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El ministerio de igualdad no sirve para nada

Hace falta poca vergüenza para gastarse la pasta en ministerios que no sirven para nada, sindicatos inútiles salvo para sus mandos y liberados, cargos, carguillos y paseadores de folios

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra; la ministra de Igualdad, Irene Montero; y el ministro de Consumo, Alberto Garzón

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No me gusta un pelo cómo gestiona Sánchez la historia en la que estamos inmersos. Le veo asomar la patita al PP y me gusta todavía menos – no hablaremos de los podemitas porque entre Irene Montero y Belarra, Iglesias ya es historia, están demostrando cómo se puede ir a la ruina de cabeza, cuesta abajo y sin frenos-.

Leo una entrevista a Juan Bravo -¡qué ecos comuneros para un señor de derechas!- y se descuelga diciendo sin despeinarse: “Hay que analizar si se pueden subir a todos los pensionistas. El gobernador del Banco de España ha dicho que no se puede”. Aparte de la patada a la sintaxis, el señor Bravo ha soltado una carga de profundidad. No es posible subir las pensiones conforme al IPC, o sea que prepárense los abuelos que la derecha avisa y todos dicen que va a llegar.

Señores de los silbatos y las protestas mínimas frente a los ayuntamientos. Ya están ustedes formando un partido político – somos nueve millones- y sacando diez diputados, los cual es una miseria para nueve millones de ciudadanos jubilados, podrán obligar al gobierno a que haga cualquier cosa como han hecho quienes han fijado el fin de la dictadura franquista en el año ochenta y tres cuando Franco ya llevaba muerto ocho años.

Yo he cotizado cuarenta años, más los que estuve trabajando sin contrato, sin seguro y sin dar de alta en nada porque era lo que había y ahora…¿tengo que estar con el alma en un hilo por si me destinan a pasar hambre? Tranquilos. Atracaré. Sé hacerlo, sé lo que es la cárcel y hasta tengo alguna propuesta para ir al vis a vis. O sea que…mejor que en la calle. Atendido y con el médico a la puerta de la celda solo con llamar, que a estas edades ya saben, antes me caducaban los talones de recetas y ahora no doy abasto.

Hace falta poca vergüenza para gastarse la pasta en gilipolleces: ministerios que no sirven para nada, mariconadas, subvenciones, sindicatos inútiles salvo para sus mandos y liberados, cargos, carguillos y cargazos, paseadores de folios, asesores que no asesoran nada porque nada saben, promociones a festivales que bien podían pagar quienes participan en ellos – nada que objetar a las celebraciones de orgullos diversos siempre que no sean con cargo a mi bolsillo- y dejen de una puta vez a los pensionistas tranquilos que bien lo hemos pagado de sobra en nuestra vida útil. ¿Quieren defender los fusilamientos de jubilados para aligerar el peso al Estado? Háganlo, pero díganlo claramente y no con afirmaciones oscuras que nadie entiende.

Llega el debate sobre el estado de la nación y creemos que va a entrarse a saco en el grave asunto de sanear la economía, dejarle claro al ciudadano que no se le va a dar limosna a nadie sino la posibilidad real de un trabajo para que haga frente a sus necesidades y resulta que se empeñan en hablar otra vez de los etarras. Mecagoentoloquesemenea.

¿Usted cree, señor Sánchez, que  los gerifaltes de esas “empresonas” se van a bajar el sueldo para pagar esos impuestos?

Dejaron de matar hace once años, han desaparecido, se han pegado años y años de talego con base en el Código Penal de Franco, el de la norma del triple de la mayor con límite de treinta años y redención de penas por el trabajo que eliminó sabiamente el gran Juan Alberto Belloch. ¿Queríais retomar la pena de muerte o la cadena perpetua? ¡Joder haberlo dicho! Todo el mundo es progre de cojones, pero luego, cuando le pica, se vuelve reaccionario. ¿Quién puso en la calle a De Juana Chaos, el que planeó mi muerte en los locutorios de Alcalá Meco? Salió a la calle con dieciocho años cumplidos de los treinta en que le habían dejado su condena. Yo reclamé a la Audiencia Nacional y pregunté: ¿Por qué ha redimido? ¿Quién propuso sus redenciones si este tío no trabajó jamás en la cárcel y estuvo siempre sancionado? ¿Qué Junta de Régimen adoptó esos acuerdos? ¿Qué juez de Vigilancia los aprobó? Y la contestación fue: no le podemos decir nada porque usted no es parte. ¿Yo no soy parte en un tío que planeó matarme? Y me tiene que salir la misma exclamación que le salió a Fernando Fernán Gómez: ¡A la mierda! Pero no me sale porque siempre he creído en la Justicia e intento seguir haciéndolo, aunque me cueste trabajo viendo las cosas que veo. Ya verán, ya, cuando vea la luz “El gato tuerto”. ¡Cuánto daría por estudiarme el expediente carcelario de ese psicópata para darle en todo el morro a más de cuatro!

