La angustia de los ganaderos por los animales, el otro drama del incendio
Después de días sin poder regresar a dar de beber al ganado, la evacuación de los animales se convierte en una complicada y peligrosa labor, especialmente para la ganadería extensiva.
Más de cien cabras muertas y todos los pastos calcinados. Ese es el balance de pérdidas que ha sufrido José Miguel, un ganadero de Andilla y Secañet que ha padecido horas angustiosas recorriendo el monte a pie con su rebaño entre las llamas del incendio de Bejís.
Como él, son muchos los que han denunciado el abandono de los animales por parte de las autoridades. Ni pudieron llevárselos, ni tampoco regresar para darles de comer o de beber pasados días y hasta la ansiada autorización por parte de la consellera de Justicia Gabriela Bravo, después de que un grupo de ganaderos se presentara en el Puesto de Mando Avanzado (PMA) en Viver para mostrar su enfado.
"Han sido días de mucho trabajo, noches muy duras sin dormir", relata José Miguel en declaraciones a ESdiaio. Asegura que cuando se encontraba "a 50 metros a pie" de sus animales los agentes le obligaron a marcharse. No fue hasta el día siguiente cuando acudió por la noche a salvarlos. Los ganaderos han evacuado a sus animales sin refuerzos ni medios, únicamente con la solidaridad y la ayuda de sus compañeros de profesión. En el caso de José Miguel, ha caminado por las sendas, por campo a través hasta Villar del Arzobispo guiando a nada más y nada menos que mil cabras y "cuando el fuego se acercaba, los animales se iban", perdiendo así a parte de su ganado. En el vídeo superior se aprecia como el pastor señala al fuego y suspira: "menos mal que las hemos salvado".
No ha corrido la misma suerte en otros municipios como en Torás. Una granja de pollos y una de cerdos han sido calcinadas por completo con los animales dentro. Los ganaderos son los grandes infortunados de los incendios, pero también los agricultores, que han perdido todas sus explotaciones.