La OTAN, las mascletàs y el gato tuerto
Algún nombre ingenioso habría que buscar para Félix Tezanos, que más que investigar sociológicamente, investiga “socialísticamente”, intentando tapar la inundación que hay en el sanchismo
Hace mucho tiempo me partí de la risa con el patinazo de un señor – no guardo los recortes de prensa, por favor no se querelle que solo hay “animus iocandi”- este hombre, apellidado Malo de Molina hizo unas predicciones electorales y se pegó un leñazo de los que hacen época. No acertó nada. Algunos periodistas malintencionados y un poco cabrones, de Malo de Molina, pasaron a llamarlo Malo de Cojones. Algún nombre ingenioso similar habría que buscar para Félix Tezanos, el del CIS, que más que investigar sociológicamente, investiga “socialísticamente”, al modo pesebre, intentando tapar la inundación que hay en el sanchismo. No he oído el menor análisis crítico del hostiazo que se han dado en Andalucía, mi tierra, ni qué van a hacer para que Rajoy, Mayor Oreja y Aznar no vuelvan a ser, siquiera, directores generales de algo. Yo estoy preparando la patera para emigrar a Mauritania y cambiando la cuenta para cobrar allí la pensión, salvo que, obviando a los jubilatas, decidan acabar con ellas porque ya dice la abuela Lagarde que somos muchos vejestorios y esa carga es insufrible. Como si ella fuese Charlize Theron.
Un patinazo mucho mayor, por su envergadura mundial, fue el de Francis Fukuyama, alguna otra vez citado aquí. Este hombre da la razón al último artículo de mi querida Carmen Posadas - ¡qué ganas tengo de pegarme una buena comida o cena con ella!- “El imperio de los tontos”, artículo aplicable a multitud de concejales, por ejemplo, tanto del gobierno como de la oposición en los municipios más dispares del país: individuos con seguridad pasmosa, sin que se les despeine el tupé -afirma Carmen- dicen estupideces descomunales.
Fukuyama escribió en el 92, como politólogo eximio, alumno de Samuel Huntington, el de “El choque de civilizaciones”, cuyo nombre quiso cambiar Zapatero gilipollescamente, escribió digo, “El fin de la historia y el último hombre”. Afirma, en ese libro que ha quedado desfasado y hundido por la evolución del mundo, que la historia humana como lucha de ideologías ha terminado y ha empezado el mundo basado en la política y la economía libre de mercado. Fracasado el régimen comunista, la única vía para el autor es el liberalismo democrático.
Malo de Cojones, como el sociólogo aquel del principio. La prueba la hemos tenido – aun dura- esta semana en Madrid.
He ido yo a hacer gestiones relativas a “El gato tuerto” y a verme con Kerrigan, mi editor, un crack, y mi correctora Mercedes Castro, la mejor de las mejores – enamorado platónicamente estoy. Madrid blindado como la plaza de los Luceros en las mascletás. ¿Tienen algo que ver en esto el alcalde de Alicante y el concejal de policía, ambos expertos en motivos de seguridad? No lo sabemos, me responde un comisario conocido y que era policía raso cuando yo sacaba pecho y mandaba algo por allí, por Interior. A algunos ha fichado el alcalde este pequeñito, Almeida, de distintas ciudades para que colaboren en el diseño del dispositivo, pero no se les ha visto por aquí, deben de andar de aperitivos y contubernios políticos. En la calle somos nosotros los que estamos.
¿No decía el Fukuyama este que el comunismo se había terminado? ¿Que el mundo era de los liberales?
Esto es la OTAN, muchacho, el mayor operativo policial-militar que han visto los siglos. Miles y miles de policías, guardias civiles y municipales para que podamos pasear y vivir tranquilos. ¿Pasear? ¿Vivir? Madrid entero está cortado. No se puede circular, que esto parece la fuente de los Luceros blindada por motivos de seguridad y donde solo entran los enchufados. Si quiero ir al Prado, no puedo. Andar por la Castellana, no puedo. Por Cibeles o Recoletos, no puedo. Ni ir de tiendas, que están Leticia Ortiz y la señora Biden comprando zapatillas con la suela de esparto, que muy típicas aquí y en América no las hay. ¡La madre de Dios, el atasco que han montado! ¡Qué pifostio!
¿No decía el Fukuyama este que el comunismo se había terminado? ¿Que el mundo era de los liberales? Todos los de derechas se apuntan al término, que cogió fuelle tras las Cortes de Cádiz, cuando el traidor Fernando VII los perseguía porque entonces esos eran los de izquierdas, los contrarios a la Inquisición y el Absolutismo.
