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Menos mal que no pilló a nadie debajo

No podemos quedarnos como los tontos de los dibujos animados mirando al cielo para ver cuando cae la plasta o la piedra

Imagen de la cornisa con el desprendimiento

REMITIDA / HANDOUT por AYUNTAMIENTO DE ALICANTE
Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma
24/10/2024

Imagen de la cornisa con el desprendimiento REMITIDA / HANDOUT por AYUNTAMIENTO DE ALICANTE Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 24/10/2024AYUNTAMIENTO DE ALICANTE

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80 años (1699-1780) costó proyectar y materializar el Ayuntamiento Alicante sobre otro edificio municipal que le precedió siendo bombardeado por los franceses a finales de junio de 1691 hasta no dejar piedra sobre piedra en el viejo casón consistorial (bastante más pequeño que el actual) y, además, gran parte de la ciudad quedó prácticamente arrasada por las bombas incendiarias.

Instalados los Borbones en España y reinando Carlos III, probablemente el más espabilado y hacedor de obras públicas de toda esta familia gala ganadora de la Guerra de Sucesión, Alicante ni siquiera pudo inaugurar su edificio políticamente más representativo con la presencia real o de figura regia, sino que fue el propio Regidor de la ciudad quien tuvo que darlo por concluido. 53 años después Alicante obtendría el título de capital de provincia; y en 1871 la singularidad de ser establecida como la Cota Cero sobre el nivel del mar, referente para marcar la altitud de cualquier punto de la geografía española.

Mucha historia detrás de sangre y fuego, de guerras y paces sobre una edificación pública a la que ahora como dirían los castizos: “se le están cayendo los palos del sombrajo”, o como informa la Generalitat Valenciana: se le desprende la cornisa de una de las torres del edificio del Ayuntamiento, concretamente la del reloj que anuncia entre bullas, cánticos y bailes de la muchachada el cambio de año con una musiquilla realmente cursi.

Pues menos mal que no pilló a nadie debajo, y eso que la circulación de personas y vehículos es bastante frecuente entre grupos de turistas que acuden a ver el consistorio; alicantinos resolviendo gestiones municipales o jurídicas; y vehículos que enlazan la playa del Postiguet con el centro de la ciudad. Y, sobre todo, que fueron varios pedruscos, pero no caída de la cornisa entera que podría haber arrastrado algunos otros elementos de la fachada. Personalmente acudo allí casi todos los domingos cuando se instala el mercadillo del libro antiguo y de ocasión, lo cual también da lugar a la asistencia numerosas de observadores, vendedores y curiosos aprovechando tanto los precios ocasionales como vetustas reediciones inencontrables. Hoy el “desprendimiento” es socorrido tema en la calle y en las redes, al punto que la gente se desplaza exprofeso hasta el edificio consistorial como si en lugar de unos cascotes, y alguna sillería de peso y tamaño respetables, se hubiera derrumbado nuestra mayor singularidad del barroco civil alicantino.

Los técnicos, y mira que el Ayuntamiento posee cuadros de ingenieros, arquitectos, aparejadores, conservadores del patrimonio, etc. han demostrado con papeles que algo de esto podría ocurrir si no se tomaban soluciones más o menos inmediatas. Al parecer insistieron poco o no les hicieron ni pajolero caso. Algo que lógicamente ha aprovechado la oposición de izquierdas y nacionalista para cargar contra el equipo de gobierno mayoritario del PP, y que el propio alcalde, Luis Barcala, por lo que cuentan, anduvo ocasionalmente desaparecido tras la guardia pretoriana de asesores bien pagados, cobrando del erario para facilitar cualquier tipo de información municipal a los periodistas, quienes requerían de la primera autoridad ciudadana y máximo responsable explicaciones cara a cara, y no un comunicado pregrabado. Lástima que estos antiguos compañeros en medios de comunicación hayan olvidado tan pronto que la mayoría, antes de ser funcionarios o semi, estuvieron a este lado de la trinchera informativa.

Muchas veces se ha proyectado y contado en ruedas de prensa que edificios de la misma plaza del Ayuntamiento, Audiencia Provincial, de hospedaje, restaurantes, etc. se adquirieran para darles un uso de asistencia completo al ciudadano, pero hasta ahora sólo se levantó un edificio junto al Consistorial, que arquitectónicamente en su contemporaneidad pega tanto como a un Cristo dos pistolas, y menos mal que se compró el cercano de la antigua Cámara de Comercio (antes Hotel Palas – sic –) para desatascar algunas dependencias e instalar otras que demanda la practicidad del siglo XXI.

Hace falta por tanto apuntalar con absoluta seguridad, eficacia y eficiencia cualquier signo externo e interno que amenace con traernos otra desgracia, pero esta vez afectando a personas físicas con consecuencias irreparables. Y para ello si es necesario formar equipos interdisciplinares, y comenzar con medidas y rápidas restauraciones y replanteamientos de la plaza, para lo cual consiguiente están los créditos tanto de la Generalitat como del propio Gobierno de España, pero no podemos quedarnos como los tontos de los dibujos animados mirando al cielo para ver cuando cae la plasta o la piedra. Y eso es sólo responsabilidad de nuestros propios gobernantes de todas siglas y condiciones.

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