La mayor crisis en el Ayuntamiento de Valencia pone cardíacos a Ribó y Compromís
¿Qué está pasando con los tripartitos valencianos sólo dos años después de las elecciones? En la Generalitat el pacto del Botánico languidece y en el Consistorio las cosas van de mal en peor
En apenas una semana el candidato que Pedro Sánchez le ha puesto enfrente a Ximo Puig para que compita con él por la Secretaría General del PSOE valenciano, Rafa García, ha dicho que “el PSPV está muerto”, que el pacto del Botánico con Compromís y Podemos mediante el que Puig gobierna la Generalitat está “amortizado” y que “la gestión institucional está en manos de Compromís”.
De triunfar García en las primarias socialistas del domingo, ¿entraría en riesgo el acuerdo de gobierno de PSPV, Compromís y Podemos?
En el mismo periodo Jordi Peris, el portavoz de València en Comú (Podemos) del Ayuntamiento de Valencia ha destituido a uno de sus hombres de confianza, ha dimitido de todo y ha cerrado la puerta asegurando que la coalición “València en Comú ha fracasado”. Lo que podría acabar traduciéndose en inestabilidad para el gobierno municipal, con los de Pablo Iglesias buscando un protagonismo del que hasta ahora carecían.
Y hace apenas un mes Àgueda Micó, nada más ser elegida coportavoz de Compromís (suma de tres partidos más independientes), afirmó que “Mónica Oltra es la líder pública de Compromís, no la líder de Compromís”.
¿Qué está pasando en los tripartitos valencianos? Analicemos el caso del Ayuntamiento de Valencia.
El Consistorio de la tercera ciudad de España está compuesto por 33 concejales. Diez de ellos son del PP, el ganador de las elecciones, aunque sólo uno de ellos (presentado electoralmente como independiente) puede ser portavoz -y de hecho lo es- porque los otros nueve están suspendidos cautelarmente de militancia tras haber sido imputados en el caso Taula.
El PP además está regido en la ciudad por una gestora dirigida desde fuera del Consistorio. Ciudadanos tiene seis representantes en el gobierno municipal, con lo que el centro-derecha copa la mitad menos uno del plenario. Por tanto está en la oposición. Porque la mitad más uno de los concejales son de la izquierda: cinco ediles del PSPV-PSOE, nueve de Compromís (de tres fuerzas políticas distintas más independientes), y los tres de València en Comú (formación que incluye a Podemos pero no sólo a Podemos). O sea, un rompecabezas.
El alcalde es Joan Ribó, de Compromís, la coalición de Mónica Oltra de la mano de la que le ha llegado el éxito político a sus casi 70 años aun habiendo perdido las elecciones de 2015 frente a Rita Barberá. Ribó antes estuvo en Esquerra Unida y acabó abandonando la política activa durante tres años para dedicarse plenamente a su cátedra de instituto de física y química.
Se ha llegado a especular con la idea de que Ribó, que ciertamente no esperaba que “ser alcalde fuera esto”, renunciara a presentarse a la reelección en 2019 vistas también las prisas de sus ediles de más proyección (el de Comercio, Carlos Galiana; el de personal, Sergi Campillo; o incluso el de Tráfico y Bicicletas, Giuseppe Grezzi) por llenar los espacios que deje vacíos el actual alcalde.
En el centro Carlos Galiana, uno de los candidatos a relevar a Joan Ribó.
Él mismo hubo de salir al paso de las informaciones que apuntaban a su retirada definitiva para evitar males mayores en el seno de su formación política, en la que las tensiones por la hegemonía política entre los seguidores de Oltra (incluido Ribó) y los de Micó (los nacionalistas del Bloc, la formación mayoritaria en la coalición) podrían aumentar en los próximos meses.
Las crisis municipales
De entre las varias crisis vividas en el equipo de gobierno (Fallas “grotescas” aparte) que Ribó ha tenido que dirimir en estos dos años de mandato, está la de la prohibición de aparcar vehículos por la noche en el carril bus en las zonas con más actividad hostelera de la ciudad, en la que la vicealcalde socialista, Sandra Gómez, disintió pública y reiteradamente de él aunque acabó plegándose a la voluntad del primer edil sin poder disimular en una comparecencia pública conjunta su gran contrariedad. La cara a veces es el espejo del alma.
También destaca la polémica pública entre una concejal socialista, Anaïs Menguzzato, y otro de Compromís, Pere Fuset, por la actuación de la Policía Local tras un accidente laboral mortal en los preparativos de la Gran Feria de Valencia (la antigua Feria de Julio).
Y a todo ello ahora se suma la crisis interna del tercer socio en el equipo de gobierno, propiciada por Podemos -que quiere ganar protagonismo- y que ha acabado por cansar al portavoz de València en Comú, Jordi Peris, que ha decidido dejar el Consistorio y largarse a casa “harto de luchas internas y deslealtades”. Peris, previamente, hubo de destituir del cargo de gerente de la fundaciones municipales InnDEA a su compañero Rafael Monterde por haber presuntamente asesorado a la organización que supuestamente desvió fondos de la ayuda valenciana al Tercer Mundo en el llamado “caso Cooperación”.
Las rivalidades internas
Todas estas últimas circunstancias coinciden con un notable incremento de la presencia mediática de la líder socialista en el Ayuntamiento, la ya citada Sandra Gómez, que en muy pocos días ha protagonizado diversas entrevistas en varios medios de comunicación, y que de un tiempo a esta parte también se prodiga con publicaciones de pago en Facebook sobre su acción política.
En una de esas entrevistas (en Valencia Plaza), plagada de pausas valorativas críticas, Sandra Gómez remataba con la frase: “El alcalde debe recordar que es el alcalde de todos los concejales, no sólo de los de Compromís”. Así las cosas, todo parece indicar que la campaña electoral en las formaciones que constituyen el equipo de gobierno municipal valenciano ya ha comenzado.