La batalla de Gandía: Los agermanados derrotan a las tropas de Carlos V

Las causas fueron múltiples, la ausencia de Carlos V y no jurar los fueros fue uno de los motivos, al menos en público, y el rearme de los gremios por la amenaza berberisca sobre los pueblos costeros, lo que permitió a estos gremios estar preparados para combatir.

Las germanías fueron derrotadas en Almenara donde, según Vicente Boix, el estandarte de la ciudad de Valencia fue capturado lo cual suponía un golpe moral importante. En esta situación, el virrey Diego Hurtado de Mendoza apoyado por tropas mercenarias, trató de derrotar al líder de la rebelión, Vicente Peris, en Gandía, a orillas del río Vernisa.

El orden de batalla y las cifras las explica Manuel Ferrero Hernández en Historia de las germanías de Valencia. Vicente Peris contaba con 1.000 agermanados, con armamento muy diverso como ballestas, picas, arcabuces y mandobles entre otras armas, además de artillería de bajo calibre o libra. La formación de batalla se atribuye a 3 escuadrones en hileras de 30 soldados. El escuadrón del flanco derecho, comandado por Palomares; en el flanco izquierdo se situaba el capitán Rodrigo Navas y en el centro estaba Vicente Peris, con el Escuadrón real, que, según Manuel Danvila Collado, llevaba la Real Señera. Manuel Herrero menciona que los soldados con Mandobles fueron dispuestos en los flancos y la artillería en vanguardia.

El virrey disponía de unos 500 jinetes formados por nobles y caballeros y 4.000 soldados, aunque seguramente esta cifra fue hinchada y no sea tan elevada. Entre ellos había mercenarios nanchegos, catalanes, valencianos realistas y moriscos. También disponían de artillería de mayor calibre que los agermanados. El virrey desconfiaba mucho de sus tropas, pues los manchegos podían estar contaminados con las ideas de los comuneros, los moriscos no eran leales a él y los valencianos podían cambiarse de bando fácilmente.

La batalla comenzó de forma desastrosa para los realistas, pues sus jinetes cargaron de frente y fueron muy diezmados por la artillería agermanada, mientras que la artillería realista, al ser mas grande y peor adaptada al terreno, apenas causó daños. Bajo el grito de “San Jaime” los realistas cargaron, pero los agermanados resistían. El virrey trató de solucionar los problemas de su artillería, y, cuando pensó que podía doblegar a los agermanados, cargó en persona junto a su caballería de nobles hacia el escuadrón de palomares, pero los agermanados, con sus picas, lo pararon en seco. Los disparos de arcabuces asustaron a los caballos y provocaron la retirada.

Los mercenarios manchegos, viendo que los agermanados no iban a perder, se retiraron al Raval de Gandía y alrededores. Los moriscos, comprobando el peligro que sufrían sus familiares si los manchegos los atacaban, fueron a proteger a sus familias retirándose también de la batalla. El virrey, que ya se presentía vencido y con su ejército disolviéndose, se retiró a Denia.

Los agermanados entraron triunfantes en Gandía y saquearon los palacios y casa nobiliarias, además de obligar a los manchegos a devolver lo robado.

Tras su triunfo, la germanía comenzó a autodestruirse debido a que las tropas de Vicente Peris cometieron atrocidades como el bautismo forzado de los moriscos que lucharon con el virrey y su posterior ejecución para “enviar almas al cielo” y diversos saqueos por los alrededores. La “Junta de los trece”, que dirigía el movimiento trató de frenar los desmanes, pero fue incapaz de ello. El movimiento se quebró y llegó a haber batalla en la ciudad de Valencia entre Vicente Peris, junto a sus partidarios, frente a otras facciones agermanadas, que terminó con la entrada de las tropas de Carlos V en la ciudad y la ejecución de Vicente Peris.

Fuentes consultadas:

“La germanía de Valencia” Manuel Danvila Collado

“Historia de las germanías de Valencia” Manuel Fernández Herrero

“Historia de la ciudad y Reino de Valencia” Vicente Boix