La de Cuba, una historia por contar
Elías Amor recrea y descubre con originalidad, desde el privilegiado punto de vista de un corresponsal en La Habana, cómo aquella realidad no fue una cadena de acontecimientos fortuitos...
A principios de los años setenta del pasado siglo, la familia de Elías Amor Bravo (La Habana, 1958) se vio obligada a salir de la isla rumbo a España; el hijo preadolescente era, precisamente, una de las razones que tuvieron sus padres para abandonar Cuba: querían salvarlo del colectivismo, del régimen que intentaba crear “el hombre nuevo”, puesto que cuando cumpliera quince años de edad sería imposible sacarlo; le esperaba el servicio militar.
Elías, que estudió bachillerato y Económicas en Valencia, rompió hace tres años su línea de autor de estudios económicos para publicar en la editorial Aduana Vieja un libro -El final de los sueños. Cien años de una familia en Cuba, es su título- que resulta de indudable utilidad para quienes quieran conocer las causas del momento que vive la otrora denominada Perla de las Antillas. Un texto imprescindible para aproximarse al origen y devenir de aquella dictadura, nacida de una increíble revolución que dura ya, ni más ni menos, que 63 años; unas memorias que, además, llevan prólogo de su gran amigo el periodista, escritor y político cubano Carlos Alberto Montaner, fallecido en Madrid el pasado mes de junio.
Este economista cubano experto en Administración Pública, arraigado como el primero en el cap i casal, se destapó en 2020 con una novela que realmente era la construcción histórica de un periodo de tiempo tan extenso como el que cubre los años transcurridos entre 1876 y 1969, a la vez que -para quienes han estado en Cuba- lleva magistralmente a revivir colores, olores y sabores de la isla.
Y ahora Elías Amor acaba de publicar, en la misma editorial valenciana, La historia por Contar que aborda desde una nueva perspectiva el contenido de su primera novela; se trata, en realidad, de una historia nueva, como una película que no hemos visto aún ni nos han contado todavía.
Dice el editor que estamos ante una obra que hace saltar por los aires cualquier secuencia temporal de la historia de la revolución cubana porque “incluso las versiones más libres que conocemos terminan aceptando una especie de transición progresiva en los líderes del proceso revolucionario, como si poco a poco hubiese ocurrido una suerte de transformación en ellos, mediante la cual se iban acomodando de fuerza gradual y oportunista a los acontecimientos del día a día”.
Y es que este nuevo libro de Elías “recrea y descubre con originalidad, desde el privilegiado punto de vista de un corresponsal extranjero acreditado en La Habana, cómo toda aquella realidad no solo no fue una cadena de acontecimientos fortuitos, y de respuestas espontáneas y consecuentes, sino que todo fue ejecutado minuciosamente siguiendo un plan previamente concebido por una mente calculadora y manipuladora, diseñado mucho antes de la llegada triunfal de Fidel Castro a una Habana nostálgica y monumental, que el autor recupera como si fuese un personaje más”.
La historia por contar es una novela de intriga, suspense, histórica y romántica a la vez, en la que Elías Amor nos sorprende nuevamente y consolida el estilo detallista que le caracteriza, ofreciéndonos descripciones, escenas y fotografías verbales únicas sobre unos acontecimientos que tienen por escenario La Habana entre 1959 y 1995, con un último capítulo dedicado al presente. Un relato en el que el periodista que narra la historia se refiere así a la mujer protagonista principal de la intriga: “Yolanda fue un producto de su tiempo, resultado de una sociedad enferma de gravedad, que creía en unas ideas que, con el tiempo, resultaron un absoluto fracaso. Iban y venían, subían y caían personas ideas y proyectos, escudados en una falsa consigna de un ‘paraíso de pobres’ que nunca existió. Ella, por desgracia, se dejó seducir, y cayó en la trampa. Cuando se dio cuenta, era muy tarde”.
Y esta obra de diez capítulos finaliza así de rotunda: “La historia de Yolanda, la mía, la que se encuentra en este libro, es una más de las muchas que jalonan el desgarro de los cubanos por culpa de la llamada revolución. Por ello es importante eliminar de nuestra existencia lo negativo, que va asociado a la maldad del sistema político que ha arruinado nuestra vidas, y apostar por aquello que en realidad nos une y nos permite ser felices: los sentimientos verdaderos”.
Hablando de sentimientos: Conocí a Elías Amor hace ya bastantes años, cuando él acababa de aterrizar en una Dirección General de la Generalitat Valenciana y yo tenía responsabilidades en ámbitos que ver con su alto cargo.
La relación profesional dio lugar, algo infrecuente, a otra de confianza mutua y amistad sincera que se mantuvo a lo largo de todo este tiempo, especialmente cuando, primero los suyos y luego los otros, le mantuvieron alejado de la cúpula de unos Gobiernos que nunca estuvieron sobrados de talento. Elías –profesor universitario cuya carrera profesional ha estado vinculada con la gestión y dirección de las Administraciones Públicas y las entidades sin ánimo de lucro, entre ellas presidente de AFEMCUAL (Fomento de Iniciativas de Empleo y Cualificaciones Profesionales), presidente del Observatorio Cubano de Derechos Humano y de la Unión Liberal Cubana-, ha vuelto ahora al lugar que, por preparación y competencia le corresponde. El tiempo, dicen, pone a cada uno en su sitio. Esta vez, afortunadamente, ha sido así y este hombre cabal y honesto, una excelente persona con la que tengo el honor de compartir amistad y pertenencia a la Real Orden de San Antón de Orihuela, podrá demostrar de nuevo su capacidad como gestor de la cosa pública de nuestra Comunidad Valenciana.
Su anterior libro finaliza con este sobrecogedor párrafo: “El avión de Iberia despegó a la hora convenida de Rancho Boyeros con destino a Madrid. Lo último que pude contemplar de Cuba, a través de la ventanilla del avión y resistiendo la fuerza ascendente que me empujaba en el asiento, fue su inmenso cielo azul, sus verdes campos, las palmas reales que se dispersan junto a la tierra rojiza, un mar de aguas transparentes, y se acabó. No había vuelta atrás. El océano nos abría sus brazos y rápidamente oscureció la noche”. Ojalá, más pronto que tarde, Elías tenga la oportunidad de conocer un tiempo mejor para la Cuba de su infancia.