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El año que viene, el "procés valenciano"

El año que acabamos de inaugurar va a ser decisivo para el Consell del Botànic y para los partidos valencianos que van a tener que acometer un procés particular.

El año que viene, el "procés valenciano"

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Los acontecimientos dibujan la velocidad del reloj de la política. Y en el año que acabamos de archivar se puede argumentar que también fue la política la que provocó los acontecimientos. El presidente Mariano Rajoy, al que gusta marcar un compás premioso, ha comprobado por primera vez en su mandato el funcionamiento del cronómetro con cuenta atrás tras activar el 155. El procés catalán, que ha monopolizado los últimos meses de 2017, está teniendo una mayor repercusión en la Comunitat Valenciana de lo que podría imaginarse en diferentes ámbitos: económico, estratégico, social... ¿Qué ocurrirá en el año que viene? Una pregunta tan abierta no parece fácil de contestar, aunque sí cabe un exordio. 2018 se presenta como el año de las decisiones.

El gobierno del Botànic ha discurrido su mandato hasta ahora con cierta placidez. Tras dos décadas de gobierno monocolor, parece normal que la ciudadanía marque un periodo de carencia para familiarizarse con los nuevos actores, identificar poco a poco la procedencia política de los cargos en la administración autonómica y escrutar las decisiones y propuestas del Consell. El discurso de la herencia recibida y de la insuficiencia en la financiación, como todo, tiene fecha de caducidad.

El presidente Puig deberá decidir si adelanta la elecciones autonómicas

El principal partido en la oposición, desentrenado en su nuevo papel, ha apostado sus energías en "atacar" a la vicepresidenta Mónica Oltra, como si fuera ella quien manda en el Gobierno. Una estrategia que ha tenido como efecto secundario reforzar un papel institucional de Ximo Puig que el mismo se estaba labrado como si de un jefe de Estado a lo Marcelo Rebelo de Sousa se tratara ¿ Acaso alguien se acuerda de que Puig consiguió en las elecciones de 2015 el peor resultado histórico de los socialistas? ¿Acaso alguien se acuerda de que Compromís superó en casi 5 puntos a los socialistas en las últimas elecciones generales, en las que el PP volvió a ganar también en la Comunitat? Y ello es así, porque existe la percepción de que Oltra no sacaría más votos que Puig en mayo de 2019. Bueno, mayo del próximo año a no ser que el Molt Honorable decida, y capacidad tiene para ello tras la reforma del Estatut, anticipar las elecciones a este año. Una decisión interesante pero con riego.

Compromís tendrá que cambiar por primera vez de registro y enfocar su estrategia desde la gestión

Oltra demostró su habilidad y contundencia en la oposición, unido a una política de alianzas flexible y regulada según conviniera con Manuela Carmena, Pablo Iglesias, Ada Colau... La gestión en un área compleja como es Igualdad y Políticas Inclusivas (bienestar social) y la crisis catalana no parecen estar ayudando a Oltra en su objetivo de convertirse en la primera mujer en presidir la Generalitat Valenciana. En los últimos meses, la dirigente de Compromís ha evitado polémicas. Ni tan siquiera se dejó ver en la elecciones catalanas para mostrar su apoyo a sus "socios" de Catalunya en Comú de Xavier Domenech y la citada alcaldesa de Barcelona. Oltra tendrá que tomar decisiones en 2018 sobre su futuro y aspiraciones. ¿Seguir en la política autonómica o cambiar a la local, al ayuntamiento de Valencia? O quizá encarar una nueva etapa en Madrid o incluso Bruselas, ya que las europeas están a año y medio vistas. Su partido, Compromís, también tendrá que pronunciarse en primarias. ¿Es Joan Baldoví mejor candidato que Oltra?

