Villena quiere lo que Orihuela desprecia
He aquí que, pasadas las urgencias electorales y sin nadie que realizara el oportuno seguimiento de lo acordado, hasta la Iglesia diocesana, que entregó el título pontificio a cambio de una Cátedra, se olvidó ya de aquella proclamada ilusión de volver a ver entrar universitarios por la puerta del claustro de Santo Domingo.
En los estertores de agosto, mientras media Oleza dormida se repone del cansancio de las Fiestas de Moros y Cristianos y la otra media se prepara ya para recoger en el cangilón del calendario el agua bendita de las celebraciones en honor de la Virgen de Monserrate, leo que el Ayuntamiento de Villena muestra su apoyo a la Universidad de Alicante en su “lucha” por implementar el grado de Medicina, al tiempo que se ofrece para albergar “el futuro campus interuniversitario en la provincia” propuesto por la Generalitat para la coyunda entre la UA y la Universidad Miguel Hernández de Elche.
En la moción aprobada por el pleno municipal, presentada por el PSPV y apoyada por el grupo Los Verdes –el PP se abstuvo porque no fue admitida su enmienda-, se destaca la necesidad del grado de Medicina en la UA para responder a la creciente demanda de profesionales de la salud en la provincia y fortalecer el sistema de salud pública. Además, se insta a la Generalitat a reconsiderar su retirada del proceso judicial que defendía la legitimidad de la oferta del grado en la UA, calificándolo como "un paso atrás" en la formación de nuevos médicos, y se le pide retomar la defensa de la implantación de esta titulación "por la necesidad de ampliar la formación sanitaria pública y por defensa a los estudiantes que ya han iniciado sus estudios".
En esta línea, ha incidido Cerdán en que la Generalitat debería reconsiderar su posición: “No nos oponemos a la propuesta lanzada de un campus interuniversitario entre la UMH y la UA, pero eso actualmente es un brindis al sol. Este proyecto supone poner de acuerdo a ambas instituciones académicas, buscar terreno donde realizarlo, un trabajo que ni en corto ni en medio plazo pensamos que se pueda realizar. Por tanto, mientras se gesta el posible proyecto, Medicina debe poder seguir cursándose en la UA". Para acto seguido, asegurar que “Villena se ofrece para albergar este campus” y comprometerse a buscar un terreno idóneo donde poder ubicarlo, ya que “Las comarcas del interior tenemos mucho que ofrecer, y Villena es un lugar perfecto para una propuesta como esta”, ha reivindicado
No tengo el gusto de conocer al alcalde de Villena, pero debo reconocer su hábil posicionamiento y, sobre todo, la rapidez en tratar de arrimar el ascua a su sardina. De nombre Fulgencio José Cerdán Barceló, veo que ha ejercido su profesión como docente de secundaria en el área de matemáticas, entró como concejal en 2009 y desde mayo de 2019 ejerce como alcalde, cargo que revalidó en las últimas elecciones. Entre 2019 y 2023 ejerció también como diputado provincial en representación de Alto Vinalopó. O sea, que el primer edil villenense (Licenciado en Ciencias Físicas) no es un recién llegado a las lides políticas.
La puesta en marcha de un POLO sanitario en la provincia de Alicante, teniendo como referencia el nuevo campus interuniversitario propuesto por el Consell
Por su parte, el portavoz municipal del PP, Miguel Ángel Salguero no le fue a la zaga a la hora de salvar la cara en asunto tan comprometido y presentó una documentada enmienda a la moción socialista en la que, además de expresar el apoyo a la continuidad del grado de Medicina en la UA, manifestaba el interés del Ayuntamiento en que la Universidad Miguel Hernández incremente su oferta de plazas para los estudios del Grado en Medicina para los siguientes cursos, solicitaba a la Generalitat las inversiones necesarias para que tanto la UA como la UMH puedan abordar el incremento de estudiantes en las titulaciones relacionadas con la medicina y quedaran garantizados los derechos de los actuales alumnos matriculados en la UA. La enmienda –que no obtuvo el respaldo mayoritario del Pleno- pretendía que los demás grupos municipales se sumaran a “la puesta en marcha de un POLO sanitario en la provincia de Alicante, teniendo como referencia el nuevo campus interuniversitario propuesto por el Consell”, al tiempo que expresaba “el deseo de que el nuevo POLO sanitario tenga un doble eje litoral-interior, con la legítima pretensión de que se considere a la ciudad de Villena como uno de los nodos, poniendo los recursos del Ayuntamiento a disposición de la Generalitat para tal fin, de la misma manera que otros ayuntamientos han manifestado (como los de Mutxamel y San Juan).
