Quo vadis Camps
Hace un año por estas fechas, la Agencia Estatal de Inteligencia, la CIA, desclasificaba y hacía públicos trece millones de expendientes X, entre otros, uno que revelaba las capacidades paranormales de Uri Geller para, por ejemplo, doblar cucharas con la mente.
Por casualidad, un año después, otra X venía a desvelarse en el juicio de la rama valenciana de Gürtel. En esta ocasión, nada que ver con fenómenos paranormales, aunque sí con el manejo de utensilios de cocina, como “poner el cazo”.
La confesión de Álvaro Pérez “El Bigotes” retumbaba en las paredes de la Sala de la Audiencia Nacional en la que se celebra el juicio: Paco Camps dirigía el sistema de pagos tejido entre empresarios y el propio Partido Popular para la financiación irregular de éste último. Si Correa señalaba a Ricardo Costa en su declaración, “El Bigotes”, ignoro si con el ánimo de obtener alguna atenuación de la pena, apuntaba a su otrora “amiguito del alma”.
Pasará a los anales de la desvergüenza aquella conversación entre Paco Camps y el “Bigotes” en la Nochebuena de 2008 en la que se juraban amor eterno. “Te quiero un huevo”, le confesaba sin recato Camps a su interlocutor, a la vez que “El Bigotes” le anunciaba que contaría con su lealtad durante muchos años.
No le mentía. El silencio del “El Bigotes” ha permitido que Camps no resulte investigado.
Su confesión no tendrá trascendencia penal para Camps, ya que los posibles delitos que se le pudieran imputar están prescritos. La colaboración de Álvaro Pérez con la Justicia, por tardía, no debería tener su efecto en una disminución de la pena, pues ha permitido que su amiguito del alma quede impune. Visto lo visto y desde una perspectiva de defensa, incluso podría estar tratando de echar un capote a Ricardo Costa, con el que, al parecer, trataba personalmente los asuntos de la trama.
Otra cosa será los efectos que dicha confesión tenga en el PP valenciano y en el puesto que Camps ocupa en el Consell Jurídic Consultiu.
Quoi qu´il en soit , lo bien cierto es que el Partido Popular valenciano, que en petit comité ya creía amortizada la corrupción entre sus electores y se vanagloriaba por los resultados obtenidos en las últimas elecciones generales, vuelve a situarse en el ojo del huracán.
Y más cierto es aún que los valencianos no tenemos por qué soportar la presencia en nuestras Instituciones de políticos desaprensivos, que representan la peor gestión que hemos sufrido en los últimos veinte años.
Siendo el Consell Jurídic Consultiu el órgano consultivo supremo del Consell y de la Administración Valenciana, tiene la competencia de emitir dictamen sobre cuantos asuntos le someta a consulta el President de la Generalitat, su Gobierno o los Consellers que lo integran. A otra escala, una suerte de Senado Romano. Y como tal, habría que presumir a sus integrantes lo que los romanos llamaban auctoritas, es decir, la legitimación socialmente reconocida que ostenta aquél que está capacitado moralmente para emitir una opinión.
A estas alturas, ¿De verdad Paco Camps está legitimado para seguir dictaminando sobre los asuntos que atañen a los valencianos?
* Abogada y excoordinadora de UPyD Comunidad Valenciana