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El plurilingüismo se convierte en una ley que puede reducir el castellano al 25%

Josep Nadal

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Ni el mismo Franco podría seguramente haber imaginado estar tan presente en un debate parlamentario sobre lenguas vernáculas nada menos que 43 años después de su muerte. Y ya ven, lo ha estado por partida doble.

Antes de eso, y para no dejar de lado lo importante, digamos que Les Corts ha aprobado con los votos de los tres partidos de izquierdas y el de los tránsfugas de Ciudadanos la Ley del Plurilingüismo. Esta ley viene a tomar el relevo del polémico decreto suspendido judicialmente y retirado con posterioridad por Conselleria, y el del segundo decreto, previsto sólo para este curso en primero de infantil, y que queda ahora derogado.

La nueva ley establece un mínimo del 25% de las clases en valenciano, otro 25% en castellano, y entre el 15% y el 25% en inglés. Pero uno de sus artículos más polémicos dice que se “promoverá” en los centros sostenidos con fondos públicos que el 50% del tiempo curricular se imparta en valenciano y el 25% en inglés. Lo que deja al castellano en colegios públicos y concertados con sólo un 25%. El sindicato CSIF advierte de que la ley puede conllevar la supresión de unidades y plazas docentes a medio plazo.

El PP ha reaccionado asegurando que “esto es el “procés” valenciano y no les quepa duda de que vamos a frenarlo ante de que sea demasiado tarde”.

Ana Besalduch (PSPV) ha asegurado que la ley “respeta la realidad sociolingüística de cada centro” y ha animado al PP a acudir a los tribunales si lo estima oportuno porque “esta ley no impone absolutamente nada”.

Para Compromís, en palabras de Josep Nadal, esta ley supone “un paso de gigante”en la educación valenciana tras décadas en las que la sociedad “aún arrastra muchos de los dogmas que impuso el franquismo, uno de ellos el monolingüismo en la escuela, la calle, el trabajo o los medios de comunicación”.

Tanto Ciudadanos como el PP no han dudado en calificar esta ley como “nacionalista”. La popular Beatriz Gascó no ha resistido la tentación, y también ha sacado a pasear a Franco al proclamar que “van a imponer un modelo único, su modelo de libertad” con la recuperación “de ese monolingüismo franquista”. “Es una dictadura lingüística”, ha rematado Gascó.

Mercedes Ventura, de Ciudadanos, ha calificado la ley de “tercer intento de aplicar la ideología lingüística en las aulas” y ha alertado de que se mantengan “los viejos errores de la imposición lingüística que sólo nos ha llevado a un conflicto entre valencianos, y a la autonomía vecina al odio”.

César Jiménez (Podemos) ha reprochado a PP y C's que “no hacen ningún favor los partidos que relacionan el aprendizaje de lenguas con el nacionalismo”.

Movilizaciones

La aprobación de la ley del Plurilingüismo ya está provocando algunas reacciones en la sociedad civil. El sindicato CSIF ha lamentado que no se haya atendido su petición para que “los centros tengan la posibilidad de optar por dos líneas, de manera que puedan convivir perfectamente una con más horas en valenciano y otra con más en castellano” porque “hubiera dado más opciones a las familias para matricular a sus hijos en la línea que consideren adecuada sin verse obligadas a cambiar de centro”.

Por su parte en Foro por el Derecho a Elegir Lengua Vehicular ha iniciado desde Alicante una campaña de recogida de firmas contra la ley del plurilingüismo en “Change.org” y anuncia otras medidas de presión. Rechaza “la imposición del valenciano y que las lenguas se conviertan en una traba lingüística, primando más el conocimiento a una lengua que la competencia profesional”. En apenas unas horas de campaña ya ha superado las 20.000 firmas.

Por su parte, el presidente de la Coordinadora d'Entitats Culturals del Regne de Valencia, Juan García Sentandreu, ha anunciado la interposición "inmediata" de un recurso contencioso-administrativo contra la nueva ley de plurilingüismo

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