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Verano demoníaco

En estos días de “vacatio legis” – son hogueras, o sea, un paréntesis inapelable- los políticos no pierden puntada. Ahí los tienes a todos en primera fila, chupando  - con perdón- cámara par

Verano demoníaco

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Para mi no, desde luego. Las que me tengan que caer – inflación, subida de tipos, depósitos bancarios que no rentan un duro y si pides un préstamo te lo dan al 10%, sanidad masificada y listas de espera kilométricas, residencias inaccesibles o sea que a los ancianos los parta un rayo y si queréis atención matad a alguien y ya en la cárcel os atienden…-las que me tengan que caer, que me caigan porque a estas alturas, jubilado, viviendo de la caridad de los políticos que buscan quedar de puta madre, me importa todo un bledo. ¿Qué me puede pasar? ¿Alguien me va a librar de andar merodeando por el crematorio? ¿Alguien va a reponer la turgencia que determinadas partes tenían en tiempos pretéritos? ¿Alguien será capaz de hacer el milagro del retrato de Dorian Grey? Hasta el amor de mi vida me llama sordo y me pide responsabilidades por los intentos de gatillazo. ¿A qué se le puede tener miedo a estas alturas?

Digo arriba, en el título, lo de verano demoníaco porque los políticos están que se cortan las venas con las elecciones. Todo son reflexiones que se pretenden geniales. Le parecen a Sabina: “Algunas veces busco un adjetivo, inspirado y posesivo que te arañe el corazón”. Eso, que le hago yo al amor de mi vida sin que dé su brazo a torcer y se rinda de una vez por todas, hacen los políticos con cada uno de nosotros, a diario, intentando que nos arrodillemos ante ellos y les demos el voto que garantizará su sillón. ¡He ahí la clave! El sillón para vivir paseando el folio y haciendo como que hacen algo.

En Alicante rige en estos días la “vacatio legis”: se puede aparcar en carga y descarga – no pasa nada-; los niños de seis años pueden andar por la calle tirando cohetes – no pasa nada-; a los perros hay que exiliarlos para que no se vuelvan locos con las explosiones continuas a cualquier hora – sí pasa porque los pobres se estarán preguntando qué cojones hacen estos zumbados quemando pólvora todo el día-; se puede circular por dirección prohibida – no pasa nada y si pasa ya nos veremos en el juzgado-. Se puede hacer botellón hasta entrar en coma etílico y que te recojan con una pala en la playa o en el césped pisoteado de cualquier parterre. Yo ando vigilando - imposible dormir con la “Motomami” sonando toda la noche con volumen para sordos – esto se lo dedico al amor de mi vida que me llama así siempre antes de darme uno de sus besos atómicos-. En mi insomnio sonoro - como la soledad sonora de Juan Ramón Jiménez- vigilo el parterre erigido en memoria de Miguel Hernández, que me ha costado cuatro años de artículos que lo limpien y lo adecenten y lo tenían abandonado, habiendo muerto el mejor poeta de la historia ahí, justo al lado. Vigilo y si alguien, beodo, se pone a profanar ese sitio, se llevará unas hostias bien dadas con el mismo palo que uso en mi peregrinar por la Santa Faz, que nunca me dejan decir que no es reliquia ni nada que se parezca sino un cuadro que trajo un cura y empezaron a agrandar la leyenda de que acabó con la sequía, milagro tan fantástico como incierto. Como todos.

En estos días de “vacatio legis” – son hogueras, o sea, un paréntesis inapelable- los políticos no pierden puntada. Ahí los tienes a todos en primera fila, chupando - con perdón- cámara para que la gente no los olvide que hay elecciones en Julio.