La mitad del debate del Estado de la nación han estado hablando de ETA. Déjenla ya en paz que se disolvió hace años ¡coño! Yo sentí en su momento la muerte de Miguel Ángel Blanco, pero parece que haya sido el único muerto, la única víctima. Ha habido miles de víctimas más de las que nadie se acuerda. Gran manipulación y uso con beneficiados, como los beneficios eclesiásticos, medidos en pasta contante y sonante con el turbio asunto terrorista. Conozco un menda que se jubiló “psicológicamente” – una epidemia en algunos sitios esas jubilaciones psicológicas-. Tenía el tipo cuarenta y pocos años y argumentaba: Es que he estado en el País Vasco. ¡Cojones! ¡Como si los demás hubiésemos estado de servicio en las islas Bahamas o en las monjas ursulinas! Y ahí lo tienes al tipo rollizo y saludable porque no sabe lo que es el estrés ni él es cuatro ni cinco ni nada. Y avisa el señor Bravo de que no hay cama para tanta gente. ¡Pues meta usted mano a los vividores primero y no a quienes han trabajado los años que les tocaban.

Sánchez tiene la piedra filosofal. Va a subir los impuestos a los bancos y a las tecnológicas. ¡Premio Nobel urgente para este estadista! ¿Usted cree, señor Sánchez, que los gerifaltes de esas “empresonas” se van a bajar el sueldo para pagar esos impuestos? ¿Ha tomado usted algo, o sus asesores múltiples, para dar a luz esa ocurrencia? Esos impuestos los van a repercutir en los ciudadanos de a pie, diga lo que diga la Ministra de Hacienda, que esa andaluza me gusta aunque me haga pagar. Ahora entrarás al banco y te cobrarán tres pavos por respirar en sus locales.

El Ministerio de Igualdad, en teoría, sirve para igualar a los desiguales. ¡Qué bonito! Idílico total. Les refresco la memoria. Un niño de doce años recién cumplidos viene de León hasta Alicante en tren. Viene solo. Se baja del tren solo y recorre solo todo el andén hasta que su abuelo lo recoge a la salida. ¿Podría haberlo engañado un pederasta en Cuenca y haberlo hecho bajar con patrañas? Podría, pero no pasó. ¿Podría, al menos, haber entrado su abuelo a recogerlo a pie de tren para que no anduviera vagando solo por los andenes de una gran estación como Alicante? Podría, pero tampoco pasó porque los gestores de la estación – los dos del chaleco fosforito, un extranjero y un señor de dos metros y ciento ochenta kilos, afirmaron que no era esa la norma-.

Hoy se va. El abuelo ha gestionado – los mandamases se enfadaron por el artículo en que hablaba mal de la RENFE y de la Operación verano, una mierda como un piano- ha gestionado lo del menor acompañado. Maravilloso, amabilísimos todos. ¡Qué bien funciona! Pero… si es una familia mil eurista no podrá porque pásmense, forofos de Irene Montero, de Marlaska, del Ministro de Fomento y del Presidente de Renfe, pásmense. “Este servicio se presta – dice la normativa ferroviaria que la he buscado- con billete Premium y Elige Confort y siempre que la llegada a destino no sea después de las 22.00 horas”. ¿Es posible una norma más descerebrada? ¿Qué pasa si la familia no tiene para el billete confort y solo puede pagar el de turista? ¿Qué pasa si el tren, como pasó el día cuatro, llega a las 22,50? Pues se desampara al menor porque la señora Montero está muy ocupada con el orgullo de cualquier cosa.

No me llamen homófobo. Les adjunto foto con mis amigos Miguel Noguera y su marido Ramón, amigos, colegas, buena gente y a los que quiero, aunque yo aun no me haya cambiado de acera ni piense hacerlo por el momento. El Ministerio de Igualdad no sirve para nada, salvo para cobrar sus ocupantes.