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¿Qué hacemos con los jarrones chinos?

Curioso que un nuevo proyecto político empiece restando en vez de sumar

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Publicado por
Pascual Rosser Limiñana

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¿Qué hacemos con los jarrones chinos? Quizá le sorprenda este título en un análisis de la actualidad política en España. Esta expresión es una metáfora al comparar a altos cargos del Estado cuando dejan su cargo con esos grandes jarrones de artesanía china que no sabes dónde colocar en casa y que – vaya paradoja – se rompan al caer al suelo cuando un niño tropieza con ellos.

Lo dijo Felipe González por primera vez cuando iba a cesar a sus ministros y sustituirlos por otros. Sobre todo, cuando se refería a los más señalados, aquellos que quizá se consideraban imprescindibles. Y ya ve lo que les demostró la realidad, que no lo eran. Después pasarían por ese proceso de duelo que recorre todo alto cargo cesado que pasa de tener mucho poder en su ámbito a no tener ninguno, de disfrutar de ciertos privilegios sociales a pasar a un segundo plano y perderlos todos. Paulatinamente, no es de la noche a la mañana, pero la caída es lenta e inevitable. ¿A qué se dedicarán después del cese, el partido les tendrá preparado otro destino especial, volverán a su antiguo trabajo? … También se menciona esta célebre frase del título de este artículo para citar a los ex presidentes del gobierno y su porvenir inmediato después de dejar su cargo.

Lo mismo le pasó al propio Felipe González cuando el pueblo español lo sacó de la Moncloa al perder las elecciones generales. En su escaño del Congreso de los Diputados parecía perdido. Igual que José María Aznar. El sentimiento de ambos fue mutuo. Después de haber liderado la política de este país, de tener la agenda llena de acontecimientos y eventos, a reducirse esta drásticamente. De rodearles los periodistas al entrar en el hemiciclo esperando una noticia que contar, a pasar inadvertidos. Tiene que ser muy duro, no lo niego. Pero esto forma parte del juego político de la democracia.

Hace un par de semanas escuché en la tertulia de Àngels Barceló en la Ser la frase que titula este artículo. Escucho la radio en el coche cuando viajo por trabajo. Hago muchos kilómetros y me permite escuchar tanto las tertulias de la Ser como las de Onda Cero, hay que escucharlos a todos. Le invito a que haga lo mismo, no se cuenta la realidad de la misma manera.

Uno de los tertulianos de esa tertulia de la Ser mencionó a uno de esos supuestos jarrones chinos refiriéndose a Pablo Iglesias. Supongo porque Iglesias aún no ha encontrado su sitio fuera de la primera línea de la política. Este había acusado en una entrevista el día anterior del veto que supuestamente habían puesto Compromís y Más País a Unidas Podemos para evitar que entraran en la coalición Sumar. Cuando todos los que estaban en esa negociación pidieron a los diferentes interlocutores que guardaran discreción y no filtraran nada a los medios de comunicación, Iglesias no cumplió esa regla. Los acusados negaron la mayor. Pero sí vetaron a Irene Montero, líder de UP, al excluirla como candidata a una nueva elección. Curioso que un nuevo proyecto político empiece restando en vez de sumar.

Curioso también que Yolanda Díaz e Irene Montero fueran de la mano en sus reivindicaciones de UP dentro del Gobierno de Pedro Sánchez y ante una nueva contienda electoral la primera niegue el protagonismo a la segunda. ¿Qué ha pasado? Al parecer, que Montero ya no aporta valor y que con una de sus leyes estrella ha fracasado estrepitosamente consiguiendo el efecto contrario al deseado y produciendo una gran alarma social.

A Pedro Sánchez le está pasando ya lo de Montero. Muchos barones del PSOE no quieren salir en la misma foto que el líder de su partido porque les resta valor en vez de sumárselo.

El desastre de las últimas elecciones municipales y autonómicas fue tan grande para la izquierda que Sánchez no vio otra salida que convocar elecciones generales anticipadas evitando tener que dar explicaciones a los suyos y que estos cuestionaran su liderazgo. Pero lo está. No sólo lo digo yo, se lo he leído recientemente a Alfonso Guerra en su artículo “El embrollo electoral” publicado en The Objetive. No es el único líder socialista que pone el grito en el cielo con lo que está pasando. Algo se mueve en el PSOE para organizar el post sanchismo.

Las encuestan ya vaticinan un cambio de ciclo, un gobierno del PP después de esas elecciones generales en España. Si fuera así, ¿Pedro Sánchez sería otro de esos jarrones chinos? Pronto lo sabremos.

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