Mientras esta y otras cosas se mueven en la provincia, los gestores municipales oriolanos trapichean para ver cómo y cuándo sorprenden a la ciudadanía con una ominosa permuta al gusto del Obispado que significará cancelar in aeternum la posibilidad de que Santo Domingo vuelva a albergar la Histórica Universidad de Orihuela, incumpliendo de esta forma el público y documentado compromiso adquirido en su día por los obispos Álvarez y Oliver, tras el refrendo de Roma. Si una palabra dada, y más si ha pasado por el Vaticano, “va a misa”, como dijo don Victorio, ¿en quién podemos confiar ya los oriolanos? Porque de la especie política que sufrimos poco hemos de esperar. Me basta recordar que, tras una conferencia sobre el tema de la recuperación universitaria, tuve que soportar la estulticia de uno de ellos, con galones y mando en plaza, cuando me espetó sin rubor alguno: “¿Por qué te empeñas en lo de la Universidad en Santo Domingo? ¿Es que no hay más sitios para eso en Orihuela?”. Cuando se juntan torpeza y soberbia el resultado no puede ser más estéril.
Leo el anuncio (serpiente de verano, en opinión de algunos) de crear un campus interuniversitario provincial de la Sanidad y me acuerdo de aquel acto pleno de simbolismo interuniversitario que tuvo como escenario Orihuela el 18 de julio de 1994. Los equipos de gobierno de la Universidades de Alicante y Murcia eligieron la sede de la Dirección de Zona de la CAM para la firma de un convenio marco con el objetivo de aunar medios para que fueran más competitivas. Tanto el rector de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño, como el de Murcia, Juan Monreal, subrayaron el hecho de que este primer encuentro se celebrara en Orihuela, “ciudad que une a su tradición universitaria la circunstancia de mantener tantos vínculos comunes con ambas Comunidades”, afirmaron al unísono.
Años después de aquella reunión de los equipos directivos de la UA y UMU en Orihuela, la Comisión Europea puso en marcha la iniciativa ‘Universidades Europeas’ destinada a formar alianzas transnacionales
El documento aprobado al término de la sesión ponía de manifiesto, como ambos rectores subrayaron, la intención decidida de “trabajar juntas las dos Universidades con el fin de competir con más garantías en el ámbito nacional e incluso internacional”. Tanto Pedreño como Monreal dejaron clara la voluntad de “mutua colaboración, y de sentarnos juntos con frecuencia, para abordar los temas que nos afectan como parte integrante del Eje Mediterráneo”. Y el alcalde Luis Fernando Cartagena, que se incorporó al grupo una vez concluida la reunión de trabajo, expresó su satisfacción porque Orihuela fuera la anfitriona de este primer encuentro interuniversitario y manifestó que el Ayuntamiento seguía haciendo ofertas para conseguir de nuevo la proyección universitaria de la ciudad.
Entre los acuerdos alcanzados en esta primera reunión de las Universidades de Alicante y Murcia figuraba la continuidad trimestral de las mismas para que los vicerrectores responsables de las diferentes áreas elaboraran convenios concretos en las diversas materias (investigación, títulos propios, extensión universitaria, programas culturales, infraestructuras, equipamientos, etc.). También se acordó la realización de un programa conjunto de Cursos de Extensión Universitaria a desarrollar por las áreas específicas de ambas Universidades y en lugares que permitieran un fácil acceso desde las dos provincias; y colaborar en la representación exterior e intercambio de información en los foros internacionales para el desarrollo de las actividades docentes e investigadoras. Igualmente se llegó al acuerdo de planificar un mapa de titulaciones propias a partir de las disponibilidades de profesorado de ambas Universidades que, por cercanía geográfica, podrían fácilmente desplazarse a impartir determinadas materias; coordinar un mapa de titulaciones consistente con la demanda potencial de una gran área integrada que manifiesta problemas común es y aspiraciones globales en materia de infraestructuras, equipamientos y tejido productivo; y crear focos de debate conjuntos para incentivar las relaciones institucionales, empresariales, sociales y culturales de los dos ámbitos territoriales.
El cambio en los equipos rectorales de ambas Universidades enfrió, con el paso del tiempo, tan excelentes propósitos pero en modo alguno la visión de futuro que anidaba en el proyecto. El tiempo -testigo implacable- vino a darle la razón a sus impulsores. Años después de aquella reunión de los equipos directivos de la UA y UMU en Orihuela, la Comisión Europea puso en marcha la iniciativa ‘Universidades Europeas’ destinada a formar alianzas transnacionales que actúen como modelo de buenas prácticas y mejoren la calidad, la inclusión, la digitalización y el atractivo de la enseñanza superior europea.
Desde la consideración de que los campus interuniversitarios permiten la movilidad, tanto física, virtual como mixta, de los estudiantes, profesores y personal de servicio para estudiar, enseñar, investigar, trabajar o compartir servicios en las instituciones colaboradoras, se plantea la creación de equipos transdisciplinarios y transnacionales de estudiantes, académicos y otros agentes externos interesados en abordar los grandes problemas a los que se enfrenta Europa, como la protección del clima, la democracia, la salud, el big data o la migración.
Otro de los objetivos que se propone este proyecto de Enseñanza Superior Europea es fomentar el aprendizaje permanente, ofreciendo a alumnos de todas las edades la oportunidad de obtener microcualificaciones que se conceden tras la finalización de cursos o módulos de corta duración. Además, la creación de campus interuniversitarios virtuales, la oferta de cursos semipresenciales y la integración de unidades pedagógicas comunes en los planes de estudios de todas las universidades participantes ya ayudó a las primeras Universidades Europeas a hacer frente a las dificultades vinculadas a la pasada crisis del coronavirus.
