A la consellera Mireia Mollà también se le mueren las cabras montesas
Agricultura no refuerza pese a haber muerto el 85% de las cabras del norte de Castellón por sarna y las críticas del sector cinegético, limitándose a un protocolo insuficiente
No sólo se mueren los burros en Castellón por las negligencias de la conselleria de Agricultura y Emergencia Climática que dirige Mireia Mollà de Compromís. La nueva víctima son las cabras montesas, donde han muerto en las últimas semanas hasta el 85% del total por una epidemia de sarna en el norte de Castellón. Pese a este alarmante dato, la conselleria de Agricultura no prevé cambiar ni reforzar el protocolo, ante las críticas y la alarma del sector cinegético.
En concreto, La sarna sarcóptica ya se ha cobrado la vida del 85% de la población de cabra hispánica en el norte de Castellón. Así lo denuncian expertos del sector cinegético, que califican la situación de "dramática" por un daño que será irrecuperable y que se repite una vez más en la provincia sin que desde el departamento de Mireia Mollà se aporten soluciones a corto plazo para desesperación del mundo rural y de la caza.
Desde la conselleria de Agricultura se limitan a argumentar que continúan con el protocolo actual contra la sarna y con las brigadas sobre el terreno, pero a la vista del resultado queda en evidencia que este protocolo es insuficiente. Pese a ello, el departamento de Mollà descarta hacer cambios.
Desde el otro lado, en el sector cinegético, cunde la desesperación. Señalan que es cierto que las brigadas están trabajando, pero que no llegan a todo y no pueden hacer milagros. Asimismo, piden que se pongan en marcha políticas de protección de la especie más allá del protocolo. Por ejemplo, planes de reproducción cara al futuro ante la letalidad que tiene la enfermedad. Además, critican la “tardanza” de la conselleria en actuar, cuando la sarna ya estaba muy extendida.
Para los pueblos del norte de Castellón, la muerte del 85% de cabras montesas supone la pérdida de un tipo de caza que dinamizaba las economías locales del interior. Consideran además que la población no se recuperará hasta al menos diez años, ya que sólo queda un 10% de ejemplares con posibilidades de preproducción.
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