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Dobles varas de medir en los escraches y en la asistencia al trabajo

En una semana hemos descubierto que hay escraches buenos y malos. Pero también partidos con militantes que trabajaban y cobraban en sitios distintos que ahora acusan de lo mismo a los demás.

Beatriz Gascó (d) en su etapa en Conselleria

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El caso de los escraches es sobradamente conocido: para la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, los que le hacen a ella (escraches, acosos, intimidaciones) son condenables porque son políticos, y los que se les hacen a los políticos del PP (Esteban González Pons, Rita Barberá, Xavier García Albiol) no lo son porque son sociales.

Lo de cobrar sin ir a trabajar tiene peor venta. A la portavoz popular de Educación en Les Corts, Beatriz Gascó, le acusaron hace unos días de haber cobrado hace diez años una nómina como empleada de la empresa pública Ciegsa ejerciendo sin embargo de coordinadora del área de educación en el gabinete de prensa de Conselleria.

Según Gascó se puede justificar “perfectamente que iba a trabajar todos los días” en tareas de comunicación para Conselleria y Ciegsa, empresa “que pertenecía a ese departamento”. La diputada popular explica que la empresa “necesitaba comunicar los perfiles de los centros, las obras de ejecución, los plazos” y esa información “había que pasársela a los gabinetes de prensa”. Gascó dice sentirse políticamente perseguida porque el actual conseller, Vicent Marzà, puso “a dos personas durante un año entero a revisar absolutamente todas las cuestiones que había firmado” durante su etapa como directora general de Educación.

El que no tuvo ningún problema en reconocer que no acudía a la institución de la que cobraba es el actual número 2 de la Conselleria, Miguel Soler, que la pasada legislatura estuvo contratado en Les Corts pese a trabajar en la sede del PSPV. Soler fue teóricamente secretario del vicepresidente segundo de la cámara, el también socialista Ángel Luna, y no asesor del grupo parlamentario, por lo que se hace más difícil de entender su afirmación de que “mi trabajo no es ir al despacho”.

Y efectivamente, durante meses apenas llegó a pisar las dependencias de la cámara porque su verdadero cometido estaba en Blanquerías, la sede en Valencia del PSPV. Tras la denuncia periodística y las críticas internas ya se dejó ver alguna que otra vez por Les Corts.

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