¿Se imaginan ustedes empezar un Grado en la Universidad de Salamanca, pasar por la Universidad de Orihuela, seguir en Bolonia y terminarlo en Coimbra? El alumno viviría una experiencia internacional y finalmente obtendría un título universitario firmado por tres rectores diferentes. Y al hilo de ello pregunto: ¿No creen las autoridades académicas, religiosas y políticas que ningún otro lugar mejor que el centro histórico de Orihuela para ubicar un campus especializado en Restauración y Conservación de Bienes Culturales y Patrimonio Cultural Inteligente? ¿No consideran llegado ya el momento de pagar la deuda histórica universitaria con esta ciudad?
¿Por qué no soñar ahora, después de tanto tiempo y tanto sueño perdido, que Orihuela pueda llegar a ser un campus universitario europeo?
Volviendo la vista atrás, recordemos que, gracias fundamentalmente a las movilizaciones populares, se abrió el horizonte de la recuperación universitaria de Orihuela. Se firmaron acuerdos y se pactaron recursos. Pero he aquí que, pasadas las urgencias electorales y sin nadie que realizara el oportuno seguimiento de lo acordado, hasta la Iglesia diocesana, que entregó el título pontificio a cambio de una Cátedra con amplias expectativas que resiste hoy como puede, se olvidó ya de aquella proclamada ilusión de volver a ver entrar universitarios por la puerta del claustro de Santo Domingo.
Quizá todavía es tiempo de recordar a cada cual la parte que le toca de los compromisos adquiridos y pedir, con toda justicia, que el campus universitario de Las Salesas quede completado para que sea una realidad cuanto antes y, en el mismo, se impartan nuevas titulaciones universitarias acordes con un ecosistema capaz de revitalizar el centro histórico de la ciudad, tal y como reiteradamente se anunciaba en su día. Asimismo que, en justa compensación a la condición de heredera de la Universidad Histórica de Orihuela que obtuvo en su día la Universidad de Alicante, reconsidere ésta la vuelta a nuestra ciudad y así Santo Domingo se convierta nuevamente en sede de la Academia. Y que el Obispado regrese a la senda de la verdad –“la palabra dada es la palabra dada y más si la ha refrendado Roma”, que dijo don Victorio-, y formule también por su parte, a través del Patronato de la Cátedra ‘Arzobispo Loazes’, las propuestas de titulaciones que considere de interés ubicar en el monumental edificio de la Universidad Histórica.
Si monseñor Álvarez Martínez soñaba con ver convertido Santo Domingo en sede de la “Universidad de Orihuela-Alicante”. Si el obispo Oliver decía que “Después de 200 años, ya podemos presentir muy cercano el rumor de pasos nuevos, de voces, de sones de tunas por estos pasillos y estos patios de Santo Domingo” y añadía que “Hace meses soñábamos con esto y acariciábamos el sueño de que el Colegio Santo Domingo fuera encuentro de las Universidades existentes en la provincia de Alicante”…¿Por qué no soñar ahora, después de tanto tiempo y tanto sueño perdido, cuando está próximo a expirar el verano, que Orihuela pueda llegar a ser un campus universitario europeo, donde confluyan no solamente las dos Universidades de la provincia sino también la de Murcia e incluso alguna otra de allende nuestras fronteras?
Las fórmulas pueden ser diversas, incluso –ahora que se han puesto de moda- interuniversitarias; y a los responsables académicos y políticos corresponde elegir la más adecuada. La reivindicación que algunos planteamos tiene todavía más sentido, a tenor de lo previsto en la vigente Ley Orgánica del Sistema Universitario, que dedica el artículo 18 a la Cohesión social y territorial y concretamente en el punto 3 dice: “Las universidades se implicarán de manera directa en el desarrollo de su entorno y, en particular, contribuirán a revertir las dinámicas de despoblación de algunos territorios”. Y en el apartado 4: “Las universidades promoverán un desarrollo económico y social equitativo, inclusivo y sostenible que pueda favorecer la creación de empleo de calidad y mejorar los estándares de bienestar del territorio en el que se ubiquen. A tal efecto, reforzarán la colaboración con las Administraciones Locales y con los actores sociales de su entorno mediante los proyectos de Ciencia Ciudadana y de aprendizaje-servicio, entre otros mecanismos”.
Termino. ¿No creen que la Universidad Histórica de Orihuela reúne condiciones estratégicas para ser el punto de encuentro de centros universitarios del Arco Mediterráneo? ¿No creen que entonces sí podríamos coincidir todos con aquellas palabras del obispo Victorio Oliver el 17 de febrero de hace casi un cuarto de siglo?: “Después de 200 años […] este sueño se ha visto superado. Estamos contentos. Hoy es un día grande para la Universidad, para la Iglesia y para el pueblo de Orihuela. Y si hay que brindar lo hago con añejo himno: ¡Gaudeamus¡….Estamos contentos”. Ita sit. Así sea.