Luis Colombo de cámaras, vestuarios, notas de localización, equipamientos para rodar desde un peplum cesáreo, una del oeste o el intimismo de una obra teatral llevada al cine, resulta antológica y envidia de coleccionistas. Le sobran tantos artilugios, máquinas, e instrumentos lumínicos como conocimiento experimentado con ellos.

La colección de Luis Colombo sería un espectáculo cultural y formativo más allá del simplicísimo "sol y playas" o de las machacantes discotecas y pubs

Por si no lo sabe Toni Pérez, alcalde de Benidorm, la Ítaca de Colombo, el cine es el séptimo, pero Arte (con mayúsculas) al fin y al cabo. Su ciudad, una de las más asombrosas, por diferente, del turismo mediterráneo, carece de un museo o centro cultural dignos de llamarse así para los millones de turistas que la vistan cada año. La colección de Luis Colombo, por supuesto ampliada por la Generalitat, Diputación y el municipio, sería un espectáculo cultural y formativo más allá del simplicísimo "sol y playas" o de las machacantes discotecas y pubs. Amén de completarse con los multicines donde proyectar desde las filmaciones que ha realizado o asistido Colombo y otros artistas de la Comunitat Valenciana (Berlanga, Mira, Aliaga... pongo por caso), hoy tan fuera de los circuitos comerciales, reducidas a los videoclubs en decadencia o a esa piratería que nunca podrá equivaler, en cualquier pantallita casera, a una de su tamaño cinematográfico en la superficie para la que fueron creadas esas obras que hoy son antología del siglo XX, y lo que llevamos del XXI.

Una pena que nuestros regidores, cobrando magramente de nuestros impuestos, no sepan estar a la altura de sus artistas patrios, ni de su patrimonio. Claro que la cultura tampoco es lo suyo. Con la noticia fresca de ayer, envuelven la pesca de votos de mañana. Y luego dicen que el pescado es caro.

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