Aniversario de la publicación del Tirant lo Blanch
Un 20 de noviembre, en este caso del año 1490, transcurridos hoy 534 años, salió a la luz la publicación en lengua valenciana de la famosa obra de Joanot Martorell “Tirant lo Blanch”
Joanot Martorell i Mompalau (1410-1465) fue un escritor valenciano de noble linaje y rango de caballero nacido en Gandía. Era hijo del Jurado, Francesc Martorell, Mayordomo del Rey de Valencia y Aragón, Martín I El Humano; y de Damiata Mompalau. Su abuelo, Guillem Martorell fue consejero real. Joanot era cuñado del más famoso poeta del reino durante el medievo, Ausiàs March.
Tanto Joanot Martorell, como Ausías March, Jordi de Sant Jordi, Joan Roiç de Corella, Jaime Roig, Isabel de Villena, Fray Bonifacio Ferrer, Martí Joan de Galba, San Vicente Ferrer son los principales autores clásicos del Siglo de Oro de las letras y la lengua valenciana; que no “catalana” como, “maliciosamente”, algunos tratan de infundir.
Fue esta una época de máximo esplendor de la lengua valenciana escrita.
La mayoría de estos autores, en sus trabajos, utilizaron nuestra lengua,
la lengua valenciana con personalidad propia y claramente diferenciada de las demás; especialmente de otra a la que, mediante falsedades, algunos otros quieren anexionar.
Se atreven a afirmar sin sonrojo que nuestra lengua, nuestro Siglo de Oro, nuestros autores, nuestras costumbres, nuestras tradiciones, incluso nuestra gastronomía no son también de la lengua valenciana sino que lo son del “dialecto catalán”, una auténtica falacia.
Estamos ante la “primera obra cumbre escrita en valenciano” y “una de las más representativas del Siglo de Oro de la Lengua Valenciana” y, repito, “que no de la lengua catalana”.
Por mucho que se intente convertir en verdad una mentira a base de repetirla muchas veces; por tantos y tantos libros, publicaciones, documentos y escritos que se redacten con la misma pretensión no lograrán cambiar nuestra historia, ni arrebatarnos la cultura y la lengua, la lengua valenciana, heredada del histórico Reino de Valencia, hoy estatutariamente Comunitat Valenciana y no ninguna otra denominación. Obras como la que hoy conmemoramos enaltecen su grandeza y son reconocidas y admiradas por sus lectores.
Esta novela de caballería de Joanot Martorell fue escrita entre 1460 y 1464 por el noble valenciano, natural de Gandía. Su Primera edición, en lengua valenciana, fue el 20 de noviembre de 1490, obra de la Imprenta propiedad de Nicolau Spindeler de Valencia. El tiraje fue de 715 ejemplares.
Sólo se conservan dos incunables de la edición de 1490; uno, el que custodia la Universidad de Valencia en su Biblioteca Histórica; el segundo es propiedad de la British Library de Londres. Existe un tercer incunable, pero de la edición de 1497, propiedad de la Hispanic Societi of América, tan aficionada a lo valenciano.
La joya de la corona es la que custodia la Diputación de Valencia; un fragmento manuscrito original, referido a los capítulos 407 y 408. Único fragmento manuscrito que existe de la universal obra de Joanot Martorell en todo el mundo.
En Tirant lo Blanch, Joanot Martorell, nos narra las aventuras del intrépido y valeroso caballero Tirant, que consigue liberar Constantinopla del poder de los turcos. El héroe siente un profundo amor por la Princesa Carmesina, hija del Emperador, a quien consigue en matrimonio; también logra el reconocimiento como César y el nombramiento de heredero al trono de Grecia, todo ello gracias a su valor y a sus grandes virtudes. Pero no voy a referirme al final por si alguien está leyendo o piensa leer la novela.
Concluyo ya; y lo hago, no para expresar mi opinión, que es de total admiración, no sólo al autor sino también al héroe de tan hermosa y valiente historia, no lo hago, ya que por insignificante e intrascendente no tiene ningún valor; acabo limitándome a transcribir la opinión del genio de las letras españolas, Don Miguel de Cervantes Saavedra, expresada en boca de uno de los personajes de su inmortal y más famosa novela, también de caballería, “El Hingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
Recordaremos el momento; es el Capítulo VI: el cura y el barbero, en presencia de la sobrina de Don Alonso Quijano, están apartando los libros a salvar de la hoguera, en la que quemarán “todos aquellos que tanta locura han producido a nuestro Caballero Andante. Leen los títulos uno a uno. A los pies del barrero ha caído un tomo, lo coge y lee: “Historia del famoso caballero Tirante el Blanco”:
!Válame Dios! —dijo el cura, dando una gran voz—. ¡Que aquí esté Tirante el Blanco! Dádmele acá, compadre; que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placer de mi vida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que, por su estilo, es éste el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen, y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los demás libros de este género carecen. Con todo eso, os digo que merecía el que le compuso, pues no hizo tantas necedades de industria, que le echaran a galeras por todos los días de su vida. Llevadle a casa y leedle, y veréis que es verdad cuanto dél os he dicho.” (sic).”