La OTAN se ha reunido alarmada. Putin ha sacado la cabeza y ha dicho aquí estoy yo invadiendo Ucrania. Como tiene gas y petróleo se la sudan los embargos porque, al final, todos tienen que pasar por caja y el tío no sufre por la financiación de sus ansias imperialistas, aunque los rusos de a pie pasen hambre y miseria. El quiere puertos en el Mar Negro y los tiene por cojones. Las dictaduras siempre han hecho lo que les ha dado la gana contentando a los que tienen las pistolas y machacando al pueblo llano.
Sánchez, el rojo, el resistente, ha dicho que hay que poner mucha más pasta en armas y en militares – yo solo espero que no me llamen a filas porque soy tirador antiaéreo y he perdido la cartilla blanca de cuando me licenciaron que ahora ya nadie sabe qué es eso porque no quedan hombres que hagan la mili-. Si me llaman a filas con esto de aumentar los contingentes de la OTAN en el flanco sur, porque se han comprometido a defender Ceuta y Melilla, que no cuenten conmigo. Me hago objetor. No quiero ser carne de cañón, como aquellos soldaditos pobres que murieron en las montañas marroquíes defendiendo no se sabe qué patria, masacrados por Abdelkrim mientras el pornógrafo Alfonso XIII, jaleaba al general incompetente Silvestre, diciéndole: ¡Ole tus cojones! Y se marchaba de resort y baños perfumados con su querida Carmen Ruiz Moragas. Unos muriendo, muertos de la sed y torturados, en los pedregales africanos y otros empujando en hoteles de lujo entre sedas y lencería fina. Siempre tienen suerte los mismos, mecagoenlaputa.
Rusia vuelve a ser el enemigo, como los desafectados en las mascletás en Luceros que ponen en jaque a la fuerza pública y se saltan a la mínima los motivos de seguridad. ¡Joder, y yo que iba a votar a Barcala! Mecagoentoloquesemenea.
He ido a comprar un melón y he tenido que pedir un crédito
Nos creíamos que la tercera guerra mundial venía de parte de Al Qaeda y sus secuaces y herederos intelectuales – Mártires por Marruecos, Boko Haram, Movimientos salafistas por la liberación de no se sabe qué y el combate, Partidarios del velo islámico y la mujer con burka y los mil y un grupúsculos que, aún bajo la orla de admiración de Osama Bin Laden, siguen surgiendo al amparo de la miseria y el analfabetismo. Sigo haciéndome cruces cada vez que en manifestaciones que se dicen feministas veo a señoras con velo, que dicen signo cultural voluntario, cuando es un yugo impuesto por quienes les pisan el pescuezo.
Ahora la guerra mundial viene de Rusia, con los chinos vigilantes y recogiendo nueces cada vez que el Putin agita el árbol y el Kim Yong partiéndose de la risa viendo nuestro miedo.
Estamos arreglados. He ido a comprar un melón y he tenido que pedir un crédito. En vista de la inflación y el porcentaje de gente al borde de la pobreza, sigo con mi método refrescante de la época neolítica: pies en palangana y abanico hecho con la tapadera de una caja de zapatos. Poner el aire es prohibitivo. Compro marcas blancas de cerveza y las refresco en Luceros, cuando no anda por allí nadie del ayuntamiento que vigile los motivos de seguridad aun sin cohetes. Como bocatas de chopedd con agua del grifo mientras veo que las ministras de bienestar y asuntos sociales discuten sobre la ley trans y sobre si un niño de menos de diez años puede decidir por sí solo cambiarse de sexo. Con mi respeto absoluto a que cada uno practique el sexo que quiera y con quien le dé la gana, teniendo en cuenta la libertad de cada cual, me resisto a pensar que los temas relacionados con la bragueta, algo con lo que yo creía obsesionados solo a los curas de mi colegio, sean uno de los asuntos esenciales del buen funcionamiento libre del Estado.
Escribo esto en un Madrid blindado, me han pedido dos veces la documentación porque parecía sospechoso escribiendo en un portátil y sentado en un banco en la Gran Vía. Señor agente: en la actualidad soy un anciano inofensivo, pero me estoy volviendo peligroso porque entre irme a Mauritania en patera y entrar preso, creo que la cárcel es más placentera. Aun no he entrado y ya tengo dos peticiones para el vis a vis y, además, con una condena de un par de años, huyo ese tiempo de las mascletás de Luceros