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Lo que es, es

Imágenes de una juventud preparada para continuar con las obligaciones de la Casa Real, pero también con la esperanza de una vida mejor

La Princesa Leonor y la Infanta Sofía a la salida del Hotel Reconquista para dirigirse al Teatro Campoamor ante la ceremonia de entrega de los 'Premios Princesa de Asturias'Europa Press

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Feliz fin de semana, espero que ustedes disfruten de algo de descanso estos días. Se nos va octubre, como una exhalación. Se nos va un mes que nos deja la imagen de un Errejón que, si estuviéramos en el entorno taurino, bien podría decirse que ha sido “Errejón de muerte” para Sumar. Si algo le faltaba a esta “coalición” para quedar “muerta-matá”, era esta revelación de que el diputado Errejón es un maltratador confeso y que todos lo sabían, si no todos, gran parte de ellos.

Se marcha este “pobre hombre”, con una carta de dimisión en la que prácticamente nos culpa a todos, a la sociedad, de haberlo llevado por esos derroteros. Sufre una “dicotomía”, que le lleva a estar compuesto de personaje y persona, ambos antagónicamente opuestos y va a terminar siendo culpa de los que nada hicimos, cada una de las decisiones de no respetar a las mujeres que ha tenido delante y de las que presuntamente abusó.

Me impresiona el silencio, durante meses, de su entorno, incluso años. Me impresiona la cara con la que han venido a fustigarnos a todos, acusándonos de culpabilidades en las que nunca tomamos parte. Me descompone saber que los que sabían lo que pasaba, miraban para otro lado, simplemente porque éste era de los suyos.

Como viene siendo la tónica de la izquierda, ahora todos lo condenan, porque ahora es público, pero como sucedió con el caso Koldo, que quizá pronto sea el caso Ábalos, mientras no era público, todos lo tapaban y convivían con él, después, cuando fue conocido, salieron todas las condenas del PSOE.

También ha sido noticia la celebración de los Premios Princesa de Asturias, que nos deja imágenes de esperanza. Imágenes de una juventud preparada para continuar con las obligaciones de la Casa Real, pero también con la esperanza de una vida mejor, al ver que todos los galardonados, en sus distintas especialidades, lo son por haber entregado algo valioso a la sociedad.

Conozco personas notables, leo biografías de ilustres y siempre tengo la misma sensación, quisieron ser útiles. Me obsesiona este fin en mi vida personal y en la profesional. Nunca llegaré a tener la repercusión que tiene ninguno de estos escogidos en los Premios Princesa de Asturias, lo tengo claro, pero me conformo con servir en mi reducido entorno, y lo que es mejor, estoy rodeado de personas con ese mismo afán. ¡Suerte la mía!

Para cuando ustedes estén leyendo estas letras, una DANA estará recorriendo nuestra península. Viene a recordarnos que el frío existe, que el agua también y que es momento de preparar las tierras para futuros cultivos. Viene con buena fe, intentará no hacer daño... ya veremos.

Melquiades, mi vecino madrileño, me saluda de buena mañana y me cuenta que el mercado está rebosante de gentes y productos, que se ha tenido que venir por no aguantar colas. Melquiades es poco paciente, quizá por eso se vino a vivir a Alicante, para no esperar no sabemos qué. Yo sí me aventuro y me voy a esa maravillosa “travesía”, entre calles y puestos, en la que me siento feliz. El mercado y sus alrededores tienen vida, desprende olores otoñales y se viste de colores de mañana alegre. El mercado sabe de amistad, de gustos y de generosidades de intercambios, dinero por comida y sonrisa por sonrisa.

El fin de semana me conduce a compartir fuego de chimenea con unos amigos, algún vino que quiera dejarse beber y que haya pasado por las manos de algún enólogo aplicado y alguna vianda humilde que nos haya dejado algún porcino tras acabar su vida en manos de algún matarife. No sé si el cerdo en cuestión habrá soñado con ser útil, pero aunque no lo haya hecho, lo será, será útil y sabroso.

Disfruten, descansen y amen. No pierdan la ocasión de decir “Te quiero”.