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Morant muestra su debilidad en un Congreso sin peso político

Que una de las mayores noticias sea la vuelta a la ejecutiva del PSPV-PSOE del singular exsenador Ángel Franco, 78 años, deja claro el nivel.

Diana Morant, durante el congreso del PSPV de Benicàssim.

Publicado por
Fernando García Bonet

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Diana Morant ya es la nueva secretaria general del PSPV. La primera mujer en este cargo, lo tiene complicado. La también ministra de Ciencia, Universidades e Innovación está obligada a demostrar su valía desde el primer minuto. Tiene mucho trabajo por delante y, sobre todo, convencer a la militancia que no es una marioneta en manos de Pedro Sánchez, que es quien la impuso contra natura. Y es que Morant por sí sola carecía de la fuerza necesaria para tomar la Secretaría General del PSPV, pero el césar de la Moncloa no quería que los militantes valencianos eligieran a su líder democráticamente. Todo lo contrario de lo que hizo él con su Peugeot, legitimado gracias a la fuerza de los afiliados al partido. Las personas cambian y las circunstancia también, el país, no.

El Congreso socialista se cierra sin iniciativas, sin debate político y sin cambios de unas estructuras más propias del pasado siglo. Que una de las mayores noticias sea la vuelta a la ejecutiva de país del veterano Ángel Franco, deja claro el nivel. El exsenador había sido “castigado” durante 20 años con el ostracismo más absoluto. Incluso Ximo Puig impuso a Ana Barceló como candidata a la alcaldía de Alicante, no para ganar las elecciones -su perfil no encajaba en la ciudad aunque de pequeña se bañara en el Postiguet-, sino para terminar con los lustros de dominio de un Franco que ha sabido moverse en la fontanería rodeándose de “lo mejor”... del partido. Ha trabajado sin descanso sin recibir premio. Esta falta de cariño quizás es lo que le ha provocado tomar decisiones erróneas estos últimos cuatro años, marcados por ser fiel a la línea oficial del PSPV, a pesar de que Puig no quería ni verlo: no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

Diana Morant ha introducido en la ejecutiva a todos y todas las sensibilidades (hablo del que hay de lo mío, porque no se ha abordado proyecto político que se quiere para la Comunitat), lo que demuestra su debilidad y la falta de ideas del colectivo socialista. La ausencia de crítica, la falta de dar explicaciones de la hecatombe electoral que provocó la pérdida del Botànic en el Congreso de Benicassim certifica que el rumbo que ha elegido el PSPV-PSOE es el equivocado. Ni Ayuso tiene la culpa de todos los males del país -está siempre en la boca del presidente- ni Mazón es tan poco rival político como creían los “ximistas”, de hecho los tiró del Palau.

Ahora, solo queda esperar a ver quiénes inician las hostilidades. Lo primero será, como no, Alicante, donde Ana Barceló ha recibido el aval de Puig para elevarla al Comité Federal y así protegerla de presuntos expedientes tras diez meses de desaires al partido e incumplimientos de estatutos, al menos es lo que cuentan desde la ejecutiva local. Su portavocía municipal ya está santificada, no se tocará y seguirá de portavoz rompiendo la tradición local. Aunque nunca se sabe. Igual dentro de unos meses al Comité Federal del PSOE no lo conocerá ni la madre que lo parió. Todo depende de la voluntad y la suerte del césar.