La financiación abre fisuras en la derecha y en la izquierda
La reforma del sistema de financiación autonómica está abriendo fisuras en la derecha pero también en la izquierda valenciana. Y encima llega Montoro y habla bien de Puig.
El problema o pollo valenciano (según se busque en la hemeroteca a Ximo Puig o a Mónica Oltra) ha derivado en múltiples declaraciones a los medios, un par de manifiestos institucionales aprobados por unanimidad en Les Corts, y alguna entrevista desatascante como las de Puig con Rajoy y Montoro. Y en una promesa: la del Ministro de Hacienda de que antes de fin de año la reforma será abordada, lo que no significa resuelta, como hace creer el conseller Vicent Soler al volver a incluir “con mayor motivo ahora” los 1.300 millones ficticios que se sacó de la chistera el último gobierno de Alberto Fabra.
Pero entre el pollo y la promesa media la convocatoria de una gran manifestación por las calles de Valencia a la que llaman los sindicatos, pero como claros agentes instrumentales del Botànic (que la apoya formalmente), de Les Corts, o de ambos. La unanimidad de los manifiestos parlamentarios ya no se dio en el momento de anunciar pancartas. El PPCV -que antes y después suscribió los citados textos institucionales, y que fue reprendido por ello en Madrid- dijo que a tanto no iba a llegar. Porque, por mucho que se lo juren, no se cree que en la marcha de la tarde del 18-N no haya dardos contra La Moncloa. Incluso se temió -sí, lo temió- un escrache a su sede valenciana, junto a la que iba a acabar un recorrido que hubo que cambiar. Un riesgo que no ha desaparecido del todo si se confirma la presencia de elementos vinculados a la CUP en dicha manifestación.
Los empresarios de la CEV, la única patronal valenciana con solvencia en los dos sentidos de la palabra, deslizó que era preferible pelear la financiación en los despachos, y tampoco se sumó inicialmente a la caminata. Sí a la reclamación general, hay que recordarlo. Pero algo ha hecho que la postura oficial haya variado apenas veinte días antes de la protesta y ahora se muestre dispuesta a acudir. Y no cuela que sea, como indica el comunicado explicativo, “en atención a los intereses generales de la Comunitat Valenciana, de sus empresas y ciudadanos” porque ésos no han cambiado. Por si vale de algo: las relaciones personales entre Isabel Bonig y Salvador Navarro podráin ser mejores.
La siguiente caída del caballo camino de Damasco ha sido la de los naranjas de Albert Rivera, que ahora han dicho que sí que irán a la cita porque han comprobado que el lema de la manifestación “no va contra nadie y porque “si el pueblo valenciano va a estar en la calle, nosotros estaremos en la calle”. Otro razonamiento que no cuela porque el pueblo iba a estar a pesar de no estar ellos. Por si vale de algo: Ciudadanos necesita diferenciarse del PP de vez en cuando.
Total: que en esta materia el PP se ha quedado solo “en casa” (como dice Fran Ferri, portavoz de Compromís) en el bloque del centro-derecha.
La izquierda
Pero en la izquierda también hay fisuras con la reforma de la financiación. Porque el acuerdo, cuando llegue, va a tener que ser nacional y entre PP y PSOE. Ya lo advirtió Mariano Rajoy en la Interparlamentaria de Alboraia. Y eso no le va a venir bien a Compromís (menos a Podemos), que tiene por norma no firmar nada con los populares. Reivindicaciones sí, pero acuerdos no.
De momento los de Oltra ya han anunciado que en la reforma quieren que se tengan en cuenta los índices de pobreza. Y, en una interpelación en el Senado a Cristóbal Montoro, acaban de cosechar en su cara un piropo del ministro al president Puig, de quien ha dicho que, cuando se entrevistó con él, le “correspondió con lealtad al llamamiento al acuerdo entre Gobierno, PSOE y comunidades gobernadas por los socialistas, sin las que “no podemos hacer una financiación autonómica”. Evidentemente esto no acaba aquí.