El barrio marginado de Castellón por un "olvido" que dura 21 años
Los "oídos sordos" de Generalitat y el Ayuntamiento de Castellón dejan a uno de los distritos más importantes de la provincia sin biblioteca o centro de mayores, entre muchos otros servicios
La zona del Raval Universitario de Castellón sigue sin disponer de biblioteca tras 21 años de reivindicaciones vecinales. No sólo eso. La dejadez en los servicios públicos del barrio se extiende a la ausencia de centro para mayores, ambulatorio propiamente dicho, punto de encuentro cultural para jóvenes o al limitado espacio en el instituto para atender a todos los estudiantes de los cinco colegios que están adscritos al mismo. Un hecho inusual que viene prolongándose durante años hasta quedar en el olvido de todas las instituciones. No obstante, la Generalitat dispone de 9 locales públicos en el barrio que, en principio, prometieron habilitar para uso social y que a día de hoy permanecen abandonados.
Esta problemática se agudiza aún más si se consideran las peculiaridades que caracterizan al distrito castellonense. El Raval Universitario se ubica en una zona de limitado acceso de la periferia- entre el centro de la ciudad y la universidad- cuyo nacimiento se remonta al año 2000 con la construcción de viviendas de protección oficial destinadas a jóvenes menores de 30 años. Ello ha provocado que en la actualidad no haya espacio para construir y que la media de edad de sus habitantes sea muy inferior al del resto de la provincia, con multitud de hijos menores de edad. La promoción de estas viviendas exigía tener reservado un lugar para la asociación de vecinos que pudiese surgir y disponer de los 9 locales públicos como garantía para satisfacer las necesidades básicas de un municipio. Desde entonces, su propiedad ha pasado por diferentes empresas públicas incapaces de cumplir con lo prometido en la normativa hasta quedar en posesión la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (EVHA), dependiente de la Conselleria de Vivienda dirigida por Martínez Dalmau.
El secretario autonómico de vivienda, César Jiménez, sostiene que el cometido de esta empresa está restringido al de conceder viviendas a aquellas personas que lo requieran, de modo que no forma parte de su “prioridad” encargarse de la gestión de estos locales “porque no tienen un uso residencial”. De hecho, llega a considerarlos un “lastre” para la conselleria por los impuestos que conllevan y que, a su vez, suponen una limitación de recursos económicos que debían invertirse a “satisfacer la larga cola de demanda de viviendas que hay”.
Asimismo, desmiente que los locales se encuentren actualmente en venta y asocia los carteles de ‘Se vende’ que aparecen en sus persianas a otras legislaturas del Partido Popular. No obstante, la normativa exige a la EVHA tenerlos publicitados por un precio de adquisición y alquiler con usos restringidos para que no se pueda comercializar en ellos. “No tenemos una actitud proactiva para ponerlos en venta y el margen para que alguien pueda comprarlos es muy estrecho. Lo cierto es que todavía no he recibido ninguna llamada de alguien interesado”, sostiene César Jiménez.
Sin embargo, sí que se les ha ofrecido estos locales a cualquier institución que quiera destinarlos a un fin social sin coste de alquiler y con una cesión para un máximo de 99 años. Uno de los organismos que han recibido y conocen la propuesta es el Ayuntamiento de Castellón aunque, al parecer, han optado por declinar la oferta. Este medio se puso en contacto hace cinco días con el consistorio y todavía no han ofrecido una respuesta sobre este asunto. La Asociación de Vecinos del Raval Universitario achaca a la alcaldesa Amparo Marco el desaprovechamiento de los edificios públicos, si bien otros alcaldes anteriores adoptaron la misma estrategia.
Locales abandonados en posesión de la Generalitat