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Por qué todos ganan en las primarias del PSPV

Consigan la victoria o pierdan con un porcentaje de votos elevado, todos los candidatos ganan. Unos, al cumplir su aspiración a secretario general; otros, al demostrar su poder orgánico.

Ejecutiva del PSPV

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Este fin de semana concluyen las primarias socialistas para escoger secretarios generales comarcales con la segunda vuelta en l´Horta Sud entre los dos candidatos que obtuvieron más votos: la alcaldesa de Benetússer, Eva Sanz; y el concejal de Torrent Andrés Campos. Y lo hacen en un ambiente en que quien teóricamente gana se siente ganador, y quien pierde, en la práctica o aparentemente, no se siente perdedor.

Más bien incluso gana, aunque sea en demostración de peso orgánico. Salvo que sus resultados se alejen bastante de sus expectativas, como ocurrió con Guillermo Luján, alcalde de Aldaia y descartado en la primera votación a secretario general en la citada comarca de l´Horta Sud. El respaldo del omnipresente Bartolomé Nofuentes y su vanguardista lobby 3.0 no le resultó suficiente.

Ni tan siquiera el tantas veces mentado José Luis Ábalos, plenipotenciario secretario de organización del PSOE, tuvo que sufrir que le achacaran esta derrota. Porque hasta la fecha, aunque algunos candidatos se hayan identificado con él y, sobre todo, con Pedro Sánchez, Ábalos no ha certificado públicamente sus apoyos. Ni, por supuesto, el propio Sánchez ha manifestado apadrinar u orientar aspiración alguna. Aunque muchas enarbolen su nombre y primer apellido como bandera.

Y sorprende que incluso quienes ni tan siquiera parece que estén en la contienda también levanten pecho como vencedores. Me refiero en particular al presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, cuya única batalla o partido (según si preferimos emplear un símil bélico u otro deportivo) hubiera sido la de aspirante a máximo responsable provincial, aunque al final decidió replegar tropas y dejar el camino casi expedito a Mercedes Caballero. No obstante, lo escrito, hasta desde los aledaños de Jorge Rodríguez atribuyen el triunfo de candidatos de las comarcas de interior valencianas al respaldo del presidente de la Diputación. O a la inversa, que han ganado sus pupilos.

Entre decenas de congresos comarcales siempre los máximos responsables socialistas contarán con algún compañero o amigo vencedor o vencedora de esas cuitas, con alguna muesca que sumar. Nadie pierde. Porque cuando no gana un allegado o animado a presentarse, insisten en que han mantenido su neutralidad institucional y que no han tenido que ver en la contienda. En cambio, sí vence alguien afín, ya se ocupan, indirectamente, de pregonar que ese vencedor circunda en su órbita. Por tanto, nunca pierden.

Ni siquiera en el caso de la ciudad Valencia. Maite Girau, la candidata in pectore de Ábalos en esta plaza, cosechó el 42% de los votos, un resultado bastante más que digno y que le da fuerza sobrada para que, en el futuro, su partido tenga muy en cuenta las pretensiones y demandas de su grupo. Quizás incluso podría hablarse de victoria pírrica. O subliminal. En la próxima confección de candidaturas, y desde luego cuando se constituya la ejecutiva, ese segmento ha demostrado que debe ser tenido en cuenta por la previsible y finalmente vencedora, la pujante Sandra Gómez.

Si Rafa García, el alcalde de Burjassot, llevó casi su discurso electoral al límite de la belicosidad para tratarse su contrincante de un compañero de partido y presidente de la Generalitat, como es el caso de Ximo Puig, en las primarias comarcales la escenificación de rivalidad se ha ido diluyendo. Al final, y tras la votación, cualquier herida de guerra queda restañada con un fuerte abrazo y aquí paz y allá gloria. Y si es conjunta esa gloria en el futuro sumando al rival, mejor. Al final, las primarias se convierten en advertencias, en mostrar al candidato oficialista o favorito que habrá de tener en cuenta a otras sensibilidades.

Por tanto, unos y otros ganan. Unos, sumando más votos, y otros, simplemente sumando votos, aunque sean menos que su rival. Pero son votos. Y votos amigos. Nada ver lo que ha sucedido en las comarcas, ni lo que pasó en las provincias, ni incluso lo que ocurrió a nivel autonómico, con el enconado pulso que mantuvieron Patxi López y, sobre todo, Susana Díaz y Pedro Sánchez a nivel nacional.

Esa indisimulada animadversión no se ha trasladado a las más familiares primarias valencianas. Veremos qué ocurre cuando se reproduzcan esas votaciones internas para escoger a candidatos a alcaldías. O incluso, si finalmente lo hacen, para dirimir puestos en listas autonómicas. De momento, el PSPV ha logrado superar sus primarias de manera incruenta. Simplemente fijando posiciones.

Supongo que ayuda el hecho de atesorar un inmenso poder institucional que mimar. Debilitar la imagen de un presidente de la Generalitat, de un mandatario de Diputación o de un alcalde podría costarle cargos a medio plazo al partido. Algo que no ocurría en el caso de la cruzada de Pedro Sánchez a nivel nacional y su reconquista del PSOE. Allí había mucho menos que perder.

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