Concienciación y visibilización de los agresores
"Es tal el rencor y odio de estas personas violentas (al perder el control) que asumen todo lo que puede pasar después (sin que puedan reflexionar el problema desde un punto de vista lógico"
Este miércoles, en un programa de televisión de Tele 5 de Ana Rosa (AR), su equipo de redacción ponía en la palestra el caso de violencia machista del hombre de 44 años que, al parecer, había prendido fuego a un colchón que estaba sobre su pareja sentimental después de haberle dado una paliza, (puñetazos y patadas) sabiendo que su pareja estaba embarazada de siete meses. También le había tirado encima de una pierna un armario, y al quedar atrapada no podía marcharse del lugar.
El debate se centra en el control del agresor, en la posesión, poder sobre la víctima, el sufrimiento y aislamiento que sufría la mujer de forma continuada y reiterada en el tiempo. Aplaudimos desde el grupo EmeDdona la intervención de Ana Rosa Quintana cuando comentaba “Cuidado con aquellas mujeres que sufren maltrato y que después de una ruptura vuelven con el agresor”. Obviamente la intención de la presentadora Ana Rosa es concienciar a las mujeres que están padeciendo todo tipo de amenazas, coacciones, y desavenencias constantes “que la relación no va a cambiar”…
Porque no es amor, no es protección, y sobre todo no existe ninguna seguridad con este tipo de personas realmente violentas. Detectar en la primera fase toda clase de acciones que encaminan a una mujer a sentirse “atrapada” por el exceso de control, sola y sin saber qué hacer, indica que tras una ruptura sentimental, una reconciliación no va a solucionar los problemas de base en la pareja. En este caso que comentaban en Tele 5, al parecer “salvó la vida de la mujer” un vecino sin identificar, que intervino con celeridad al oír los gritos de la víctima, puesto que el fuego estaba en el colchón y en la ropa de la habitación. Un héroe anónimo.
Parece ser que el agresor la había abandonado en aquella habitación a su suerte, con conciencia y voluntad de lo que podía ocurrir en este caso. Es tal el rencor y odio de estas personas violentas (al perder el control) que asumen todo lo que puede pasar después (sin que puedan reflexionar el problema desde un punto de vista lógico, familiar y social) siendo así de grave la violencia machista.
La reacción imprevisible del agresor le puede sorprender hasta a él mismo, al no saber por qué reacciona de forma súbita ante unos estímulos, que pueden ser celos, pérdida de la relación, o simplemente una muestra de superioridad y dominio sobre la mujer a la que considera que tiene que someter por la fuerza, porque no entiende la “empatía”.
Es difícil decirle a una persona “no vayas con fulano”, cuando una mujer de la pareja sentimental puede creer que es “una buena persona que tiene problemas”. Más difícil todavía es decirle a una persona “déjalo, abandónalo” cuando tiene fuertes sentimientos sobre esa persona. La mejor forma de detectar el maltrato es tener conciencia propia de “que está pasando” y de que “no tiene que volver a pasar”. Asumir la realidad en ocasiones es complicado, porque nuestra propia voluntad lo impide. Es hora de decir NO…
(*)En la fotografía que ilustra esta opinión, el autor del artículo, oficial de Policía Local y miembro del grupo EmeDdona.