C. Bordehore: “En un conflicto ambiental, la admón. debe atender a la sociedad
FORO ESdiario: El investigador y profesor de Ecología Marina y Contaminación Marina de la Universidad de Alicante, César Bordehore, cree que la administración debe escuchar el sentir general
La ampliación de número de jaulas en la piscifactoría que hay instalada en la bahía de Calpe ha generado un gran malestar social entre los colectivos locales, empresariales y políticos del municipio. Este es el eje central del ’ que ESdiario celebra este jueves, 3 de noviembre, en el Salón Meeting I del hotel Suitopía de Calpe.
Uno de los ponentes en este foro es el investigador y profesor de Ecología Marina y Contaminación Marina de la Universidad de Alicante, César Bordehore, que participará de manera telemática. Bordehore considera que la actividad de las piscifactorías es necesaria, debido a la no satisfacción de la demanda que hay de pescado por las capturas en el medio natural a cargo de los pescadores, por lo que califica la acuicultura como una actividad “necesaria”.
El investigador marino critica la ubicación que se ha autorizado a la piscifactoría de Calpe, que impacta directamente en el paisaje y afecta a la actividad turística, ligada cada vez más a las emociones y a la búsqueda de un entorno idílico.
El legislador debe atender a la sociedad
César Bordehore alerta de que esa autorización de amplización en la bahía de Calpe genera “un conflicto de intereses entre la utilización del espacio litoral por actividades previas, turístico recreativas, náuticas, etcétera, con la actividad de una sola empresa”.
Esta falta de conciliación de intereses es lo que ha generado una respuesta social muy amplia en el municipio. El investigador alicantino defiende que en el ámbito ambiental “el legislador y la administración deben hacer caso a lo que piensa la sociedad”.
El profesor de la UA considera que “es como si al lado de uno de los monumentos más importantes de tu municipio se construyese un edificio feo”. Advierte de que la normativa urbanística desde los años 70 ha incorporado una cláusula que se denominan ‘normas de aplicación directa’, para evitar dar licencias a actividades que no sean aceptadas socialmente.
En esos casos, la administración puede denegar una licencia de edificación simplemente porque no se adapta al ambiente, en palabras sencillas, “porque un edificio es feo respecto al entorno donde está”, señala el investigador.
“Eso hay que aplicarlo al medio marino”, defiende Bordehore, quien lamenta que en legislación marina “estamos todavía en la prehistoria”. El profesor de la UA aboga porque “a esta parte estética y sensorial hay que darle la importancia que toca”.
César Bordehore critica que “en proyectos de acuicultura donde exista un rechazo social, la interpretación de la utilización racional del espacio público no se ha interpretado bien por parte de la administración competente, porque al final el espacio público es aquel que nos pertenece a todos. Si todos decimos que eso no es racional, está claro cuál es el veredicto social”.