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¿Volem TV3 en la Comunidad Valenciana?

Los acontecimientos se suceden a la velocidad del rayo. Tanto que hoy en día, gracias a la crisis catalana, ni constitucionalistas ni pancatalanistas quieren ya la TV3 en la Comunidad.

¿Volem TV3 en la Comunidad Valenciana?

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Los pancatalanistas no la quieren porque va a ser intervenida vía 155 por el Gobierno de España (a petición, ojo, del PSOE), y los mensajes adoctrinadores a favor de la independencia de Cataluña y en pos de la constitución de los Països Catalans van a cesar. Incluso se van a invertir. Eso ya no interesa para el País Valencià.

En 2013, recién cerrada RTVV, un grupo de activistas encabezado por Joan F.Mira y Eliseu Climent, líderes del pancatalanismo valenciano histórico, firmaba un artículo titulado “Volem canal 9, volem TV3” en el que calificaban de “censura” que en la Comunidad Valenciana no se pudiera ver en emisiones regulares la televisión catalana, ésa de la que desde 1985 (en tiempos del presidente Joan Lerma) se disfrutaba en estos pagos gracias a los pagos de Acció Cultural del País Valencià, que canalizaba entonces tanto dinero como para conseguir repetidores y constituir una red, y a la que ahora riegan generosamente las instituciones valencianas.

Hasta hubo un grupo musical que compuso “Volem TV3”:

Ens han llevat TV3, ja no podem veure res

En valencià, de qualitat

Ens han llevat TV3, ja no podem veure res

De qualitat en català

Nosaltres volem TV3!

Volem llibertat d'expressió!

Francisco Camps clausuró los repetidores, Alberto Fabra firmó un acuerdo de reciprocidad poco antes de cerrar RTVV, y Ximo Puig lo reeditó con Carles Puigdemont en mayo de 2016. Pero como À Punt no está a punt, la TV3 se puede ver aquí sólo a través de Internet, las redes sociales y las plataformas de pago. El siglo XXI ya no necesita de repetidores.

Ha costado, pero los constitucionalistas valencianos -con la excepción de cada vez menos gente del PSPV- han abierto por fin los ojos de par en par cuando, con ocasión de la actual crisis, han sido ampliamente difundidos en las redes sociales vídeos con adoctrinamiento a niños (que pedían con desparpajo la independencia), debates políticos de 5 contra 1, y supuestos expertos que proponen que para que la UE acoja en su seno la República Catalana se le asuste con ceder uno de sus puertos a la mismísima marina china. ¿Eso queríamos para la Comunidad Valenciana? ¿La defensa y promoción de la “unidad de la lengua” justificaba además la inoculación del virus independentista?

Todos los observadores políticos coinciden en señalar que el actual “procés” sólo podía haber tenido lugar con el concurso del adoctrinamiento en las aulas (que empieza a asomar también en algunas clases en la Comunidad) y el monopolio informativo de facto y censor de la TV3. Que por cierto dirige desde marzo un valenciano, Vicent Sanchis, a quien puso Artur Mas cuando arreciaban las noticias sobre corrupción en Cataluña. Su nombramiento fue rechazado por muchos parlamentarios catalanes y, lo que es más significativo, por el comité profesional de la televisión pública catalana.

Sanchis también está vinculado a Òmnium Cultural, de la que fue vicepresidente. Y en mayo de este año se pronunciaba sobre el famoso referéndum del 1-O y declaraba a La Vanguardia que “las leyes del Parlament no las tiene que obedecer solo TV3, sino todos los catalanes”. Se jacta de ello y asegura que “esto me hace ser un buen periodista, que todo el mundo esté enfadado contigo”.

Su correspondiente en À punt, la segunda RTVV, es Empar Marco, la candidata preferida por Compromís, exdelegada de TV3 en el País Valencià, y tuitera crítica con la acción del Estado durante la crisis catalana. Su propia elección está siendo cuestionada en los tribunales. Además todos los puestos sensibles de su organigrama responden a un patrón ideológicamente reconocible y muy coherente con su perfil.

Errores de cálculo político de los catalanistas

Oriol Junqueras (ERC) no mostró ninguna duda cuando afirmó que el traslado a Alicante del Banco Sabadell significaba que se quedaba en los PP.CC.. Y la CUP se manifestó en Valencia el 9 d'Octubre en favor de la independencia y con mapas de los PP.CC. para ilustrar su anhelo. Y aunque finalmente Puigdemont (PdeCat) respetó la fiesta de los valencianos proclamando o no la independencia en diferido un día más tarde, todo el mundo sabe que la supervivencia de su presidencia depende de ERC y la CUP. Y ambos se pronuncian a diario por la catalanidad de la Comunidad Valenciana.

Pero lo que están consiguiendo en la Comunidad Valenciana son tres efectos que los catalanistas y pancatalanistas no habían previsto: el resurgimiento del valencianismo con la posible reedición de la batalla de Valencia que ya apuntan algunos medios serios (se están organizando manifestaciones valencianistas para el mes que viene), el previsible trasvase de votos desde la izquierda valenciana alineada con los independentistas catalanes (Compromís) hacia posiciones más centradas (Ciudadanos), y el envalentonamiento de los extremistas ultras con sus inadmisibles muestras de violencia.