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Las fallas contra Fuset al grito de "Pere vete ya"

Las fallas contra Fuset al grito de "Pere vete ya"

Publicado por
Nerea Gómez

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OPINIÓN La realización o no de un Congreso Fallero, y la dependencia o no al Consistorio es la decisión que debe tomar el mundo fallero para que Pere Fuset, Concejal de Cultura Festiva y Presidente de Junta Central Fallera, vuelva a escena.

Esta medida de presión ha calado profundamente en las fallas y sus directivos mostraron su descontento en la Asamblea de Presidentes correspondiente al mes de septiembre, donde más de 200 presidentes y representantes de comisiones abandonaron la sala del Palau de la Música al grito de «¡Pere, vete ya!». Y es que los continuos desplantes de Pere Fuset, ante los órganos de decisión de las Fallas, han sobrepasado los límites. La falta de comunicación comienza a hacer estragos y los falleros empiezan a mostrar su malestar, a la espera de que se produzca una llamada desde alcaldía ,solicitando una reunión que de pie al diálogo.

El Presidente de la Interagrupación de Fallas de Valencia, Jesús Hernández, manifestó «hemos exigido que el concejal vuelva, pero si no es así, que nombren a otro porque hay muchas decisiones pendientes sobre la mesa». Y exigió, en nombre de las fallas, que el alcalde Joan Ribó, «como presidente nato de la Junta Central Fallera inste al actual presidente ejecutivo, Pere Fuset, a retomar sus obligaciones con la asamblea general, o que delegue la presidencia ejecutiva de la Junta a otro concejal de la Corporación, como recoge el artículo 42 del reglamento».

Efectivamente, a tan sólo cinco meses para que la plantà de paso a la semana grande de las Fallas 2018, el ambiente en la fiesta, lejos de enarbolar la bandera de "germanor, pinya i comboi", viene marcado por un hecho histórico, como es el plante por desplante en una asamblea de presidentes.

La vía de diálogo entre Fuset, los presidentes de falla y los delegados de sector es inexistente. Por ello, el colectivo fallero se ha visto obligado a manifestar su malestar en señal de protesta ante las reiteradas ausencias de Pere Fuset.

Congreso Fallero, ¿a marchas forzadas?

El propio Fuset anunció el 27 de junio que no acudiría a ningún pleno o asamblea hasta que los falleros decidan si quieren realizar un Congreso para analizar la relación entre las Fallas y el Ayuntamiento. Y cumplió con su decisión a rajatabla, ya que el edil faltó a la reunión del mes de junio y a la extraordinaria de presentación de los jurados de las Falleras Mayores de Valencia. Un gesto que no sentó nada bien en el mundo fallero.

La Interagrupación lleva desde julio pidiendo audiencia con el alcalde, con el fin de hacerle llegar la falta de entendimiento con Fuset y para solicitar la retirada de la encuesta, la destitución de sus responsables y la eliminación de los datos conseguidos. Este encuentro no se ha producido, ni Ribó ha acudido a una asamblea.

Esta tensa situación es el resultado de dos años de asambleas con polémicas de alto voltaje, incluída la reprobación por primera vez en la historia, al concejal y a su directiva, en noviembre de 2016, tras la polémica en torno a las normas de vestimenta firmadas por las candidatas a Fallera Mayor de Valencia. Aunque el punto de inflexión se produjo el pasado junio, cuando los presidentes quisieron darle un tirón de orejas al edil, por realizar una encuesta a los falleros pidiendo datos personales, y con preguntas sobre intención de voto e ideología religiosa. Polémica que impulsó a Fuset a apartarse de la dirección del órgano fallero y delegar sus funciones en el vicepresidente primero, Javier Tejero, para "despolitizar" la fiesta grande de Valencia.

Por su parte, el alcalde rechaza un posible cambio en la concejalía de Cultura Festiva, siendo ésta la segunda ocasión en que Ribó da un apoyo explícito a Fuset tras polémicas como la encuesta fallera y las continuadas ausencias del edil, tres en las asambleas de presidentes y una en el pleno de la Junta Central Fallera.

Según Ribó, Fuset ha dejado muy claro cuándo volverá. «Tuvo un planteamiento muy claro. Dijo que se estaban politizando las Fallas e hizo un esfuerzo por salirse y separarse para evitar que las Fallas tuvieran un problema de politización», una opinión que dista mucho de la expresada por la mayoría de los presidentes, quienes apuntan que es el propio Fuset quien lleva dos años metiendo la política y la polémica en las Fallas, con temas como los versos del Libro Fallero, la bandera española, la imposición de firmar unas normas de vestimenta a las candidatas a Fallera Mayor de Valencia y la encuesta fallera con preguntas de intención de voto y creencia religiosa.

Si los presidentes lanzaron un órdago al Consistorio dando por terminada la asamblea al comprobar, de nuevo, la ausencia de Fuset, Ribó lanza balones fuera señalando que «Las Fallas tienen que resolver en una asamblea si quieren o no un congreso fallero y también si quieren depender del Ayuntamiento y, cuando esto se resuelva, el concejal volverá».

La llama de la polémica se mantiene encendida hasta que las fallas decidan en un Congreso si quieren seguir siendo presididas por un concejal -y vinculadas al ayuntamiento- o si se decantan por un nuevo escenario libre e independiente al ayuntamiento.