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Sergio Morales Parra

De Montero a Montero y viva el mundo entero

A veces, me lo encuentro en los sueños. D. Bernardo y yo sentados en sillones de esos de cuero, alrededor de una chimenea, de un enorme salón, como el que tenía en su casa

De Montero a Montero y viva el mundo entero

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Feliz fin de semana. La vida transcurre deprisa y cuanto más años tenemos, menos cuesta que el día pase y que la semana se precipite.

Hoy les contaré que en mi infancia conocí a un alto oficial de la Marina, un oficial de alto rango que me miraba con la envidia que dan los años, envidia sana, al descubrir a un niño con ganas de saber y recorrer los días aprendiendo, y verse él en la senectud de su vida, trasladándole sus vivencias, sus experiencias, su conocimiento del Mundo. D. Bernardo falleció y me dejo muchas cosas en el recuerdo, su recorrido por África, su visión de la España de entonces, su amor por los sellos, de los que era un coleccionista, su forma de usar la bata en casa y muchos otros detalles que perduran en mi memoria.

A veces, me lo encuentro en los sueños. D. Bernardo y yo sentados en sillones de esos de cuero, alrededor de una chimenea, de un enorme salón, como el que tenía en su casa de un lugar perdido en África, y compartiendo noticias del día a día de España, que hacen que aquellos ojos saltones, los suyos, casi salgan de sus órbitas.

En el sueño de esta noche estoy contándole que en el Gobierno de España hay dos "Montero", la "Irene" y la "María Jesús", la de Madrid y la de Sevilla, la de Igualdad y la de Hacienda. Ambas del mismo Gobierno y ambas protagonistas del mismo desencuentro. Una, Irene, que sostiene que ya ha enviado propuestas para la modificación de la Ley del "Sí es sí" y, la otra, María Jesús, que sostiene que no ha llegado ninguna propuesta. Una cabezota y la otra más. La cara de D. Bernardo es indescriptible, no comprende que en el Gobierno y de forma pública, suceda esto. No les digo la cara que pone cuando intento explicarle lo sucedido con la famosa Ley, que han de corregir pero que los unos, los de PODEMOS, no quieren reconocer que está mal hecha y, los otros, los del PSOE, que podrían modificarla mañana, no quieren hacerlo porque tendrían que contar con el voto del PP, que está dispuesto a dárselo, pero eso sería como renegar de la esencia de este Gobierno del PSOE, que por lo visto no es cuidar del ciudadano, sino que para ellos, lo importante es que no se les vea con el PP.

Me ha preguntado cómo va el Madrid, pero he preferido contarle como va el Barcelona, con esos pagos de hasta siete millones de euros a un vicepresidente de los árbitros y D. Bernardo ha puesto esa cara de "rigor mortis" que ponen los propios

D. Bernardo me pide un poco de tiempo para reponerse, porque está muerto, pero en el sueño está vivo y le cuesta respirar, porque en su época "un Gobierno era un Gobierno" y me lo dice con tal contundencia que imagino que debe referirse a que era algo serio, no como el nuestro de estos días. Para que pueda serenarse he pedido que le traigan un vaso de agua, pero no se si se lo traerán, porque en el sueño no hay nadie más, estamos solos en aquella estancia, tan grande y tan sola, todo es madera. D. Bernardo siempre cuenta que consiguió aquellas propiedades después de la Guerra Civil, con la misma rapidez que después las tuvo que dejar.

Me ha preguntado cómo va el Madrid, pero he preferido contarle como va el Barcelona, con esos pagos de hasta siete millones de euros a un vicepresidente de los árbitros y D. Bernardo ha puesto esa cara de "rigor mortis" que ponen los propios. Me ha dicho: "Sergio... me dejas muerto" y se ha ido difuminando en el sueño, hasta que he abierto los ojos, es madrugada, las cuatro de la madrugada, y sigue haciendo frío. Me levanto y voy a beber agua y allí, en la cocina, sentado, está D. Bernardo esperando que lo ponga al corriente de algo más. Mientras bebo le hablo de la Ley Trans. Al principio y con ese nombre, D. Bernardo pensó que era algo relacionado con el "trans-porte", pero conforme he entrado en materia, se ha encomendado a los Santos y Vírgenes del lugar. Después de unos segundos pensando me ha dicho: "Si volviera a mandar una nave, no me imagino haciéndolo con hombres que son mujeres, o con mujeres que se llamen Manolo y cosas similares". Lo he tranquilizado recordándole que eso de mandar en los barcos, eso ya hace mucho que no lo hace, se terminó con aquella fragata, cuyos "huesos" vete a saber dónde están hoy. Apago la luz de la cocina y D. Bernardo se queda allí, pensativo, con su bata de seda y el pañuelo anudado al cuello que es como lo conocí. Salvo en fotos, nunca lo vi vestido de Almirante o de lo que fuera, porque no recuerdo su graduación militar, que debía ser mucha a juzgar por las figuritas y condecoraciones que aparecían en el traje de marino que portaba en las imágenes. En cierta ocasión abrió un armario y me enseñó, perfectamente ordenadas camisas, pantalones, chaquetas militares, etc. como si mañana fuera a vestirse para volver al ejercicio activo.

Me voy a la cama nuevamente, pensando que cuando uno cuenta las cosas que pasan a los que nos precedieron, les resulta muy difícil de comprender, pero así es la vida. Nuestros hijos y sus hijos, verán formas de vivir y de hacer en esta España, que nosotros nunca hubiéramos imaginado, ni comprendido.

A febrero le quedan pocos días. Este año ha venido cargado de tiempo frío. Está siendo un mes especial. Si marzo nos trae la primavera de verdad, nos llenará de colorido las vidas.

Entretanto diviértanse, disfruten de lo que tengan, de lo que sean y de con quien estén. La vida no es para darle vueltas, de eso ya se ocupa la Tierra.

Como siempre, servidor de ustedes... Sergio Morales Parra

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