Hay una pelea electoral que es una farsa auténtica. Lo primero, lo que deberían explicar todos perfectamente es el gasto público que van a hacer y cómo piensan conseguir los ingresos necesarios. Cuando yo estudiaba Derecho - es una pena que pasara por la universidad y ella no pasara por mí. Así de analfabeto y de inoperante me he quedado- recuerdo grabada de manera indeleble una frase en Derecho Financiero que impartía una señor, sabio y catedrático, llamado Bayona y una señora, también sabia y catedrática a la que no se quien puso el nombre de la Bayoneta, porque entonces el feminismo a tope no había hecho irrupción aún. La frase que no he olvidado - todo lo demás sí- era más o menos: El Estado tiene que atender a las necesidades públicas y ha de hacerlo con fondos públicos. He ahí la piedra angular de la Hacienda. Recaudar para gastar.

¿Cómo piensa recaudar Feijóo? ¿Cómo piensa recaudar Sánchez? ¿Piensan gastarlo en gilipolleces, en ministerios y direcciones generales vacías, figurantes e inútiles de gente que pontifica, que pasea el folio y no da chapa en todo el día?

La clave que nos interesa: ¿Qué van a hacer con las pensiones? ¿Y con las residencias? ¿Seguimos el proceso imparable de privatización y precariedad? ¿Nos tendremos que tirar al monte? ¡Abuelos de España, uníos! Gritarían Carlos Marx y Friedrich Engels si vivieran, aunque no hubieran escrito aún el Manifiesto comunista.

Somos diez millones, podemos hacer lo que queramos y nos están tomando el pelo por nuestra absoluta falta de organización. Nos vacilan, se carcajean de nosotros y ahí andamos, como corderos llevados al matadero por emplear un símil bíblico, que ya estoy harto, por mis artículos de que me llamen hereje y el amor de mi vida amenace con mandarme a hacer puñetas.

En lugar de explicarnos cómo van a crear empleo que financie las pensiones de quienes hemos sostenido el país durante cuarenta y cinco años. En lugar de decirnos si, cuando no podamos valernos, nos van a llevar a un lugar cómodo y atendido en el que esperar a la Parca sin tener que andar con hipotecas inversas ni poniéndonos en manos de usureros que hagan negocio con nosotros hasta el último suspiro, se miran de reojo y se acusan mutuamente: ¡tu pactaste con los Bilduetarras! ¡Y tú ahora con la ultraderecha!

¡Me importa un cojón con quien pactéis uno u otro porque todo el que se presenta a las elecciones – se supone- es un partido legal y capacitado para ser elegido!

Vosotros decís una cosa y hacéis la contraria. Pactáis con uno en un sitio - con Vox en Valencia y en Baleares- y lo poneis verde para no pactar con él – en Extremadura-.

Feijóo: todo parece indicar que vas a ganar las elecciones porque el único que no lo admite es Tezanos y ese está más desacreditado que el sabio de Villanueva. Una de cultura general: ese sabio recetaba para cualquier enfermedad bolas hechas con papel de fumar. No curaba a nadie pero la gente – acostumbrada a comulgar con ruedas de molino- seguía yendo a su “consulta”. ¿Vas a privatizar las pensiones? ¿Nos vas a meter de nuevo en el gran timo de los planes que no rinden una mierda y, cuando los sacas, pagas de nuevo como si fuera otro ingreso? ¿Las residencias van a seguir siendo un negocio privado en el que la gente gana dinero a costa de atender poco y mal a los abuelos con los que se forran? Idénticas preguntas hago a Sánchez. Los impuestos salen de los que ganan dinero – trabajadores, empresarios y ricos fundamentalmente- ¿Teneis ambos algún plan para eso, para generar dinero que mantenga lo que llamáis Estado de bienestar y que se está convirtiendo en una estafa? Pactad con quien queráis, pero conservar el Estado y atender las necesidades publicas que no son otras que la suma de las que tenemos todos los ciudadanos. Como dirían en Granada – algún publicaré algo sobre este vocablo universal- : Dejaos de pollas y vamos a lo que vamos. A lo fundamental.