Y tendrá que ver cómo organiza esas primarias para salvaguardar a sus principales dirigentes. Si repite el modelo de 2015, donde esas primarias pasaban de largo por los dos primeros puestos en la candidatura de la provincia de Valencia para garantizárselos a Enric Morera y Mónica Oltra, o si las hace totalmente abiertas. También deberá decidir cómo encaja el complejo puzzle que asegure representación en puestos de salida a Bloc, Iniciativa, Els Verds y Gent de Compromís, sus cuatro corrientes. En cualquier caso, su principal reto consistirá en comenzar a vender gestión a los votantes. Un partido acostumbrado a afrontar el año preelectoral arremetiendo contra el rival de turno que gobierne, en 2018 tendrá que cambiar por primera vez de registro y enfocarlo desde la gestión, de convencer de que la suya mejora la de sus antecesores.

El desafío de Isabel Bonig: Demostrar que goza de posibilidades reales de ganar y, lo que es más importante, de gobernar

Mientras, un PP algo apocado y desmoralizado por la debacle de las elecciones catalanas deberá acentuar su papel de oposición y, a la vez, demostrar que puede presentar candidatos solventes a presidir la Generalitat y las principales alcaldías. El desafío de Isabel Bonig en este sentido resulta doble. Demostrar que una lista encabezada por ella goza de posibilidades reales de ganar y, lo que es más importante, de gobernar. Y, por otra parte, desenredar la madeja de ejecutivas locales, candidatos municipales y presidenciables a las diputaciones. Los rescoldos del pasado aún no se han apagado del todo. Este mes se inicia el juicio en la Audiencia Nacional contra la que fue cúpula del PPCV.


Sin quitar ojo a Ciudadanos, cuyas expectativas se han disparado también tras los comicios catalanes. Ahora ya aspira a todo y ha pasado de ejercer de segundón en la oposición del PP a optar a superarlo. Para lograrlo deberá mantener la intención de voto en la cresta de la ola en 2018 con su mensaje españolista que lamina a la formación de Mariano Rajoy y con su insistencia en políticas ´útiles´, como recalcan sus cargos públicos.

Ciudadanos debe ser capaz de robustecer su frágil estructura interna

Del mismo modo deberá ser capaz de robustecer su frágil estructura interna, fácil de erosionar, como demuestra la larga estela de tránsfugas que va dejando por el camino y el hecho de que un partido incipiente como Contigo Somos Democracia engorde cada día a costa de engullir a concejales descontentos con la gestión orgánica de Ciudadanos. Mientras, la dirección nacional sigue de perfil ante estos problemas.

Igualmente deberá organizar sus primarias para decidir si únicamente llevan a votación los cinco primeros puestos en las candidaturas o van más allá. Y si siguen su controvertido sistema de sufragio por programa informático, que a veces tarda días en dictar sentencia, o recurre al clásico y más transparente método presencial.

Podemos corre el riego de perecer entre socialistas y Compromís

Podemos, por su parte, afronta su año clave. Deberá de demostrar que tiene un rol propio, que no se limita a ejercer de apéndice de PSPV y, sobre todo, de Compromís. Que su líder, Antonio Estañ, puede aportar algo más que amagos. De lo contrario, corre el serio riesgo de perecer electoralmente descuartizado entre socialistas, compromisarios, EU e incluso de ERC o CUP, que previsiblemente se presenten. Si a su falta de relevancia autonómica sumamos su declive nacional en intención de voto, afronta 2018 como año básico para su revitalización o hundimiento.

La rebaja del listón electoral abre el campo de oportunidades a los minoritarios y a las alianzas electorales

Mientras, partidos como Contigo Somos Democracia, Som Valencians, Renovació Política, Demòcrates Valencians (además de los citados EU, ERC y CUP) y algunos otros que podrían surgir este año (el abogado Juan García Sentandreu ha dado muestras ostensibles de que quiere volver a la carga tras su proyecto fallido de Coalició Valenciana), esperan su oportunidad. Si Les Corts aprueban finalmente la rebaja de la barrera electoral al 3% y las formaciones políticas tradicionales siguen desgastándose, esa oportunidad podría estar más cerca que nunca. La modificación del listón abre el campo de alianzas y estrategias. Las previsiones que hasta ahora han realizado los expertos demoscópicos y politólogos pueden saltar por los aires.

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