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Valencia Basket: el listón alto como arma de doble filo

Existe una máxima incuestionable, tanto en el deporte como en otros ámbitos de la vida que habla de que cuesta más mantenerse que llegar

Valencia Basket, siempre mirando al cielo

Publicado por
Carlos Botey

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Esto nos va a ser de utilidad para analizar el momento que actualmente atraviesa el Valencia Basket.

Cuando un equipo logra un éxito tan brillante y merecido como el que consiguiera Valencia Basket hace poco más de cinco meses con la conquista de la Liga Endesa ante el archifavorito Real Madrid, aparecen una serie de condicionantes que dificultan el hecho de poder repetirlo o darle continuidad (en los últimos años, es cada vez más infrecuente en el deporte de primer nivel que un conjunto alcance dos títulos seguidos en la misma competición).

En primer lugar, y fundamentalmente en un caso como el que nos ocupa al no ser una entidad con el poderío económico de otras, clubes de primer orden se fijan en jugadores importantes de la plantilla campeona, algo que desembocó en las salidas de Sikma y, especialmente, Oriola este verano.

Otro factor a tener en cuenta es el de la motivación extra con la que juegan los rivales por el premio de derrotar al equipo de referencia en el pasado curso.

Una tercera cuestión, y no por ello menos importante, es la que hace referencia a la necesidad de continuar con el mismo hambre y tono competitivo mostrados en la campaña anterior, lo cual requiere de una mentalización extra.

Es en cualquiera de estos tres factores (y particularmente en el último) endonde entra en toda su extensión la labor del entrenador, y, ahondando en estas adversidades, el cambio de entrenador puede tornarse en un contratiempo añadido para el nuevo inquilino del banquillo taronja debido a las constantes comparaciones que, indefectiblemente, se hacen dado el indudable cariño que se profesa por parte de la afición a su antecesor Pedro Martínez.

De todos modos, los inicios de Txus Vidorreta en la entidad fueron inmejorables con la consecución de la primera Supercopa en la historia del club, así como con un arranque que hacía presagiar lo mejor tanto en Liga Endesa como en Euroliga.

Ahora bien; el panorama se ha oscurecido en las últimas semanas en buena medida por mor de las bajas: destacando la del timón del equipo la temporada pasada Antoine Diot, y la de la clara referencia interior Bojan Dubljevic, así como, incluso, la de un Latavious Williams que, ni siquiera, ha podido hacer su debut. De ahí que la situación se haya torcido en forma de seis derrotas consecutivas (algunas de ellas inexplicables) en Euroliga.

Desde la dirección técnica comandada por el siempre afinado Chechu Mulero se apostó por aumentar la calidad y el arsenal anotador de la plantilla. Para ello se contrató (procedente del subcampeón de Europa Olympiacos) al escolta Erick Green, seguramente uno de los cinco mejores artilleros que militan en el Viejo Continente, y si bien su rendimiento es incuestionable (24, 17 y 26 puntos en los últimos tres partidos), por otra parte, este hecho está provocando una variación en el estilo de juego del equipo, perdiéndose por momentos algunas de las señas de identidad que tan brillantemente se habían adoptado, como pueden ser las del juego fluido o la circulación del balón.

Ahora el ataque resulta más individual y, por tanto, más previsible para las defensas rivales, ya que en los últimos encuentros se está circunscribiendo al propio Green, más los balones colgados que pueda recibir Tibor Pleiss en el interior. Lo dicho; la mentalización para seguir explotando las muchas virtudes del equipo como antaño, así como al mismo tiempo sentar las bases para revertir la situación son cuestiones que corresponden a Txus Vidorreta, el cual está siendo víctima de un listón espectacularmente alto. La Cultura del Esfuerzo debe de llevar aparejada esa capacidad de reacción ante las adversidades. Algo que la plantilla ya ha demostrado sobradamente en diferentes ocasiones.