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Pasado y futuro de Alicante Gastronómica

En Gema Amor, la directora del certamen, confluyen todas las condiciones y aptitudes personales y de conocimientos como para convertir Alicante en lo que fue Lo Mejor de la Gastronomía".

Corte de cinta en la inauguración de Alicante Gastronómica

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Tuve la suerte del periodista: estar en el sitio preciso, en el momento adecuado y con las personas idóneas, cuando en las cenas posteriores al cierre del Kursaal (centro multiusos y multidisciplinar) de San Sebastián, y durante la celebración de Lo Mejor de la Gastronomía, que Rafael García Santos había trasladado desde Álava a la capital de Guipúzcoa, empezaron las conversaciones, primero con la Generalitat Valenciana y después con la Diputación Provincial de Alicante sobre la posibilidad de ubicar definitivamente en el recinto ferial de IFA, medianera entre Elche y Alicante, este gran evento gastronómico capaz de competir con la “Alimentaria” feria de Barcelona, e incluso con la gastronómicamente tan prestigiosa “Madrid Fusión”.

José Joaquín Ripoll y García Santos llegaron a un acuerdo, gracias también al decidido soporte de la Cámara de Comercio alicantina que, y por aquel entonces carecía de suficiente confianza, y ahora saca pecho en la persona de Carlos Baño nuevo presidente cameral, quien en favorecedora coincidencia es sólida pareja con Gema Amor, directora de Alicante Gastronómica, y anteriormente política decidida en las procelosas aguas municipales de Benidorm.

A la actual presidente de la institución provincial alicantina, el también benidormense Toni Pérez, las cosas feriales le vinieron dadas por su antecesor, y hoy presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, quien ya en la pasada edición había logrado elevar el nivel y el prestigio de un evento provincial extensible a autonómico, a la categoría nacional, tanto en el ámbito de las grandes firmas alimentarias expositoras, y también las más selectas, aunque menos conocidas fuera del escogido perímetro gourmet, por ejemplo en vinos nacionales y extranjeros, o en productos hortofrutícolas prácticamente desconocidos aquí décadas atrás.

No pude asistir a la inauguración, tampoco me motivan demasiado los besamanos y salutaciones entre políticos que suelen verse tres veces al día, pero parece que se acaban de encontrar como auténticos pródigos del destino. Bien es verdad que estaba en los estudios centrales de la televisión (Canal 12) comentando con Andrés Maestre, y Pepe Llorca, el corte de cintas y desarrollo de la muestra gastronómica alicantina, mientras se realizaban continuas conexiones con los enviados al certamen.

Una de las cosas que destacamos los contertulios fue el aumento exponencial de visitantes que acuden desde el viernes al lunes, siendo el viernes jornada de prisas, escaparates y encuentros, mientras sábado y domingo quedan para gran público, y el lunes, auténtico día comercial, cierra conversaciones entre expositores, restauradores y hosteleros.

Este “in crescendo” de la muestra sirve para que la clase política busque caladero votante, y más ahora que tanto Generalitat, como Diputación y los dos ayuntamientos más importantes de la provincia, tanto monta Alicante con Elche y viceversa, sean de las mismas siglas y pongan mayor empeño personal y aportación económica en la que se puede convertir en la segunda feria gastronómica de España, incluso compitiendo con Madrid Fusión, aunque eso ya sea demasiado pedir, entre otras y poderosas razones porque ahora cada Autonomía al observar los réditos de este tipo de convocatorias, empiezan a promover las suyas particulares elevándolas por extensión nacional desde un cierto provincialismo de antropología fiestera del que han venido en un sentido tantas veces hagiográfico.

Y es aquí precisamente donde puede residir nuestra línea ascendente como feria gastronómica, o conformación de un estancamiento inane. En primer lugar, promocionando Alicante Gastronómica como primus inter pares del Mediterráneo, incluida la feria de Valencia capital (Gastrónoma), porque ellos ya tienen importantísimos y celebrados certámenes en otros muchos sectores productivos, empezando por el mueble, Iberflora, automóvil, etc., y sería todo un acto de solidaridad centralizar en IFA, como ya hicieron Álava y Bilbao con Donostia, a la hora de promover una gastronomía que por sí sola ya ha demostrado acaparar más estrellas Michelin, soles Repsol y puntuaciones elevadas en revistas del ramo o secciones específicas en medios de comunicación, que todo el resto de la Comunidad Valenciana junta. Por aquello y valga el símil de dar a Dios y al César a cada cual lo suyo, y si hablamos de asuntos de manducatoria y bebercio, la decisión político-empresarial debiera ser diáfana y decidida en favor de Alicante, no olvidemos el sentido de pymes que tienen tantos y tantos restaurantes familiares o no, sumando la, además, primacía hostelera alicantina, por debajo de las tres islas Baleares, Girona y Málaga, pero por encima de Madrid, Barcelona, Valencia, Canarias, etc.

En Gema Amor, la actual directora del certamen, confluyen todas las condiciones y aptitudes personales y de conocimientos políticos y empresariales como para convertir Alicante, de la mano del singularísimo García Santos, en lo que un día fue aquel admirado “Lo Mejor de la Gastronomía”, pero para ello necesita el refuerzo de las autoridades autonómicas, provinciales y municipales. Rara vez las mismas siglas políticas han mandado en el mismo cesto. Hora va siendo de demostrarlo.

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