Radiografía del agricultor: más pobre, más viejo y con menos ayudas europeas
Los rendimientos económicos de la agricultura valenciana han bajado en los últimos años, según un informe de la propia conselleria.
En el imaginario colectivo parece que el agricultor y el ganadero siempre se quejen de lo poco que se obtiene con la actividad, pero algo de razón tendrán. El Servicio de Estudios Agrarios y Estadística de la Conselleria de Agricultura con datos de la AEAT, ha hecho público un estudio comparativo sobre la fiscalidad agraria en el periodo 2004-2014, que mas allá de las triunfalistas cifras oficiales permite atisbar la situación económica real del sector agrario en toda su crudeza.
La Comunitat Valenciana cuenta con 118.128 explotaciones agrarias según la Encuesta sobre la Estructura de las Explotaciones Agrarias 2013 del INE. El 79% de las explotaciones tienen una dimensión inferior a las 5 hectáreas (unas 60 hanegadas valencianas o 44 tahullas alicantinas) y solo 76.106 de sus titulares (el 64%) son beneficiarios de las ayudas directas de la PAC. La aportación de las ayudas de la PAC en la Comunidad Valenciana a la renta agraria se sitúa sobre el 12% del Valor añadido bruto del sector agrario, mientras que en el conjunto de España la cifra sube al 27%. Esto es una consecuencia directa de la discriminación que sufren en la PAC los productos mediterráneos (frutas y hortalizas, y vino) sobre los continentales (cultivos herbáceos, ganadería extensiva y leche).
A nivel tributario, el impuesto directo mas importante que recae sobre la actividad agraria es el de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que grava los rendimientos y las ganancias patrimoniales de los contribuyentes, cualquiera que sea su origen. Los agricultores y ganaderos pueden optar por dos sistemas alternativos: el régimen de estimación objetiva, específico de la actividad agraria, y el régimen de estimación directa, siendo este último obligatorio en el caso de que el volumen de rendimientos íntegros en el año anterior supere los 250.000 euros.
En la Comunitat Valenciana, en el año 2014 se realizaron 143.860 declaraciones de IRPF con rendimientos procedentes del sector agrario, cifra un 20% inferior a la de 10 años antes, y el 93 % lo fueron por estimación objetiva. El periodo considerado es el de la burbuja inmobiliaria, caracterizado por la utilización de suelo agrícola para fines urbanísticos, y por el abandono del campo para acceder a mejores condiciones laborales en la construcción, de ahí la importante pérdida de contribuyentes por actividades agrarias.
Lo declarado alcanzó un valor de 201 millones de euros de rendimiento neto. El 70% de las declaraciones fueron inferiores a 1.000 euros. Solo un 8% de los declarantes obtuvieron más del 50% de sus ingresos por actividades agrarias. Básicamente este tipo de contribuyentes representa al grupo de agricultores a titulo principal o agricultores denominados profesionales, el otro 82% no tiene más remedio que compaginar la agricultura con otras ocupaciones, lo que se conoce como agricultura a tiempo parcial. En cuanto al factor edad, el 42% de los declarantes en el ámbito agrario tienen más de 65 años y solo un 14% menos de 45 años.
En definitiva, a través de un impuesto como es el IRPF se dibuja la realidad de un sector económico de la Comunidad Valenciana muy importante desde el punto de vista social y de ocupación del territorio, pero envejecido, descapitalizado, y con necesidad urgente de renovación por la vía de entrada de jóvenes.