Qué suma y qué resta votos a Ciudadanos
Ciudadanos se encuentra indiscutiblemente en la cresta de la ola, en su cénit como partido desde que se fundara en 2006 en Barcelona.
Por primera vez, una concatenación de encuestas sitúa a la formación que preside Albert Rivera como primera en intención de voto.
En todo tipo de tertulias, y por parte de opinantes de inclinaciones y bagajes intelectuales diversos, se insiste en la misma sentencia: “las encuestas siempre dan más intención de votos a Ciudadanos de la que luego se demuestra en las elecciones”. ¿Siempre? Me parece excesivamente categórico emplear ese adverbio temporal para referirse a una formación cuyo historial se limita a presentarse a dos elecciones generales, una europea y una autonómica. Y que forma parte del ámbito político nacional desde 2014. ¿Siempre equivale a cuatro años cortos? Quizá en la vida de un alumno de Educación Infantil.
Y el otro tópico que habitualmente se utiliza para desmontar las aspiraciones de Ciudadanos: “siempre –de nuevo el adverbio temporal recurrente para armarse de razones- saca mejor resultado en Cataluña que en el resto de España”. Sí, en tierras catalanas suma ya 12 años de experiencia -¿preadolescente?-, mientras que en el resto de autonomías ha concurrido solamente a las elecciones regionales y locales de 2015. Una vez. ¿Podemos establecer una comparativa con tan escasa información histórica?
Lo dudo. Máxime en una segunda década del siglo XXI en la que la volatilidad y exigencia del votante rompe con cualquier certeza. La fidelidad a unos colores, a un partido, se difumina. Los pronósticos fallan porque aumenta el carácter imprevisible de los resultados. Las tendencias varían y se transforman en semanas. Aunque por ahora Ciudadanos la tiene a favor con el arrastre de su triunfo en los últimos comicios de Cataluña. Con esa victoria y con la representación de su celebración. Con esa evocación constante al sentimiento españolista ha logrado multiplicar simpatías en Andalucía, Murcia o La Rioja. Y convertirse en adalid de la lucha contra el secesionismo, otro rol que también concita apoyos en múltiples lugares allende Cataluña.
Y en esa posición de partido de moda, con qué panorama se encuentra en la Comunidad Valenciana. Fran Hervías, secretario de organización de Ciudadanos a nivel nacional y geógrafo de profesión, apelaba con reiteración esta semana en Alicante y Valencia a la democracia interna de su partido. Excusatio non petita acussatio manifesta, recuerda la célebre locución latina, que equivale al castizo “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Sobre todo tras confirmar después el propio Hervías que únicamente celebrarán primarias en aquellos municipios con más de 400 militantes en los que hubiera varios candidatos. Básicamente Valencia.
No obstante, en la capital autonómica ya ha defendido el presidente nacional de Ciudadanos, Albert Rivera, las cualidades que atesora su portavoz autonómico y local, Fernando Giner, para ejercer como alcalde. Por tanto, lo refrenda ante cualquier atisbo de primarias. Desde luego, tesón y don de la ubicuidad no le faltan a Giner. No rehúye cita alguna, ya sea en día laborable o festivo, con la dedicación de tiempo que ello implica. En algunos actos, como el bautismo el día de San Vicente Mártir en la abarrotada iglesia de San Esteban, incluso como solitario concejal. Lo cual, por otra parte, realza su figura.
Si en la principal localidad la fotografía del cartel electoral tiene claro protagonista, no ocurre lo mismo a escala autonómica. Aunque el nombre de Toni Cantó aparece omnipresente. Difícil que Ciudadanos pueda encontrar a un candidato con un grado de conocimiento mayor entre la sociedad que el del actor, popular entre diversos estratos de población precisamente por esa faceta televisiva y teatral.
Curtido como diputado nacional con casi siete años de experiencia sumados, habría que ver cómo se desenvolvería en el escenario de una contienda electoral autonómica. Y si, tanto en campaña como una vez accedido al cargo que fuera, sabría conjuntar equipo. Esta última capacidad la pone en duda el reguero de críticas de excompañeros de su etapa en UPyD.
La habilidad para ilusionar y para sumar apoyos y, sobre todo, trabajo de militantes en campaña, resultará fundamental en Ciudadanos para enfrentarse a sus rivales externos, algunos bien conocidos, como sus concejales de diferentes municipios que han participado en el proyecto de Contigo Somos Democracia (CSD), encabezado por el diputado provincial por Valencia José Enrique Aguar, una persona hábil como pocas para ejercer de comercial político, para generar esa ilusión y enrolar a su causa a personas diversas.
Entre ellas, por ejemplo, al alcalde de Gátova y profesor Manuel Martínez, recién elegido presidente provincial en Valencia de su formación. La labor de zapa de Aguar y su equipo puede erosionar los cimientos autonómicos de Ciudadanos. Sabe qué es montar un partido y hacerlo crecer. Ya lo demostró en los inicios del propio Ciudadanos, cuando aportó su dosis de militantes y concejales del extinto Centro Democrático Liberal.
Tanto los responsables de organización de la formación de Albert Rivera a nivel autonómico y provincial, Emilio Argüeso y Juan Córdoba, como incluso el citado Fran Hervías, cometerían un error si desmerecieran esa capacidad de Aguar. Como he escrito al comienzo de este artículo, el electorado resulta cada vez más impredecible y voluble, y las modas, recordémoslo, son pasajeras.
Ese talón de Aquiles autonómico y provincial de Ciudadanos –sus problemas internos- tratarán de aprovecharlo también para restarle votos los tres partidos autóctonos que debaten este lunes 31 de enero en Lo Rat Penat: Som Valencians, Poble Democràtic i Unió i Germania. También Demòcrates Valencians o Renovacio Politica buscarán ahondar en la brecha. Aunque su caladero de votos abarca igualmente a otrora simpatizantes del Partido Popular e incluso a desencantados de Compromís, formación a la que respaldaron en 2015 pensando en su vertiente valencianista.
Por tanto, en la Comunidad Valenciana Ciudadanos despunta con el poso que deja la marca nacional, a la que pueden sumar sus principales cabezas de lista. Y resta con la pérdida de numerosos militantes que se han quedado por el camino desencantados con su funcionamiento interno y que han decidido incorporarse a otras opciones o crearlas. ¿Qué pesará más en mayo de 2019? El trabajo y las modas dirán.