Descargas en el alma

La nochebuena de 1952 el escritor José María Gironella sintió un latigazo y un vértigo que le hizo desplomarse en la Catedral de Gerona. Los mareos no remitían y eso hizo que cayera en una profunda depresión que le acompañó y torturó durante tres años en los que se fue a vivir a Palma de Mallorca poniéndose en manos de un prestigioso doctor de la época.

En la España de los años 50 esta enfermedad se curaba, básicamente, a base de electroshocks. Las descargas fulminaban su cuerpo y tardaba varias horas en volver al mundo real. Ese era el momento, aún sin despertar del todo, para escribir folios que luego arrugaba y tiraba al suelo, pensando que nada interesante podía salir de un escritor en su estado actual.

Por suerte, cada vez que uno de esos papeles manuscritos caía al suelo, su mujer lo recogía y conservaba. De ahí saldría el libro “Los fantasmas de mi cerebro” donde Gironella desnuda su yo más íntimo ayudado por esas descargas que le hacen viajar a una dimensión desconocida.

Contaba el escrito que una de las consecuencias de las descargas fue una especie de “desdoblamiento” entre su alma y su cuerpo tras el que comenzó sufrir experiencias adivinatorias. Un día, en ese estado, bajó al quiosco y adivinó mentalmente lo que el cliente iba a pedir. Lo mismo con el segundo, con el tercero… cuando volvió a adivinar el encargo por séptima vez, entró en pánico y se fue corriendo a casa. Se prometió a él mismo que jamás volvería a intentar anticiparse a la historia.

Cuento todo esto porque he leído y releído la carta de Gironella a Kennedy a ver si podía deducir si, de alguna manera, estaba avisando al Presidente de su futuro asesinato. Reconozco con pena que no veo ningún indicio de esta teoría: ¡menudo articulazo me habría quedado!

Además de católico y joven, Kennedy rompió moldes con su elección presidencial al proceder de una familia irlandesa. Resulta que el protagonista del libro “Un hombre” con el que Gironella ganó el Premio Planeta en 1946 también pasa gran parte de la novela en la misma zona de Irlanda de donde era el presidente.

¿Puede ser ésta la conexión entre JFK y Gironella anterior a la carta? Pues tampoco lo creo. Confesó el autor en una entrevista que el único motivo por el que parte de la novela se desarrolla en Irlanda es porque tenía el tomo I de la enciclopedia Espasa en casa. Él mismo decía que si hubiera tenido el tomo de la M, el protagonista habría ido a Madagascar.

Y es que la Historia se escribe así, es mucho más sencilla de lo que creemos o de lo que nos gustaría: el protagonista iba a Irlanda porque el único tomo que tenía era el de la I, y la carta de Gironella no fue ningún aviso del magnicidio.

La Historia es sencilla, y muy cruel a veces. La hermana mayor de JFK, Rosemary Kennedy, siendo una adolescente en los años 40, también se puso en manos de un psiquiatra por orden de su padre y jefe del clan. No quería que ciertos problemas de comportamiento de Rosemary pudieran acabar en algún escándalo que arruinara la ya prometedora carrera política de JFK. En vez de electroshocks como a Gironella, optaron por un tratamiento más agresivo: una lobotomía que salió mal, y que convirtió a la hermana mayor en una mujer con la edad mental de una niña de 2 años. En fin…, pero ¿y qué pasó con la carta al presidente? Pues que John F. Kennedy por supuesto no le hizo ningún caso a nuestro escritor a su petición de iniciar una cruzada moralizante en el cine de Hollywood.

Le contestó, eso sí, pidiéndole un favor: que en todos los artículos que escribiera, recordara a sus lectores que quería ejercer con responsabilidad el liderazgo de EEUU, ayudando a crear un mundo donde imperara la justicia, la libertad y la paz. La contestación de la carta también está en los archivos de JFK.

Al autor famoso seguro que le agradó aquella respuesta… pero el niño al que le daba miedo dormirse para no tener sueños eróticos se quedó igual de asustado. No hubo respuesta a su petición.

Reconozco que cuando me planteé escribir sobre los papeles de Kennedy recientemente desclasificados por la administración norteamericana pensé que saldría un artículo (o dos) de espías, agencias de inteligencia y geoestrategia. Pero luego leí la misiva de Gironella y todo cambió.

Para mí –ahora- lo importante de los papeles de JFK es que un seminarista de Gerona de 9 años le pidió acabar con el erotismo en el cine a un presidente que coleccionaba amantes actrices. Todo lo demás podía haber seguido clasificado 100 años más.

(*) Experto en defensa y geoestrategia.