Levante UD 0- RC Celta 1. Sin gol no hay paraíso.

Y, precisamente, eso ha sido lo que ha hecho el Levante UD en la mañana de hoy; remar (esta vez sí todos en la misma dirección) en aras de conseguir una victoria que hubiera supuesto un bálsamo (especialmente en lo que a los encuentros como local se refiere) habida cuenta del momento que vive el equipo.

La intensidad y buena actitud mostradas permitían a los granotas hacerse con el control del mediocampo (más poblado de lo habitual en el día de hoy) para así, a la vez, ganar prácticamente todos los balones divididos en disputa en los primeros compases. Pero la única desaplicación defensiva de los levantinistas fue fatal: Pione Sisto aprovechó un mano a mano ante Oier en el minuto 37 en la que sería la única llegada con peligro de los celestes en todo el choque.

A partir de ahí, el marcador permanecería invariado ante la inoperancia en el remate de un Levante UD al que nadie podrá reprochar el hecho de que no lo intentara por tierra, mar y aire. Y es que la acuciante falta de gol que viene lastrando al conjunto en las últimas fechas alcanzaría su paroxismo en esta segunda mitad, tras fallar un bisoño e inexperto Boateng hasta tres remates francos dentro del área pequeña, demostrando así que no es el hombre más adecuado para ejercer la responsabilidad de concretar.

Mientras, la dupla formada por Coke y un recién entrado Jason convertía la banda derecha en una autopista que surtía de centros que, desgraciadamente, no lograban el rédito en forma de tanto. También Morales y el propio Coke dispusieron de sendas oportunidades clarísimas ante el meta Rubén que no acertaron a materializar. Era excesivo el castigo para un Levante UD tan desbordante en cuanto a actitud e intensidad como, a la par, falto de definición; así como, excesivo el premio para unos celtiñas atrincherados y, por momentos, algo apáticos.

Ciertamente, el fútbol puede resultar tremendamente injusto en algunos partidos puntuales, pero no acostumbra a serlo tanto a la hora de penalizar a quienes (secretaría técnica) no hacen bien sus deberes en verano, fallando clamorosamente en la confección de la plantilla.