La nueva radio autonómica nace sin control de la audiencia
La radio pública valenciana ha vuelto a las ondas tras cuatro años de forzado silencio. À Punt nace con ilusión y con vocación de servicio a la sociedad.
“Són les deu del matí del dilluns u de desembre de 2017. Bon dia des de la ràdio pública de les valencianes i els valencians. Des d'avui esperem guanyar un lloc a les seues cases i els seus cors.”
Con estas palabras, a cargo de la ex locutora de la SER Jèssica Crespo, se iniciaban las emisiones de la nueva Ràdio 9, tras 4 años de forzado silencio, decretada por orden directa del popular Alberto Fabra el 29 de noviembre de 2013.
Un renacer de la radio pública valenciana que, a pesar de los nuevos programas y espacios, presentes en la rejilla de emisión, suena a improvisación y cierta precipitación. A pesar del anuncio hecho por la locutora, “llevamos varios meses trabajando", resulta llamativo que una radio pública, financiada desde los presupuestos de la Generalitat Valenciana, nazca con una red de repetidores mermada (solo se oye en menos del 20% del territorio) y sin que se haya solicitado su evaluación en el Estudio General de Medios, EGM.
Según ha podido confirmar EsDiarioCV, en este organismo de control de la audiencia, el único en nuestro país aceptado por las emisoras de radio públicas y privadas, no ha sido solicitado desde los nuevos gestores de À Punt.
Un hecho histórico (el de volver a emitir) que, a pesar de lo simbólico del estreno, no va a disponer del control de audiencia que ofrece la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). En la Comunidad Valenciana esta audiencia se mide gracias a las entrevistas telefónicas que se realizan en más de 7.000 familias.
Según confirman desde este organismo, la nueva radio pública valenciana no ha solicitado sus servicios. En el EGM sí se evalúan las audiencias y perfiles de radioyentes de otras radios autonómicas: Catalunya, Madrid, Baleares, Galicia, Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha, Andalucía y País Vasco. Tres oleadas al año, que marcan no sólo el ránking de audiencias en nuestro país, sino también la tendencia comercial de todas las emisoras. Una suscripción que si bien no es obligatoria, si es la única herramienta sólida que utilizan las principales radios públicas y privadas de España. Y máxime si se tiene en cuenta que no estamos hablando precisamente de una radio pequeña sin capacidad económica, sino de una emisora autonómica que nace gracias a los impuestos de todos sus ciudadanos.
En el sector de radiodifusión se considera que À Punt nace más por dar respuesta a una inquietud política -hace cuatro año el presidente Ximo Puig prometió su apertura en 2014- , que por una correcta planificación de los medios disponibles, de sus estructuras de difusión de la señal, o de contar con la plantilla necesaria. Que una radio autonómica valenciana nazca sin servicios informativos es muestra de su “debilidad”.