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Agua o muerte

Si los ríos de tinta que hemos vertido pudieran convertirse en el milagro inverso, es decir: en agua, ahora nos seguiríamos hablando y escribiendo del trasvase Tajo-Segura.

Trasvase Tajo-Segura - EUROPA PRESS

Publicado por
Pedro Nuño de la Rosa

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Francisco Franco Bahamonde hizo muchas cosas mal, algunas imperdonables, empezando por el pollo guerracivilista y acabando por una larguísima dictadura (1939-1975), pero en tanto tiempo de vida propia y muertes ajenas, también hizo alguna cosa buena, como el acueducto que va de los pantanos de Buendía y Entrepeñas en la cuenca hidrográfica del Tajo, al río Segura canalizándose por las provincias de Alicante y Murcia para convertir mucho secarral milenario en huerta contemporánea gracias a ese binomio indispensable (para la feracidad hortofrutícola) de sol y agua.

Desde que funciona la España de las autonomías, los presidentes valencianos le han estado cantando a los castellanomanchegos aquel refrán que se convirtió en copla: "Agua que no has de beber, déjala correr ¡Déjala, déjala!", sin mayor éxito, ni mejor respuesta que las reiteradas y absolutamente inútiles comisiones de estudio sobre el Plan Hidrográfico Español. Asunto éste tan hipotético y obtuso como las futuras colonias marcianas.

Pero no sólo interesa a la cacareada "Huerta de Europa" el trasvase acuífero del centro al sureste peninsular, sino que y además se acentúa el problema bipolar de la "España seca" ignorada por la "España húmeda", con otros trasvases necesarios como el del Ebro al Júcar, o yéndonos de la generalidad geográfica ibérica a la particularidad regional también habría que mencionar el trasvase del Júcar al Vinalopó donde los políticos y agricultores de la provincia de Valencia no son menos cicateros e insolidarios con los alicantinos del Medio Vinalopó que los catalanes con sus Països del Sur: la lengua y la independencia sí, pero el agua no. Jódete, compañero.

Ahora y ante la "pertinaz sequía" como se decía en el "parte-noticiario" franquista, los socialistas, en lugar de "laissez faire, laissez passer (el caudal habitual)", se inventan, presionados cara a las elecciones por verdes y podemitas urbanitas que sólo han visto el campo en pantallazos, otra cerrazón del grifo (el caudal ecológico), lo cual significará la ruina y el paro de mucho agricultor murciano y alicantino, por extensión de improbabilidad, almeriense, con una considerable merma en nuestras exportaciones a las principales lonjas europeas (entre el 70% y el 90% del total); y eso en el único beneficio de los países magrebíes cuyos camiones refrigerados atraviesan nuestras autopistas entrecruzando campos yermos y gente desolada por la incomprensión política. Vaya palizón que le dimos ellos a nosotros.

Y es que mucho cargo electo de mejor vida a costilla del contribuyente debería ponerse en la piel de la España rural, a la que tanto dicen amar, cuando se asoma a las desembocaduras de Lisboa y Tarragona, contemplando, como tantísimo hectómetro cúbico portable, se convierte en salado e inservible, salvo para unos pescaditos que cabrían en una pecera.

¿Qué fue del trasvase desde el litoral del Delta del Ebro, cuyo caudal cedente podría cuadruplicar la producción hortofrutícola del Sureste español desde San Rafael (Castellón) a Almuñécar (Almería)? Por cierto, Aznar estuvo en un tris de aprobarlo, pero le faltó otro mandato. ¿De Pepe Bono, al que quiere parecérsele García-Page, cuando en privado le decía a Zaplana que se podría abrir más la llave del canal hacia Levante, cerrando un poco la de Portugal, siempre y cuando Castilla-La Mancha tuviese inversiones sobradas para la pequeña industria y la reconversión agrícola y ganadera de una región injustamente abandonada de por siglos? Y, en definitiva: ¿qué ha sido de multitud de proyectos técnicos que aportaban soluciones para que la "España húmeda" diese de beber a la "España seca" y en beneficio de ambas?

Con la sequía que está cayendo solanera y en otra época histórica, semejante insolidaridad hubiese provocado una guerra al estilo taifa o sucesoria para dirimir quién manda en el conjunto. En la actualidad no hace falta llegar a las armas, bastaría con el Boletín Oficial del Estado tras su aprobación en Cortes. Sin embargo, para eso hace falta el coraje de un Presidente del Gobierno que, a día de hoy, no hemos tenido, ni a izquierdas, ni a centros diversos, ni a derechas ultras o moderadas.

"Agua o muerte", amenazaban en los asedios medievales. Parece que no hemos prosperado mucho.

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