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El partido de hockey tendrá que esperar

El general “Ben” Hodges pasa a la reserva tras mandar tres años las tropas norteamericanas en Europa. Antes de irse ha pedido un par de cosas en su particular carta a Papá Noel.

"Ben" Hodges

Publicado por
Juanjo Crespo*

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Tras la victoria aliada en la II Guerra Mundial, el general Eisenhower permaneció en Alemania al mando del Ejército de EEUU en Europa (USAREUR es su acrónimo, U.S. Army in Europe) hasta noviembre de 1945, cuando se le ordenó volver a Washington a mandar el Estado Mayor de todo el Ejército Norteamericano.

Desde entonces y hasta hoy, más de 30 generales estadounidenses han ocupado sucesivamente el cargo de jefe de las tropas “yankees” en suelo europeo. El 15 de diciembre de 2017, el general “Ben” Hodges pasaba al retiro con honores en la base norteamericana sita en la ciudad alemana de Weisbaden, desde donde ha mandado el USAREUR durante los últimos tres años.

“Ben” Hodges no ha sido un general al uso. Sus 37 años de servicio alternando destinos operativos y otros más políticos son un libro abierto que con un poco de tiempo y ganas, cualquiera puede diseccionar buceando por la red. Amigo de las declaraciones y los “canutazos” a la prensa, siempre disponible para dar una videoconferencia en “streaming”, hacerse un “selfie” con cualquiera que se lo pidiera o sentarse en un plató de televisión. Fue valiente y casi siempre le salió bien. Sólo tuvo un pequeño patinazo con unas declaraciones sobre el BREXIT que casi le cuestan el puesto, pero vamos.... que una mala tarde la tiene cualquiera.

En 2014, nada más tomar el mando del Ejército Norteamericano en Europa, ideó un plan: “Tiene que parecer que 30.000 soldados son 300.000.” ¿Y cómo se hace eso? Pues “Ben” puso en marcha la operación -que aún continúa- “Atlantic Resolve”, que consiste en reforzar a las unidades de EEUU con base permanente en Europa con otras unidades que -de manera rotatoria- cruzan el Atlántico para pasar 9 meses en nuestro continente. Pasado el “embarazo”, las unidades militares retornan a sus bases norteamericanas de origen y son relevadas por otras.

Básicamente, ese refuerzo rotatorio consiste en una Brigada Acorazada (algo menos de 5.000 efectivos con 300 vehículos entre los que destacan 90 carros de combate “Abrahams”) y otra Brigada de Helicópteros (unos 100, siendo la estrella de esta unidad militar la veintena de “Apaches”, los míticos helicópteros de ataque).

La semana pasada el general Hodges se despedía de los medios de comunicación días antes del acto oficial de pase a la reserva. Allí les confesó dos deseos que tenía para el futuro del Ejército de EEUU en Europa, casi a modo de carta a Papá Noel.

El primero, que la entidad de la fuerza que debía rotar en suelo europeo aumentara de una Brigada Acorazada a una División. Una División Acorazada son 3 Brigadas, así que hagan sus cuentas: 15.000 efectivos y 900 vehículos, de los cuales 270 serían carros de combate “Abrahams”.

No pidió aumentar los helicópteros, pero sí expresó otro deseo. Que la Unión Europea permita el libre movimiento de las tropas del USAREUR -y también de la OTAN- en caso de crisis. Una especie de zona Schengen “militar” en la que los convoyes puedan atravesar fronteras y moverse rápidamente por suelo europeo.

Ambas peticiones están ahora en estudio, y tendremos que esperar unos meses para ver si estos dos deseos -casi póstumos- confesados por “Ben” Hodges se convierten en realidad.

El general se despidió con un emotivo discurso en el que recordó que su primer destino como oficial fue la Alemania de la Guerra Fría a principios de los ochenta y que colgaba las botas como Teniente General del USAREUR en ese mismo país.

Tuvo un mensaje para Rusia en sus últimas palabras, cómo no. “No queremos estar en un estado de permanente confrontación”, dijo, “pero Rusia debe respetar las leyes internacionales y la soberanía de las naciones europeas. Entonces, podremos volver a jugar otra vez al hockey”.

Tras 37 años de servicio y muchas guerras luchadas, el joven teniente de los años 80 y el viejo general del siglo XXI se encuentran otra vez en la misma trinchera alemana. Ambos se miran durante unos segundos a los ojos, para luego girar su rostro y fijar su mirada en el Este.

Me gustaría saber qué piensan y qué se están diciendo sin hablar. La verdad es que no lo sé, pero creo intuirlo. El partido de hockey tendrá que esperar.

(*) Experto en Defensa y Geoestrategia.

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